Estrés en positivo: la gestión del estrés laboral
Estrés en positivo: la gestión del estrés laboral
La mayoría de personas que reflexionan sobre el afrontamiento del estrés, lo hacen bajo el prisma de la connotación negativa. El hecho de hablar de afrontamiento contempla, de forma implícita, que el estrés es perjudicial y que por lo tanto hay que llevar a cabo algún tipo de acción para eliminarlo.
Esta visión, aunque no es errónea si es sesgada. Existe un estrés que podemos llamar positivo y que nos ayuda a superar los retos que la persona se encuentra en su día a día. Por lo tanto, atendiendo a lo comentado, es más adecuado hablar de la gestión del estrés en lugar de su afrontamiento, por ser un concepto más amplio, englobando todo tipo acciones, correctivas y preventivas.
El estrés debe entenderse como una respuesta adaptativa del organismo ante situaciones percibidas como amenazantes con la finalidad de salir victoriosos de ellas. El organismo, ante la alarma de la situación percibida como peligrosa, reacciona desde el punto de vista fisiológico, conductual y psicológico para eliminar la amenaza, bien huyendo de ésta o afrontándola. Por lo tanto, el estrés es una respuesta de supervivencia del ser humano. El estrés es positivo y necesario para el ser humano.
¿Cuándo el estrés puede considerarse negativo?
En nuestra sociedad actual, concretamente en el mundo laboral, percibimos muchas situaciones como amenazantes (sobrecarga de trabajo, falta de autonomía, falta de tiempo, etc.), debido a que creemos, de forma errónea o correcta, que nuestra capacidad de respuesta no está acorde con la demanda laboral.
Es justo, este desequilibrio entre demanda de la tarea y capacidad de respuesta, el estímulo percibido como amenazante y por lo tanto el que puede (y repito) puede, generar estrés laboral desde una visión negativa en el trabajador/individuo.
¿Por qué unas situaciones estresan a unos trabajadores y a otros no? ¿Por qué unas situaciones que en el pasado no fueron fuente de estrés en el presente si lo son?
El estrés es un constructo complejo, y en él intervienen una serie de factores que lo modulan o potencian:
-Existen factores individuales (Personalidad tipo A, locus de control, extroversión/introversión, etc.)
-Factores relacionados con el trabajo (estilo de liderazgo, organización de tareas, etc.)
-Factores relacionados con la familia y el medio social que rodea al trabajador.
Estos factores, interactúan entre ellos dando como resultando situaciones más o menos estresantes totalmente distintas, dependiendo del trabajador/persona, de la organización y de cuando ocurren.
¿Cómo gestionar el estrés laboral?
El estrés puede gestionarse llevando a cabo estrategias que ayuden su afrontamiento, mejorando su control y reduciendo las demandas que genera. Acciones por parte del trabajador que le conllevan esfuerzos cognitivos o comportamentales dirigidos directamente al problema, a la emoción que genera el problema o bien a su valoración. Si se trata de estrés laboral, además de este esfuerzo individual debe intervenir la empresa para obtener un resultado exitoso.
En la gestión del estrés laboral, es de vital importancia la implicación de la empresa llevando a cabo acciones como:
1.Realizar un análisis de todos los puestos de trabajo sobre el tipo y el nivel de exigencias cognitivas, conductuales y emocionales que conllevan.
2.Considerar los tiempos de trabajo necesarios para cada tarea. En la organización de las tareas debe considerarse la cantidad y calidad de trabajos exigidos así como los periodos de descanso necesarios.
3.Priorizar la autonomía del trabajador. Dar la oportunidad de que éste se gestione, se planifique y se organice su trabajo.
4.Considerar la carga de trabajo valorando la dificultad de la tareas, así como el nivel de atención y presión de tiempo exigido.
5.Examinar el contenido de las tareas considerando si éstas son monótonas o variadas, acordes con las capacidades del trabajador, etc.
6.Participación de los trabajadores en aspectos que les repercute directamente, como puede ser la organización de sus tareas.
7.Preguntarse que nivel y que tipo control exigen los responsables directos de sus trabajadores a cargo.
8.Llevar a cabo una correcta descripción de los puestos de trabajo y traspasar esta información al trabajador que ocupa el puesto, con la finalidad de evitar ambigüedades o incongruencias entre tareas y/o exigencias requeridas.
9.Consideración por el bienestar psicológico y social del trabajador. Por un lado, presentando interés por la plantilla, por ejemplo preocupándose por su adaptación, por su nivel de aprendizaje, por su capacitación o promoción interna. Y por el otro, dando el apoyo social necesario que actuará como un factor amortiguador del estrés laboral.
Estas acciones fomentan y garantizan el equilibrio del binomio antes expuesto: exigencia de la tareas versus capacidad de respuesta del trabajador.
Egarsat, como mutua de accidentes laborales, concienciada y comprometida, en su labor de promover la prevención de riesgos laborales, entre sus mutualistas, ofrece jornadas de sensibilización sobre el afrontamiento del estés laboral cuyo objetivo reside en que las empresas, sus mandos intermedios y sus trabajadores conozcan qué aspectos laborales influyen en la generación del estrés, su afectación en la salud, y que estrategias llevar a cabo como medida preventiva.