ALAN WISNER: la dura tarea de los ergónomos
ALAN WISNER: la dura tarea de los ergónomos
Cuando el sistema preventivo de un país consigue controlar las puntas de accidentalidad y mortalidad de tráfico de los clásicos escenarios de las noches de fin de semana y de las operaciones salida y retorno vacacionales mediante las medidas de divulgación y control convenientes, aparecen sistemáticamente las causas generales más escondidas en el comportamiento de la masa general y cotidiana de conductores y que no es otra que aquella que cada día realiza lo que se viene a llamar la “movilidad obligada” que es aquella que, si no se hace con transporte público, se ve irremediablemente a ser realizada como desplazamiento particular, y casi siempre con vehículo a motor si el destino es suficientemente lejano.
En las economías productivas la movilidad obligada mayoritaria es la producida por motivos laborales y es en ese tipo de movimientos y en los períodos de uso del vehículo a motor cuando se detecta la producción de una gran cantidad de accidentes de circulación, que en muchos países son considerados accidentes de trabajo pero que normalmente no son afrontados por los responsables de prevención de las empresas que los ven como un campo ajeno a sus centros de trabajo.
Hay muchas empresas cuyos trabajadores desarrollan su tarea preferentemente sobre la vía pública conduciendo vehículos de motor. Y resulta paradójico que esas empresas al presentar sus planes de evaluación de riesgos laborales lo hagan refiriéndose solo a los centros de trabajo donde tienen sus oficinas o sus almacenes, dejando sin estudio y sin mención aquellos puestos de trabajo que originan una mayor y más grave accidentalidad cuales son los de la conducción de vehículos sobre la vía pública, una tarea que no solamente no es evaluada sino, en muchos casos, ni tan siquiera considerada. Es un aspecto que, evidentemente, tarde o temprano, habrá que abordar.
Sería sumamente limitado, de otra parte, hacer un planteamiento de análisis de los riesgos viales dedicado exclusivamente a las empresas de transporte de mercancías o de viajeros por carretera, aunque ellas constituyen el sector por excelencia cuyo centro de trabajo con mayor riesgo es la vía pública y el lugar de trabajo, el habitáculo del vehículo. Esa consideración, en la práctica, frecuentemente se confunde con una sola modalidad del transporte por carretera cual es el transporte de mercancías peligrosas, única modalidad que ha conseguido una especial consideración a nivel europeo con la creación de la figura del Consejero de Seguridad, no ampliado por el momento al transporte de las demás mercancías.
No sería adecuado trazar las líneas generales de una evaluación de riesgos viales que no pudiera aplicarse, además del puesto de trabajo del conductor de camión o de autocar o autobús, a los taxistas, tractoristas, conductores de maquinaria especial, distribuidores, repartidores, mensajeros e incluso agentes comerciales, todo ello sin menoscabo de llegar a ampliarlo o a concretarlo aun más a los conductores de vehículos de servicio público urgente o especial como bomberos, policía o ambulancias, o a los que trabajan en la obra civil de construcción, mantenimiento, explotación o gestión de vías públicas, sean privadas como las autopistas de peaje o públicas como las carreteras o calles convencionales, sin olvidar finalmente a aquellos trabajadores que están vinculados a la formación o examen de los aspirantes a la obtención del permiso de conducir como los profesores de autoescuela o de formación vial o incluso los propios examinadores de conducir.
Todas las empresas, en cualquier caso, tienen una parte permanente de riesgo vial en lo que se refiere a los riesgos de accidente “in itinere” que, cabe recordar es la modalidad de accidente mortal más frecuente entre los accidentes laborales.
Si se quiere hacer un estudio completo de evaluación de riesgos viales está en incardinar el modelo anterior en las 4 especialidades de la prevención de riesgos laborales, distinguiendo: Seguridad, Higiene, Ergonomía y Psicosociología y Medicina del Trabajo.
Y ahora que se están desarrollando los Planes de Movilidad de empresa observamos la ausencia de la Ergonomía en su tratamiento. De ahí que destaquemos los esfuerzos que Alan Wisner ha venido realizando en la materia específica de la ergonomía postural de los ocupantes del automóvil en su Laboratorio de Fisiología del trabajo en París. Wisner es de los científicos constantes y en alguna medida solitarios que son líderes de seguridad vial porque dominan una parcela que aunque debiera ser preferente siempre se tiende a llevar a remolque de la seguridad e higiene en la que ingenieros y médicos saturan los Planes de prevención con medidas que anulan a las ergonómicas por requerir mayor sofisticación en la investigación y estudio.