Interseccionalidad como Paradigma Teórico en el Análisis de Riesgos Laborales

La interseccionalidad históricamente, ha representado el fruto de distintos y fructíferos debates teóricos que pretenden proporcionar una perspectiva que dé cuenta de la diversidad, la diferencia y los distintos niveles de desigualdad en que las relaciones sociales pueden desenvolverse. En el caso de los riesgos laborales, esta mirada teórica desmonta los esencialismos con que algunos riesgos se han minimizado o invisibilizado, para evidenciar las condiciones laborales que pueden generar en los distintos grupos de trabajadores, vulnerabilidades que no se contemplan unificadas, sino aisladas o no relacionadas. Las posibilidades del daño producido, se mantienen también escindidas de los ejes interseccionales que las originan, construyendo así, desigualdad de condiciones en los espacios y en los cuerpos, para quienes se desarrollan en alguna ocupación específica. La imbricación de las condiciones de raza, género y clase producen vulnerabilidades que al incorporar intersecciones situadas como la ubicación geográfica, el nivel etario o la discapacidad, entre otros, generan espacios de discriminación laboral que el análisis interseccional puede hacer visible para el apoyo de mejores oportunidades de desarrollo.
Main Author: 
SILVIA
OCHOA AYALA
Instituto Politécnico Nacional y DIE CINVESTAV
México
Co-authors: 
Gumersindo David
Fariña López
Instituto Politécnico Nacional
México
Juan Daniel
Vera Olivares
Instituto Politécnico Nacional
México

Introducción

La interseccionalidad históricamente, ha representado el fruto de distintos y fructíferos debates teóricos que pretenden proporcionar una perspectiva que dé cuenta de la diversidad, la diferencia y los distintos niveles de desigualdad en que las relaciones sociales colocan a las personas. En el caso de los riesgos laborales, esta mirada teórica desmonta los esencialismos con que algunos riesgos se han minimizado o invisibilizado, para evidenciar las condiciones laborales que pueden generar en los distintos grupos de trabajadores, vulnerabilidades que no se contemplan unificadas, sino aisladas o no relacionadas. Las posibilidades del daño producido, se mantienen también escindidas de los ejes interseccionales que las originan, construyendo así, desigualdad de condiciones en los espacios y en los cuerpos, para quienes se desarrollan en alguna ocupación específica.

La imbricación de las condiciones de raza, género y clase producen vulnerabilidades que al incorporar intersecciones situadas como la ubicación geográfica, el nivel etario o la discapacidad, entre otros, generan espacios de discriminación laboral que el análisis interseccional puede hacer visible para el apoyo de mejores oportunidades de desarrollo.

El término interseccionalidad tiene sus orígenes en el famoso discurso de Sojourner Truth, ¿Acaso no soy yo una mujer? en 1851 Akron, Ohio, esta mujer afrodescendiente liberada de la esclavitud puso en tela de juicio la opresión que su raza sufría por un lado y por otro la opresión que por ser mujeres también vivían las otras mujeres afrodescendientes. El nombre original de esta activista fue Isabella, nombre que cambió al mantener su militancia en favor de las mujeres afrodescendientes. Es importante hacer notar que la primera sociedad contra la esclavitud fue formada en 1832 por mujeres negras en Salem, Ohio, EUA (Crenshaw, 1989). Aun cuando su lucha fue constante, las mujeres negras no fueron partícipes de la convención anti-esclavitud donde las mujeres blancas defendieron su derecho al sufragio femenino. Posteriormente a mediados del siglo XX, surgieron posturas académicas que cuestionaron fuertemente la idea unificada del ser humano como universal, auto-referenciado y moderno, siendo el Combahee River Collective en 1977, una de las organizaciones más críticas, también formada por mujeres afrodescendientes, ellas insistieron sobre los diferentes tipos de ejes estructurales (Género, clase y raza) que al entretejerse, daban como resultado opresiones más graves para determinados núcleos de la población. Una importante precisión al análisis interseccional es la consideración de que la imbricación de los distintos ejes no es una sumatoria sino un producto que cualitativamente distinto, produce daños distintos en cada caso.

El término interseccionalidad establecido formalmente como tal, fue “acuñado” por Kimberlé Crenshaw en 1989 (Viveros, 2010). Ella siendo abogada y activista, luchó fuertemente por los derechos de las mujeres afrodescendientes de EUA, involucrándose en distintos casos individuales, colectivos y corporativos, Posteriormente Patricia Hill Collins introduce el concepto matriz de dominación e incorpora elementos que apoyan el análisis de la historia personal y la subjetividad, con lo que abunda la complejidad del proceso interseccional.

Metodología

Interseccionalidad es un paradigma teórico que ha representado de diferentes formas una de ellas es la metáfora que evoca imágenes de intersecciones de caminos, con un número indeterminado o disputado de éstos, dependiendo de los varios usuarios de los términos y de cuántas divisiones sociales son consideradas en el análisis interseccional particular. Esto puede cambiar considerablemente e ir de dos a una amplia cantidad, la problemática de esta metáfora es la reducción hacia un modelo geométrico lineal muy artificial. El término ‘configuraciones’ podría ser usado como una metáfora alternativa, en un intento por enfatizar los hilos fluidamente entretejidos que constituyen la interseccionalidad que en ocasiones es leída como demasiado rígida y fija (Zapata, 2013). Cooper (2004) explica el uso del término ‘dinámicas sociales’, en lugar de interseccionalidad, porque quería que su terminología trazara las formas cambiantes en que las relaciones de desigualdad se unen a varios aspectos de la vida social. Franklin Gil (2014) advierte sobre la utilización de la interseccionalidad como un modelo geométrico-matemático, proponiendo el concepto capullo para hacer hincapié en la complejidad del concepto. Tres de las principales posturas en relación al enfoque de la interseccionalidad deben ser clarificadas aquí. La primera está relacionada con la división que McCall (2005) hace entre aquellos acercamientos a la interseccionalidad que ella llama intercategoriales y aquellos que llama intracategoriales; la segunda está relacionada con las relaciones que deben ser entendidas como existentes entre las diversas categorías interseccionales; y la tercera está relacionada con los límites del enfoque interseccional y por tanto del número de categorías sociales incluidas en el análisis interseccional (Zapata, 2013).

Bourdieu (1997) desarrolló una ‘sociología de la práctica’ que identifica las desigualdades como el resultado de una interacción entre prácticas incorporadas y procesos institucionales que juntos generan desigualdades de largo alcance y de diversos tipos. Su acercamiento está basado en una trinidad conceptual: campo (estructuras fluidas), capital (puede ser movilizado en campos particulares por personas con el habitus apropiado) y habitus (que determina su competencia para participar en los campos). Las acciones de las personas, entonces, están determinadas no por construirse a sí mismas como pertenecientes a una categoría específica, sino por diferenciarse a sí mismas de otros a través de movimientos tácticos y estratégicos dentro del campo (Devine/Savage 2005).

En el acercamiento teórico de Bourdieu esta diferenciación tajante entre los diferentes niveles desaparece, pues el consumo le parece no sólo el efecto de las desigualdades de clase sino también parte de sus construcciones cuando discute los capitales culturales y sociales al mismo tiempo que los económicos. Aunque en sus primeros escritos aún daba prioridad a lo económico, esto tiende a desaparecer en los escritos posteriores. La distribución de las diferentes clases [y fracciones de clases] va desde aquellos que están mejor provistos de capital cultural y económico a aquellos más desprovistos en ambos aspectos. El habitus es la relación entre la capacidad de producir prácticas y trabajos clasificables, y la capacidad de diferenciar y apreciar estas prácticas y productos, procura explicar el proceso por el cual lo social se interioriza en los individuos para dar cuenta de las "concordancias" entre lo subjetivo y las estructuras objetivas. Para Bourdieu, la visión que cada persona tiene de la realidad social se deriva de su posición en este espacio. Ahí es donde el mundo social representado, esto es el espacio del estilo de vida, es constituido y donde tanto las prácticas como los productos se convierten en un sistema de signos distintivos. El habitus es necesidad internalizada y convertida en una disposición que genera prácticas que tienen sentido y percepciones que dan sentido. Diferentes condiciones de existencia producen diferentes habitus (Bourdieu. 1984).

No todas las categorías o ejes de intersección son relevantes en los diversos contextos sociales e históricos particulares y en relación con personas específicas para construir posicionamientos específicos. Al mismo tiempo y entrelazadas, existen ciertas divisiones sociales tales como la situación geográfica, la etapa en el ciclo vital, la etnicidad y la clase que tienden a dar forma a la vida de la mayoría de las personas en la mayoría de las localizaciones sociales, mientras que otras divisiones sociales tales como aquellas relacionadas con la membresía a grupos particulares o estatus de indígena o migrante, tienden a signar a menos personas a nivel global. Sin embargo, para aquellos que son afectados por éstas y otras divisiones sociales, que van desde la discapacidad hasta ser migrante son cruciales y necesitan del activismo para hacerlas visibles. Este es, por tanto, un caso en que el reconocimiento es de crucial importancia política.

La interseccionalidad permite visibilizar estas vulnerabilidades que se proyectan en muchos sentidos dentro de la dinámica social, en las diversas instituciones se construyen campos, capitales simbólicos y habitus. El trabajo como ámbito social que también construye sus propios habitus, es un lugar desde el cual, la interseccionalidad puede apoyar la lectura de su dinámica.

Los riesgos laborales son multifactoriales, implican una serie de factores donde es difícil jerarquizar la relevancia de unos sobre otros, pero también se torna “fácil” proporcionar explicaciones simplistas unicausales y naturalizadoras, sin embargo, al analizar con mayor detalle las condiciones de las y los trabajadores, se encuentran ejes que ubican desigualdades importantes para considerar en el ejercicio laboral, algo importante a señalar es que la interseccionalidad no es una aproximación que busque ubicar desigualdades para marginalizar aún más a determinados grupos, lo que se propone es la prevención que puede contemplar problemáticas que pueden ser evitadas, aminoradas, atendiendo a la opresión múltiple y simultánea que algunos grupos sociales encuentran en su lucha por una mejor calidad de vida.

La Modernidad que busca desde sus orígenes la explotación de las habilidades humanas en función de la producción, realiza cortes en sus análisis que hacen pensar que las diferencias son naturales, ignora el espacio histórico que permite observar cómo determinados tipos de personas son las que llenan los empleos temporales, las peor pagadas, las no registradas y las no visibles Relaciones de poder basadas en el color de la piel marcadas por Echevarria (2009) como Blanquitudes y que son concretamente observadas en el campo laboral cotidiano, pueden dar cuenta de este proceso: la selección de personal para ciertas ocupaciones en base a la aproximación al fenotipo europeo que subvalora a trabajadoras y trabajadores considerando el tono de su piel, incluso el tipo de cuerpo, omitiendo las capacidades, experiencia, incluso formación.

La interseccionalidad como metodología no puede quedarse sólo en el nivel objetivo ni pensar que sólo los ejes principales son los importantes, aquí la propuesta de Canclini sobre analizar la Cadena de relaciones de dominación permite entender la complejidad del proceso y las posiciones desde las cuales se puede leer un lugar de dominación(Viveros,2008) , la imbricación de dominaciones que Silvia Rivera Cusicanqui propone, es otro enfoque que brida lectura de dinamismo al proceso en el análisis de castas o estratificaciones sociales de las que ya se ha hablado antes(Mohanty, 2008). Otra interesante aproximación es la consustancialidad, proceso propuesto por Mara Viveros.

Los procesos subjetivos se ven enlazados con el análisis de la experiencia que los autores anteriormente señalados proponen, ya que es en una fuerte imbricación con las vidas y perspectivas personales, la memoria de los individuos y los colectivos, que la interseccionalidad se encarna en cuerpos concretos en los que se intersectan estos procesos situada y globalmente.

Resultados

Concretamente la interseccionalidad, es un paradigma desde el cuál es posible identificar vulnerabilidades prevenibles y también potencialidades entre los trabajadores que laboran y producen con su trabajo la riqueza de una empresa. Primeramente, se debe reconocer que es en el hogar donde verdaderamente se construye el capital cultural y corporal (corporal ya que es en el hogar donde el cuerpo sano y productivo se crea), desde ahí y en una relación dialéctica, los capitales de los cuerpos se van constituyendo en las instituciones como la escuela, el estado, la iglesia, la propia familia y el trabajo. Estructuralmente estos cuerpos han nacido y crecido en núcleos sociales específicos que les han dado significado y lugar a su género, sus recursos materiales ubicándoles en una clase/estrato/casta y a las características fenotípicas de su materialidad corporal para clasificarlos en alguna etnia que representa a su vez una cultura, una posición en el mundo. Un cuestionamiento muy válido es desde donde se marcan estas diferencias, una explicación en nuestro entorno Latinoamericano es que se desarrolla a partir del hibris, el punto 0 europeo, heteronormativo, masculino, blanco y propietario, lo que nos ha colocado históricamente en desventaja. A partir de ahí, los cuerpos se colocan en lugares específicos y se clasifican para la formación y los trabajos a los que podrán acceder. Estos cuerpos portan una herencia que en interacción con otros y su agencia particular, estructuran un capital que les permite transitar y acceder a determinados sitios de jerarquía social con mayor facilidad que otros, tal como Bourdieu (2000) indica en su propuesta de orden social. Este capital, se ve disminuido en la medida en que se aleja del hibris, pero aun cuando la movilidad es compleja, es posible gracias a la acción particular de los agentes sociales.

La etnia, la clase social y el género son los ejes principales, pero podemos incorporar la situación geográfica, la edad, alguna discapacidad e incluso la sexualidad como posibles ejes que tienden redes diferenciales entre los trabajadores. A estas posibilidades, se deben contemplar los recursos de vida personales y familiares que matizan las posibilidades de movilización.

Concretamente nos referiremos a Perla una joven de 18 años, apenas mayor de edad, con bachillerato completo y carrera técnica incluida, alta delgada y morena, que vive en una zona alejada y muy peligrosa de la periferia, que ha vivido en 5 lugares distintos a lo largo de su vida, Perla podría considerarse como una joven vulnerable y sin embargo, su solidez escolar y moral, los riesgos en la integridad personal que ha aprendido a enfrentar y su adaptabilidad a distintos contextos, la convierten en una agente que puede acceder a la movilidad social, mejor que Alberto, joven de 18 años, que se encuentra recursando en un bachillerato de menor prestigio, blanco clase media, con padres que trabajan todo el día y cuya culpa hace que la educación de Alberto sea permisiva. Seguramente Alberto encontrará a través de su herencia de capital cultural, un lugar social en el campo al que quiera pertenecer al menos similar al de sus padres pero conservará este lugar sin mayor movilidad. Luis con el mismo bachillerato de Alberto pero con otros recursos como un estrato superior, una formación académica mejor y una agencia más competitiva superará en mucho a Paloma (como lugar en la jerarquía laboral) y en cierto nivel a Alberto.

En el campo laboral, estas sutiles pero profundas diferencias encontrarán un momento/espacio de contrastación en el ámbito laboral, donde las estructuras interseccionales mostraran los lugares definidos para la clase trabajadora, los aspectos subjetivos y objetivos jugarán dialécticamente para que sean unos y no otros los que ingresen a determinados puestos, no como el discurso común nos ha sugerido: Son sus capacidades las que les proporcionan el lugar. Es un proceso más complejo que lo individual, es un proceso de desigualdad social, en donde los riesgos laborales también se verán reflejados en su tipo y en su intensidad y en la resiliencia de las y los trabajadores.

Discusión de resultados

Regresando al ejemplo de Perla, siendo Adolescente, mujer, pobre que vive en la periferia, el riesgo de que sufra algún percance en el traslado hacia el trabajo es más probable, la consideración de otro espacio laboral vinculado a la empresa podría ser una solución toda vez que Perla está ampliamente capacitada, o bien, considerar la incorporación de un transporte que vincule a varios trabajadores de la empresa de la zona. La asignación de horarios acorde a estas distancias es otra consideración posible. La identificación de costumbres masculinas asociadas a la falta de protección o predisposición al riesgo de algunas comunidades “Machistas” podría hacer que la empresa no descuide su insistencia en la seguridad de los varones. El acoso u hostigamiento no sólo a las mujeres, sino a personas que poseen sexualidades diversas, es otro eje que puede identificarse como promotor de ausencia y/o abandono laboral en ciertos sectores (Viveros, 2010). La diferencia de los cuerpos étnicamente hablando, apoya la prevención en el equipo de seguridad utilizado para salvaguardar la vida. En el caso de trabajar con jóvenes y chicas menores de 18 años, la capacitación diferencial y el equipo adecuado se hacen necesarios. La consideración de lugares para personas con discapacidad es otro elemento. Aquí lo que importa es la consideración de que las condiciones sociales no se encuentran aisladas, sino enlazadas, como por ejemplo una joven con discapacidad y lesbiana puede recibir mayor acoso que una joven que pertenezca a una etnia no valorada o un joven homosexual de la gerencia, acorde a lo que Bourdieu propone y que Viveros (2010) y Segato(2003) han estudiado ampliamente en sus trabajos antropológicos y etnográficos.

Conclusiones

A manera de síntesis, presentamos los siguientes puntos de reflexión:

La interseccionalidad es un paradigma que nace de la historia de mujeres negras que muestran activamente la opresión invisible que han sufrido ellas y los varones de raza negra, pero que han hecho visible también las condiciones de varios sectores vulnerables de la población.

Permite entender la confluencia de diversas condiciones que vulnerabilizan a los otros o que los colocan en un lugar de dominación, de manera situada.

Es vasto el análisis que se aplica a través de este paradigma en que confluyen condiciones objetivas y subjetivas.

No es un planteamiento rígido, sino capaz de integrar las condiciones diversas considerando las estructuras y relaciones sociales.

Los Riesgos Laborales, como todas las relaciones sociales, también se ven atravesados por vulnerabilidades específicas, situadas, que puede producir daños muy graves, si no se les atiende.

La discriminación está presente en el ámbito laboral, con la interseccionalidad se puede observar cuales serían los ejes que afectan más a determinado tipo de cuerpos laborales. Esto apoya el cuidado del buen vivir en las empresas (si ellas realmente desean cuidar estos aspectos).

Un riesgo de la interseccionalidad es hacer visible la vulnerabilidad de ciertos sectores, por lo que se debe ser cuidadoso con su manejo y convertirla en una herramienta de empoderamiento no de señalamiento y opresión añadida.

Agradecimientos

Agradecemos a la ORP la oportunidad de presentar nuestro trabajo en el XV Congreso Internacional de Prevención de Riesgos Laborales.

Referencias bibliográficas

Bourdieu, P. (1984) Distinction: a Social Critique of the Judgement of Taste. Londres: routledge & Kegan Paul.

Bourdieu, P. (1997) Cultural Theory: Critical investigations. Londres: Sage Bourdieu, Pierre/Wacquant, lJD (1996): an invitation to reflexive Sociology. Chicago: University of Chicago Press.

Crenshaw, K. (1989). “Demarginalizing the intersection of race and sex: a black feminist critique of antidiscrimination doctrine, feminist theory and antiracist politics”. University of Chicago Legal Forum): 139-167.

Echavarría, B.(2009) Modernidad y Blanquitud. Ed. Era. México

McCall, leslie (2005) “The complexity of intersectionality”. En: Signs, 30, 3, pp. 1771-1800.

T Mohanty, Ch. (2008) “De vuelta a Bajo los ojos de Occidente‟: la solidaridad feminista a través de las luchas anticapitalistas”. En: Liliana Suarez Navas y Rosalva Aída Hernández (eds.). Descolonizando el feminismo. Teorías y prácticas desde los márgenes, Madrid: Ediciones Cátedra, Universitat de Valencia, Instituto de la mujer, pp. 407-463

Segato, R. L. (2003). "El género en la antropología y más allá de ella". En: Segato R.L., Las estructuras elementales de la violencia. Ensayos sobre género entre la antropología, el psicoanálisis y los derechos humanos. Betnal. Universidad de Quilmes. Pp. 55-85.

Viveros V. M. (2002) De quebradores y cumplidores: sobre hombres, masculinidades y relaciones de género en Colombia. Bogotá: Universidad Nacional de Colombia /Fundación Ford/ Profamilia.

Viveros V. M.(2008) “Más que una cuestión de piel. Determinantes sociales y orientaciones subjetivas ebn los encuentros y desencuentros heterosexuales entre mujeres y hombres negros y no negros en Bogotá,” En: Peter Wade, Fernando Urrea y mara Viveros (éd). Raza, etnicidad y sexualidades. Ciudadanía y multiculturalismo en América Latina., Bogotá: Facultad de Ciencias Humanas Universidad Nacional de Colombia, , pp. 247-279.

Viveros, M. y Gil, F. (2010). “Escapar a la desdicha genealógica. Itinerarios de ascenso social de la gente negra en Bogotá”. Artículo Informe Final Proyecto ‘Raza’, Género y Ascenso Social: la experiencia de las clases medias negras en Colombia (Un 218 estudio de caso en Bogotá y Cali), Coordinado por Mara Viveros Vigoya. Universidad Nacional de Colombia. Colciencias. Bogotá.

West, C. & Fenstermaker, S. (2010) “Haciendo la diferencia”, en Estudiar el racismo. Textos y herramientas, Cuaderno de trabajo AFRODESC/EUESCL No. 8, México.

Zapata, G. et. al.(2013) Interseccionalidad en debate. Actas del Congreso Internacional “Indicadores interseccionales y medidas de inclusión social en instituciones de educación superior”. MISEAL Berlín, Alemania.

Papers relacionados

ORP 2015
Alfonso
Salinas Martínez
GNL Quintero
Chile
ORP 2015
Rita
Canotilho de Almeida
Fuerza Aérea Portuguesa
Portugal
ORP 2015
Alfredo
Escalona
Facultad de Ingeniería - Universidad Nacional de La Plata (Argentina)
Argentina
ORP 2015
Iván de Jesús
Arboleda
Alcaldía de Medellín
Colombia