Las tensiones demográficas anticipan un estancamiento económico global sin precedentes

Las tensiones demográficas anticipan un estancamiento económico global sin precedentes

El planeta ya ha superado los 8.000 millones de habitantes.
23 November 2022

Sin embargo, organizaciones y analistas coinciden en afirmar que esta bomba poblacional podría haber iniciado ya su cuenta atrás, lo que afectará a la economía y a la sostenibilidad de la riqueza. Te mostramos los siete factores que ayudan a entender la dimensión del fenómeno.

  Damián nació en la República Dominicana el pasado 15 de noviembre. Su acta de nacimiento se registró oficialmente como el habitante 8.000 millones de planeta. Pero la bomba demográfica podría empezar ya este siglo a iniciar su cuenta atrás.

Un fenómeno que, de confirmarse -y los cálculos de instituciones oficiales como Naciones Unidas y de analistas del mercado convienen en situar su punto de regresión a finales del siglo actual-, relajaría las elevadas tensiones poblacionales y contribuiría a encontrar un más rápido equilibrio ecológico del planeta; aunque, de igual modo, sumaría un contratiempo notable a la estructura productiva global.

La era de la escasez, que parece va a suceder sin remedio a la época de la abundancia actual que está tocando a su fin, no posee una lectura exclusivamente económica, sino que requiere de una visión demográfica en paralelo. O, dicho de una manera aún más precisa: ambas disciplinas de investigación deben estar solapadas y buscar resultados y tendencias conjuntas y homologables.

Así lo constató un grupo de cincuenta premios Nobel que identificó en 2017 la sobrepoblación como la amenaza de mayor calado global, pese a que, sin embargo, este barómetro empezará a remitir dentro de 40 años, según auguraban. En ese momento, se comenzará a recortar en más de 1.000 millones el registro poblacional del planeta, así como el tamaño del PIB mundial y, como consecuencia de ello, todos sus recursos productivos se verán afectados algunos años más tarde, coincidiendo con el próximo cambio de siglo.

El descenso poblacional no estará en esta ocasión protagonizado por plagas, guerras o causas naturales e inclemencias meteorológicas, sino por un retroceso demográfico vegetativo debido a los escasos índices de natalidad. 

Pero, ¿cómo va a afectar la bomba poblacional a la economía y la sostenibilidad de la riqueza? Siete factores ayudan a entender la dimensión del fenómeno.

1.- Avance demográfico exponencial desde la Revolución Industrial

El hito contemporáneo de mayor trascendencia económica se inició con menos de 1.000 millones de habitantes y, desde entonces, los niveles de vida han aumentado a un ritmo sin parangón. Este crecimiento se ha dado en paralelo al incremento de las expectativas de longevidad, en mayor o menor medida, por todas las latitudes del planeta, aunque en muy distinta dimensión, en función de la capacidad económica de cada nación.

Todo ello ha hecho que las personas que habitan la Tierra sean más sanas, ricas, estén mejor educadas y tengan mayores ratios de longevidad. Pero tienen menos descendencia. El aminoramiento del número de hijos es especialmente intenso en EEUU, Europa y China, las tres grandes potencias económicas y comerciales, que no pueden mantener estables sus tasas demográficas con su tendencia evolutiva actual.

La botella medio llena de la corrección poblacional se torna medio vacía cuando los presagios apuntan a una disminución palpable de la riqueza y la productividad por la contracción de los mercados laborales, a menos que la innovación logre intensificar los modelos de producción.

2.- Los países pobres tienen la fórmula de la eterna juventud

La ONU certifica en sus recientes cálculos que el 80% del repunte demográfico global lo han protagonizado países de rentas bajas, en desarrollo, donde prevalece la ausencia de cualquier planificación familiar.

Estas naciones han sido las principales catapultas de la explosión demográfica del último medio siglo y las responsables de que, en la actualidad, se añadan 70 millones más de personas anuales al censo mundial, pese a la prolongación de la vida humana.

Los propios expertos de Naciones Unidas alertan de que se puede pasar de una situación de emergencia por carencias en el suministro de bienes de primera necesidad a otra de carencia y cortes en los flujos de mercancías por la alteración demográfica que se avecina.

"Las 46 naciones menos adelantadas están entre las que más rápido crecimiento experimentarán", aseguran desde la ONU, antes de advertir de que duplicarán sus poblaciones entre 2022 y 2050, distorsionarán sus recursos y debilitarán su habilidad para lograr los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).

3.- La familia humana crece sin remedio

El censo planetario tardó 125 años en pasar de los 1.000 a los 2.000 millones de habitantes desde el comienzo de la Revolución Industrial. En 1952, después de recuperar los índices positivos perdidos por la Segunda Guerra Mundial, se alcanzaron los 2.500 millones bajo una tasa de crecimiento fulgurante, en la que los últimos 1.000 millones se han sumado en solo 12 años.

India ha sido el país que más ha contribuido a ello y el que más lo hará en el futuro inmediato, porque superará a China como el más poblado en 2023. Entre ambas naciones darán cobijo a uno de cada tres habitantes del planeta. Nigeria cierra el pódium, si bien el Fondo de Población de Naciones Unidas (UNFPA) evidencia una cierta paralización al precisar que el próximo millardo de habitantes se conseguirá en 14,5 años, en 2037.

El ecuador del siglo marcará también esa regresión. Pero, hasta entonces, otras naciones como la República Democrática del Congo, Egipto, Etiopía, India, Nigeria, Pakistán, Filipinas y Tanzania generarán más de la mitad de las presiones demográficas.

4.- Tasa de fertilidad a la baja, pero poblacional al alza

El índice de reposición a nivel mundial se sitúa en los 2,1 hijos, con África a la cabeza (un 2,5% anual) por su elevada fertilidad, a pesar de que en la región subsahariana se ha pasado de 6,5 a 4,7 hijos en los últimos tres decenios.

Dos tercios de la población global habita en un área con una tasa inferior a la media mundial, la tabla rasa que se considera indispensable para mantener estable la población. Según los cálculos de la ONU, en 2080 se alcanzará el pico, en torno a los 10.400 millones de personas, instante en el que empezará a descender de forma paulatina.

No obstante, en EEUU este indicador desciende, como también lo hacen Europa (al nivel 1,6), Japón (1,3), China (1,2) y Corea del Sur (0,8). Todos ellos rondan la tendencia general a situar la tasa de fertilidad por debajo de los 2,1 hijos.

5.- Punto de fricción entre la demografía y la economía

El síntoma aparece cuando los niveles de vida mejoran, pero el número de niños en las familias retrocede. Por factores diversos, desde la emancipación de la mujer de manera habitual hasta mejoras de acceso educativo o menores tasas de mortalidad infantil.

La Fundación Gates habla de una pérdida demográfica a finales de siglo de entre 1.000 millones en su escenario base y 2.000 millones respecto a su cénit. Sostienen que la fuerza laboral alemana descenderá en un tercio y la italiana, española o griega en más de la mitad, según sus investigaciones con métodos predictivos.

Por su parte, Polonia, Portugal, Rumanía, Japón y China perderán dos terceras partes de su población activa, lo que provocará enormes daños sobre la prosperidad global.

El cuello de botella laboral, de hecho, ya ha empezado. La gran dimisión es un fenómeno que anticipa estas tensiones entre las retribuciones y la calidad de vida que esperan lograr quienes han renunciado a puestos de trabajo durante el largo bienio post-covid. Han dejado sus oficios más de 50 millones de estadounidenses y una docena de británicos. Esta es, además, una opción que baraja uno de cada cuatro empleados del planeta, según un sondeo de opinión de PwC.

La correlación entre menor fuerza laboral y caída productiva es palpable. En el futuro, por tanto, habrá menos conductores de trenes, profesores o ingenieros, así como una pérdida de personal de sectores muy variopintos, lo que propiciará una disminución del consumo, de los beneficios empresariales y, por ende, del vigor económico.

Asociado a todo ello, irrumpirán unos esperados retrocesos en los niveles de productividad. Una combinación tóxica que pronostica una era de la escasez, de estancamiento como nunca se ha visto en los 250 años que han pasado desde la Revolución Industrial.

6.- No es planeta para viejos

No, este no es planeta para nuestros mayores o, al menos, les resultará más complejo vivir en él. En 2020 en EEUU había 3,5 trabajadores en activo por cada persona en situación de retiro laboral. Esta ratio, sin embargo, descenderá hasta 2,6 en 2050, aseguran en una reciente información en Business Insider, en la que se describe la enorme presión que la masa laboral estadounidense recibirá para seguir siendo productiva y sostener el dinamismo de su economía y sus mercados de capitales, claves para la salud financiera de sus mayores.

El problema es mayor aún en EEUU si no se atiende a los flujos migratorios y, por supuesto, sin la predisposición al gasto de sus consumidores y a las inversiones de sus empresas -base de su potente demanda interna-, a lo cual se suma que hay menos recursos presupuestarios debido el aminoramiento de su PIB.

En otras potencias industrializadas con estados de bienestar más suculentos el escollo aparece en los desembolsos en pensiones. El envejecimiento de la población también provoca tensiones por el retraso de la edad de la jubilación. A este respecto, Naciones Unidas predice que para 2050 la cuarta parte de la población de países de rentas altas superarán los 65 años, más de tres veces por encima de su proporción en 1950, y admite que, aunque la longevidad es un logro trascendental de la humanidad, restringe los flujos laborales y los sistemas sanitarios.

7.- Nuevos tiempos, nueva economía

Debido a este fenómeno, el cambio de paradigma económico es obligado. Este salto no deberá suponer la ruptura de la prosperidad, ni tampoco el fin de ningún modelo de negocio ni de las industrias obsoletas. Se trata únicamente de una cuestión de adaptación.

Entre el top ten de compañías con mayor capitalización bursátil, ocho son big-tech, cuyo mérito ha sido su rápida adecuación a las necesidades del mercado. La creatividad, la resiliencia y la habilidad para resolver problemas de complejidad serán las guías de la economía del conocimiento a la que se dirige el planeta, alertan con una voz única las consultoras y firmas de investigación de mercados.

No obstante, la estructura productiva del futuro no podrá realizarse sin la intervención de los migrantes en naciones con poblaciones decrecientes y altas demandas de puestos laborales, matizan desde la ONU. Por este motivo, sugieren a las economías con presiones de envejecimiento poblacional que den inicio lo antes posible a programas migratorios de acceso a sus mercados.

Canadá o Australia figuran entre las naciones con tácticas de entrada proactivas de extranjeros y apoyo a nuevos residentes bajo el principio de no discriminación.

De igual modo, la innovación, la robótica y la inteligencia artificial son instrumentos que van a contribuir a este combate demográfico que requiere de un cambio de mentalidad y políticas de educación acordes a los tiempos futuros. La digitalización será el hilo conductor del doble reto global de lucha contra el cambio climático y las tensiones poblacionales.

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