¿Los parques infantiles son útiles para la educación vial?

¿Los parques infantiles son útiles para la educación vial?

Es indiscutible que, para lograr ciudadanos comprometidos con las buenas prácticas en seguridad vial, resulta indispensable comenzar a formarlos, si buera posible desde su nacimiento, pues los usos y costumbres que más se conservan, son los aprehendidos en los primeros años de vida.
12 July 2022

Hasta el ingreso a las instituciones educativas, la responsabilidad de la formación recae sobre el núcleo familiar, el que empieza a forjar los hábitos seguros, tales como no jugar en la calle o solo cruzarla en la compañía de un mayor o la inconveniencia de viajar en un automóvil sin contar con un sistema adecuado de retención infantil.

Cuando el niño se incorpora a las instituciones educativas, comienza otra gran oportunidad para que cada año se refuercen los aprendizajes adquiridos en la familia y se incorporen progresivamente otros que pueden ser transmitidos por los docentes, quiénes son los especialistas pedagógicos para que el bagaje de comportamientos y buenas prácticas seguras, se incorporen definitivamente en la vida de los pequeños.

 Desde hace muchos años, comenzaron a crearse parques infantiles destinados a reforzar el aprendizaje vial de los niños, con propuestas lúdicas tendientes a que los pequeños experimenten la convivencia vial.  Estos espacios, habitualmente están a cargo de funcionarios de las áreas de tránsito de municipios o fuerzas policiales vinculados al control de la vía pública.

En esos espacios se representan miniciudades, poniendo el énfasis en situaciones habituales del tránsito, a efectos que los niños puedan visualizarlas y así adquirir conocimientos prácticos sobre los comportamientos adecuados a las distintas situaciones que se pretenden recrear.

He tenido la oportunidad de recorrer distintos parques infantiles destinados a la formación vial de niños en Europa e Iberoamérica, encontrando en mis visitas muchas similitudes en sus propuestas y también, como una conclusión personal, muchas cuestiones que deberían replantearse desde la propuesta didáctica, fundamentalmente si el objetivo de la iniciativa es formar paradigmas en los comportamientos viales de los futuros usuarios frecuentes de las vías.

Esta visión, me llevó a plantear desde la formación profesional en seguridad vial y la práctica docente desarrollada desde hace más de 30 años, cuáles serían las características que serían aconsejables que se tuvieran en cuenta, al diseñarse este tipo de emprendimientos.  A saber:

1) Que en su concepción y desarrollo se amalgamen:

  • Los conocimientos técnicos más actualizados que provienen de la seguridad vial;
  • Las mejores estrategias pedagógicas que posibiliten que esos contenidos sean fácilmente comprensibles y adecuados a la edad de los asistentes;
  • El espíritu lúdico canalizado en juegos temáticos que hagan disfrutar al niño de actividades que al mismo tiempo le dejen enseñanzas invalorables en materia de seguridad en sus desplazamientos.

2) Que el diseño de la infraestructura represente una ciudad real en miniatura, sin descuidar las medidas de seguridad física para los asistentes.  En ella se deben priorizar las situaciones que involucren fundamentalmente a peatones, pasajeros o transportados y ciclistas, que son los únicos roles que puede desarrollar un niño hasta los 12 años, evitando la conducción de automotores que no es una actividad que puedan representarse a su edad;

3) Que el equipo técnico del parque tenga una buena formación en seguridad vial, pero principalmente en educación, ya que el éxito de la propuesta dependerá de la capacidad para enseñar, convencer y motivar a los niños, lo que es muy difícil lograr solo con conocimiento y práctica en seguridad vial;

4) Que existan distintas propuestas, según la edad de los asistentes o los roles que se quieren trabajar (peatón, pasajero o ciclista) y que también se tenga en cuenta las características de la institución educativa que realiza la visita (escuelas urbanas, rurales o para niños con discapacidades, etc.). La formación vial no puede ser la misma para la realidad y los intereses de un niño de 5 años que para uno de 12, tampoco si proviene de un entorno urbano o en cambio, ocurre en un ámbito rural;

5) Que la bicicleta sea el vehículo que pueden conducir en sus visitas, pues constituye la única modalidad que podrían utilizar en la vía pública por su edad.  Ello también constituye un mensaje coherente, pues estimula aprendizajes reales de conducción segura de un vehículo que les está permitido utilizar en la vida real;

6) Que el material técnico de apoyo (textos, imágenes, videos) que se utilicen en el desarrollo de las distintas visitas, haya sido desarrollado por el propio equipo docente, pues así se aprovecha sus experiencias prácticas, su pertinencia a la propuesta educativa y con ello su eficacia.  Además se asegura su permanente actualización y adaptación a los cambios que la seguridad vial en forma dinámica plantea en forma permanente;

 7) Que la señalización vial (horizontal y vertical) que se utilice en la miniciudad sea, en cuanto a su contenido, formato y ubicación, un fiel reflejo de la realidad vial que intentan transmitir, aunque adaptada en su tamaño.  No sería aconsejable incorporar imágenes infantiles o ajenas al tránsito o solo colocarlas sin una vinculación real a las situaciones que pretenden informar o imponer;

 8) Que, en el desarrollo de cada visita, los docentes que acompañen a los niños también participen activamente de la capacitación, pues resulta de gran importancia que adquieran también información y buenas prácticas que permita darle continuidad y coherencia a la formación vial recibida;

 9) Que, al diseñar estos parques, no se piense solamente en la construcción de una pista o miniciudad, sino que también se considere indispensable disponer de aulas para darle entidad al proceso educativo, pues allí sería el lugar en donde deberían desarrollarse, con todas las nuevas tecnologías visuales, los contenidos más importantes de la visita;

10) Que el equipo docente nunca permita que decaiga el espíritu del cambio permanente, el compromiso con la innovación constante y el aprendizaje basado en los errores y también en las opiniones de sus visitantes. Para ello es recomendable que todos los visitantes, voluntaria y anónimamente, puedan brindar su opinión de la visita realizada y aportar sugerencias de cambios o mejoras.

Estos principios fueron desarrollados en una experiencia realizada en Argentina, en la ciudad de Sunchales, Provincia de Santa Fe, en donde la Fundación Grupo Sancor Seguros creó el Parque Temático de Educación Vial, destinado a niños entre 5 y 12 años, el cual pueden visitar desde cualquier lugar del país e incluso del exterior.

Este espacio fue inaugurado el 5 de octubre de 2010 y cuenta con un equipo constituido por ocho docentes -tres de nivel inicial, cuatro de nivel primario y un docente con experiencia en discapacidad- y el suscripto, quién actúa como coordinador técnico.

Después de doce años de desarrollo del Parque Vial, entendemos que esta experiencia educativa innovadora se ha consolidado, participando activamente en la formación vial de niños de la región y el país, transmitiendo los buenos hábitos seguros para circular por la vía pública. 

 Incluso la pandemia del Covid 19 no detuvo su desarrollo, pues ante el aislamiento, se trabajó en una plataforma para posibilitar visitas virtuales a la miniciudad, lo que derribó las fronteras físicas de esta propuesta y permitió compartir sin importar distancias, la experiencia educativa.

Cómo hemos dicho en otras oportunidades, la seguridad vial necesita para consolidarse y así lograr disminuir los siniestros de tránsito, de una educación vial profesional, que aplique las mejores prácticas pedagógicas para visibilizar los riesgos del tránsito y formar en las mejores prácticas para prevenirlos.

        

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