USAIN BOLT: El barómetro de los límites humanos

USAIN BOLT: El barómetro de los límites humanos

Los atletas grandes velocistas en distancias cortas son el máximo exponente de las limitadas posibilidades del ser humano en rebasar unas cotas físicamente medibles pero necesariamente imposibles de rebasar. Usain Bolt, Karl Lewis, Jesse Owens….han ido avanzando en sus records y prestaciones pero en un marco del orden de los 36 Kms/h. Lejos de las velocidades que alcanzan los vehículos a motor. La retirada de Bolt, meditada, oportuna, nos ha dejado la sensación de misión cumplida... pero también de que incluso los iconos de perfección morfológica, fisiológica y mental tienen sus límites. Unos límites que además esconden las reacciones de los humanos cuando les facilitas instrumentos de potencia, fuerza y aceleración.
13 Septiembre 2017

No. Es evidente que los recordmans de velocidad en los 100 metros lisos no son lideres precisamente de seguridad vial peatonal porque compiten en circuito cerrado sin riesgos de atropello. Pero nos abren los ojos a quienes buscamos las causas de los comportamientos de los conductores con “zapato de plomo” que gozan de apretar el acelerador sin contemplaciones rebasando los límites de velocidad establecidos en las vías públicas sin atender los riesgos inherentes a los excesos de velocidad o a las velocidades inadecuadas.

Recorrer los 100 metros en 10 segundos supone una velocidad media de 10 metros por segundo que corresponden a los 36 Kms/h. Cierto que los velocistas parten de velocidad cero y es entonces necesario que en los metros finales puedan superar los 40 Kms/h que es la velocidad a la que un vehículo de turismo con la marcha directa puesta, se le cala el motor por insuficiente.

Siempre creí que nunca se podría batir la marca de 9,81 segundos en recorrer los 100 metros entre otras cosas porque 9,81 metros por segundo en cada segundo es el valor de la aceleración de la gravedad que es la que debe de superar el corredor en cada paso que da, independientemente de que la componente de cálculo sea horizontal o vertical. Aunque se corra en recto la zancada debe de vencer la gravedad en su perpendicular. Cuando el record del mundo bajó los 9,81 segundos me esforcé en encontrar una explicación a esa superación de los límites físicos que nos demostró Isaac Newton. Las zapatillas flexibles que proyectan hacia arriba los pies, la pista de tartán cuya elasticidad puede ejercer una fuerza de reacción en los músculos del atleta, el nivel de oxígeno en la sangre que puede repercutir en unas pulsaciones del corazón extraordinarias,… nunca fueron razones suficientes…. Pero cada vez más los atletas punteros se acercan más a los 9,5 segundos en los 100 metros casi contra las leyes naturales.

El ser humano al límite es velozmente muy inferior a las prestaciones que puede otorgar el sencillo esfuerzo  de apretar el acelerador con el pie cómodamente sentado al volante del vehículo. Y aunque ello no debe de ser necesariamente causa efecto de los comportamientos de excesos de velocidad en la conducción de vehículos a motor en la vía pública, los más expertos psicólogos nos insisten en que la causa principal de los arriesgados excesos de velocidad es la multiplicación del poder, la fuerza y la energía que los mecanismos del motor otorgan al conductor, consciente de sus paupérrimas prestaciones en sus máximos esfuerzos.

No podremos esperar a que nuestros campeones de la humanidad recorran los 100 metros en 5 segundos que querría decir que habrían alcanzado la velocidad de 72 Kms/h. que quizás nos acercara a velocidades mas automovilísticas. Así que no queda otro remedio que reconocer nuestro fracaso como competidores peatones frente a nuestros amigos conductores pero recordándoles que no existe aun la Olimpiada que en las calles pares del hectómetro del estadio estén los velocistas humanos y en las calles impares otros competidores con vehículo a motor. Tendrían tiempo a colocar la tercera marcha en 100 metros?. Pero no se trata aquí en ver quien llega primero a la cinta de la meta, Bolt sería capaz, sino en poder comprender entre todos que nuestras limitaciones físicas pueden generar adrenalina productora de extasis psicológicos tendentes al exceso de velocidad.

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