Ventajas y beneficios de la economía circular: ventajas para la sociedad
Ventajas y beneficios de la economía circular: ventajas para la sociedad
III – VENTAJAS DE LA ECONOMÍA CIRCULAR PARA LA SOCIEDAD Y PARA LOS CIUDADANOS
Son especialmente relevantes las ventajas que aporta la adopción de la Circularidad a la sociedad civil en general, y a los ciudadanos en particular. Destacan entre ellas los beneficios generados en cuatro áreas que son esenciales a la hora de estimular a las personas a adoptar hábitos y actitudes de consumo alineados con los principios de la sostenibilidad y de la seguridad.
1 – INCREMENTO DE LA RENTA DISPONIBLE
El análisis responsable de tres de los sectores más importantes para la sociedad: movilidad, alimentación y entorno de la edificación, permite llegar a la conclusión de que el desarrollo económico circular puede incrementar de modo significativo la renta disponible de una familia media, como resultado de la reducción del coste de los correspondientes productos y servicios, y de la conversión de tiempo improductivo en productivo. Este hecho se hace patente si se tiene en cuenta, por ejemplo, la reducción de los costes derivados de la pérdida de tiempo en desplazamientos ocasionada por la congestión del tráfico, el ahorro generado por la racionalización de las explotaciones agrícolas, la optimización de la logística y el almacenaje de alimentos, y la adopción de técnicas de edificación sostenible.
2 – AUMENTO DE LA CALIDAD Y REDUCCIÓN DEL PRECIO DE PRODUCTOS Y SERVICIOS
La mejor calidad y el mayor beneficio económico para los ciudadanos pueden obtenerse aprovechando la superior relación calidad / precio que ofrecen los modelos circulares. Las opciones de elección por parte de los ciudadanos aumentan, ya que las empresas ofrecen la posibilidad de personalizar los productos o servicios para satisfacer mejor las necesidades “reales” de los clientes, estimulando la mejor adaptación de la oferta a una demanda más objetiva, y reduciendo los impulsos que llevan a la compra compulsiva.
3 – REDUCCIÓN DE LA OBSOLESCENCIA
Los productos diseñados y fabricados para durar o para ser reutilizados una y otra vez repercuten en el presupuesto de los ciudadanos y en su calidad de vida. Si las personas tienen la oportunidad de eludir la obsolescencia, podrán reducir considerablemente los costes totales de propiedad, y dispondrán de mayor comodidad, ya que no estarán sometidos a adquirir productos y artículos sujetos a su posterior reparación, eliminación o devolución. En este sentido, resulta esencial diseñar productos y materiales procurando maximizar y optimizar su ciclo de vida útil.
4 – MEJORAS EN PREVENCIÓN, SEGURIDAD, SALUD PERSONAL Y CALIDAD AMBIENTAL
Es un hecho que la contaminación del aire y del agua, la deficiente gestión de residuos y de los recursos hídricos, el vertido incontrolado de aguas residuales y la carencia de infraestructuras y servicios de saneamiento y potabilización adecuados, favorecen la dispersión de agentes contaminantes, a la vez que constituyen factores de riesgo para la salud y el bienestar de la población. La contaminación atmosférica provoca en Europa más de 450.000 muertes al año, diez veces más que los accidentes de tráfico, y es la principal causa de enfermedades respiratorias y muertes prematuras, motivo por el cual la Comisión Europea fija límites estrictos a la hora de controlar las emisiones de los principales agentes contaminantes del aire: dióxido de azufre, amoníaco, compuestos orgánicos volátiles, óxidos de nitrógeno y partículas finas. Las medidas de control van igualmente encaminadas a mejorar la calidad de los ecosistemas y a reducir los agentes causantes del calentamiento global y del cambio climático.
Es igualmente evidente que el deterioro del paisaje y del ambiente físico, manifestado como consecuencia de la degradación de bosques, lagos y cuencas hidrográficas, y el impacto visual que genera la gestión deficiente e incontrolada de residuos, son también fenómenos que erosionan considerablemente la salud ambiental, así como el bienestar y el estado emocional de las personas.
La realidad se muestra cada vez más compleja e incierta. Los efectos del cambio climático, la necesaria transición hacia una economía baja en carbono, las innovaciones tecnológicas y de los procesos de producción, el crecimiento demográfico o los cambios en los modelos de consumo, provocan situaciones que causan impacto social y riesgo de profundas desigualdades. Pero también hay que reconocer que hoy en día se dispone de herramientas que permiten evitar, o al menos controlar de modo eficaz, estos y otros problemas y agresiones, que, en caso contrario, pueden poner en entredicho la posibilidad de garantizar un ambiente sostenible y acogedor para la sociedad.
Teniendo en cuenta las implicaciones y consecuencias que tiene para la seguridad, la salud y el medio ambiente, la gestión integral de la prevención adquiere especial relevancia y trascendencia, tanto desde el punto de vista técnico, como social y económico. Se trata de un asunto que debe asumirse con profesionalidad en cualquier sector de actividad, con visión estratégica, enfocado hacia el logro de la eficiencia en medios y de la eficacia en resultados, respetando los principios básicos de la sostenibilidad. Por otro lado, modificar las tendencias y características del crecimiento y de los hábitos de consumo constituye un requisito indispensable para establecer las adecuadas condiciones de vida en un planeta más equitativo, estable y respetuoso con el entorno natural. La complejidad del universo contemporáneo, la globalización, la interdependencia de los sistemas económicos, y los consecuentes impactos sobre la sociedad, refuerzan la idea del desarrollo sostenible como única respuesta a estos desafíos.
En similar sentido se han de tener en cuenta otros aspectos de naturaleza personal que condicionan hoy en día las actitudes y el comportamiento de la sociedad civil cuando se habla de prevención. La evolución cultural, el auge de los medios de información y comunicación, y el imparable proceso de consolidación del “estado de bienestar”, configuran un perfil de ciudadano cada vez más exigente en cuanto atañe a “calidad”, en el sentido más amplio del término. Y el término “prevención” adquiere su máximo significado cuando la sociedad reivindica, con fundamentada autoridad moral, exigencias asociadas a los conceptos de seguridad, salud e higiene ambiental. Son frecuentes las exigencias que se manifiestan cuando los ciudadanos intentan ejercer sus derechos en este ámbito a través de las organizaciones sindicales, los comités de empresa o los medios de comunicación.
La preocupación y la sensibilidad de la sociedad en relación con la seguridad y la prevención de riesgos generan una creciente demanda de recursos y servicios especializados en este terreno. Alcanzar, y luego mantener, niveles óptimos en materia de seguridad e higiene ambiental, ha de ser el objetivo fundamental de la prevención. Es sobre la base de esta premisa que se ha de proyectar cualquier estrategia de prevención basada en los principios de la economía circular. Este principio se ha de aplicar de modo transversal y en el sentido más amplio del término, es decir, el de la prevención dirigida no solo al individuo en su entorno inmediato de vida y trabajo, sino también al ámbito de la gestión sostenible de todos los recursos del planeta.
La economía circular, utilizada como herramienta de prevención, puede generar considerables ventajas, tanto desde el punto de vista económico, como del medio ambiente, de la higiene y de la salud pública. Esta afirmación no es una simple declaración de intenciones idealistas, ni la expresión de una utopía, sino una constatación basada en argumentos objetivos producto de iniciativas innovadoras que ya han demostrado sus frutos en la práctica.