Escuelas: movilidad y seguridad vial

Escuelas: movilidad y seguridad vial

La seguridad vial está presente en muchas esferas de nuestra vida cotidiana. Buen ejemplo de ello son las aventuras con las que nos encontramos a diario en el camino hacia las escuelas de nuestros hijos. ¿Nos resulta familiar? Seguro que sí!
22 Octubre 2014

Cuando hablamos de movilidad o de seguridad vial, nos viene a la cabeza la imagen de una autopista, vehículos, desplazamientos de larga distancia…

Hay situaciones cotidianas que están más relacionadas con la movilidad de lo que nos pensamos. Ejemplo de ello, son los desplazamientos que realizamos a diario para ir o volver al colegio de nuestros hijos. Seguro que las colas y atascos enfrente de los centros educativos, el viacrucis de aparcar en hora punta, el temor por la seguridad de nuestros pequeños al bajar de los vehículos, el modo de afrontar esta situación entre las familias que conviven en ese medio… nos suena familiar.

En este entorno, muchas escuelas han decidido poner fin a estas situaciones incómodas, y a crear un sistema eficaz, seguro y eficiente para que niños y padres podamos acceder a las instalaciones sin que ello termine en una pesadilla.

Para ello, es importante que los centros escolares realicen un estudio o plan de movilidad, basado en información transmitida por las propias familias sobre su movilidad: accesos, horarios según ciclos educativos, número de hijos y desplazamientos por familia, las diversas opciones de desplazamientos de las que gozan las familias, las distancias recorridas para acceder al centro, las calles de acceso (única vía o más…)

Todo ello, puede lograrse a través de encuestas lo suficientemente amplias como para que permitan reflejar la realidad de las escuelas. Es decir, un muestreo fehaciente que posibilite hallar aquellas medidas ajustadas a las necesidades reales de las escuelas.

El principal colectivo escolar afectado por los efectos de la movilidad, es el de las familias con hijos en el ciclo de infantil y de primaria, por ser los que gozan de menor grado de autonomía y por ende, los que requieren de la ayuda de un adulto. Habitualmente este colectivo es tratado de manera especial por los centros. A sensu contrario, los alumnos de entre 16 y 18 años que cursan Bachillerato suelen acudir solos al colegio.

Otro factor a tener en cuenta en cuanto a movilidad, es el número de desplazamientos diarios que realizan las familias, que van de dos a cuatro diarios, en función del uso del servicio de comedor.

Asimismo, en la mayoría de colegios, la franja horaria de mayor actividad se centra de 8:30 a 9:00h, siendo ésta más concurrida o “destacable” que los desplazamientos para recoger a los pequeños por la tarde. En especial las 9:00h acostumbra a ser la hora punta de acceso.

Por otra parte, otro aspecto a tener presente, es que muchas familias utilizan el vehículo privado como medio de transporte habitual, dado que después de dejar a sus hijos lo necesitan para ir a trabajar, o bien es su único medio posible, o simplemente por comodidad. Ello implica que el porcentaje mayormente empleado por los padres para estacionar es de aproximadamente 10 minutos.

Vista a grosso modo la problemática existente en cuanto a seguridad vial en los colegios, cabe ahora centrarnos en posibles soluciones. Existen múltiples posibilidades y medidas a adoptar para mejorar la movilidad de los desplazamientos en las escuelas. Evidentemente cada centro tiene sus características (en el centro de la ciudad, en las afueras, con único acceso  peatonal o mediante vehículo privado, con transporte público cercano o transporte escolar adaptado…), si bien, siempre encontraremos una solución para pada caso.

Una medida muy eficaz y segura, es la de dotar a la gestión de la entrada y salida de un alto grado de flexibilidad. Es decir, el hecho de que la entrada y salida al centro sea con un horario flexible en función del ciclo escolar, y que éste sea correlativo a los mismos (por ejemplo, siguiendo el orden de entrada de bachillerato, ESO, primaria y finalmente infantil), es una medida sin coste que permite el acceso repartido de los alumnos a los centros.

Esta medida mejora sensiblemente, si en el centro existe la viabilidad de tener un acceso separado de entrada y otro de salida para los vehículos, puesto que permite tanto que los alumnos bajen del coche a unas instalaciones protegidas (lo que aumenta la sensación de protección de los padres), como que monitores o voluntarios ayuden a los más pequeños en su camino hasta el aula o zona habilitada del colegio.

Ello puede suponer un descenso más que considerable en cuanto al tiempo de dedicación, pues si aparcar y bajar al alumno comporta unos diez minutos, este sistema puede llegar a tener una duración de un minuto o menos.

En este punto, debemos tener presente que muchos padres no bajan del vehículo, sino que estacionan, delante o muy cerca del colegio, para que baje o suba el alumno, sin dejarlo en el interior de las instalaciones. Este factor hace que algunos padres se decanten por el método de aparcar aunque sea no hacerlo correctamente, sólo para tener la seguridad de dejar a sus hijos dentro del centro escolar.

Otra solución, es habilitar un parking cercano del colegio para que las familias puedan estacionar correctamente evitando atascos, o bien negociar con parkings precios especiales o bonos para los padres.

El transporte escolar también juega un papel importante, especialmente en aquellos colegios que se encuentran situados fuera del núcleo urbano, pues en muchas ocasiones, si éste es bien gestionado, puede llegar a ser el principal medio de acceso de los alumnos al centro educativo. Por ejemplo, recomendamos que los precios se ajusten al uso de las familias y que los trayectos se establezcan en función de las viviendas de las familias (pues puede darse el caso de que se realicen hasta el centro de la localidad, siendo éste el lugar donde se encuentre el menor número de alumnos.)

Por otro lado, es muy importante favorecer la comunicación entre las familias, pues más a menudo de lo que pueda parecer, muchas de ellas viven cerca sin saberlo. El actual uso de las nuevas tecnologías, es algo que puede redundar en una mejora del carpooling o uso del vehículo privado compartido. La web del colegio, formar un grupo para padres de un aula…

Como medida para favorecer la movilidad a o desde los colegios, también encontramos el transporte público, pues esta es una buena opción si los horarios y las rutas son compatibles y se encuentran cerca de la residencia familiar.

En último lugar, no debemos descartar llevar a pie a los menores, el servicio lanzadera con monitor, el uso de la bicicleta, la negociación con otras escuelas  o centros educativos cercanos para compartir transporte público con las mismas, etc.

Todo ello, sin dejar de considerar el gran papel que en cuanto a la movilidad y a la seguridad de nuestros pequeños, ostenta la buena actitud de los padres. No olvidemos que nos encontramos en una sociedad en general, y en concreto en la comunidad del colegio de nuestros hijos, por lo que una buena actitud no simplemente favorece al bien de todos, sino que les sirve de ejemplo. Si estamos sensibilizados con la seguridad vial, actuaremos en consecuencia y respetaremos las señales, aparcaremos correctamente, nuestros hijos accederán de manera más segura a las escuelas, estaremos más organizados y en definitiva, disminuiremos el grado de estrés, lo que hoy en día es una gran noticia!

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