Cómo se activan y se bloquean los neurotransmisores de las emociones

Redacción

La amígdala cerebral o cuerpo amigdalino es el principal núcleo de procesamiento de nuestras emociones y también vincula recuerdos con emociones, regula la conducta sexual, controla la agresividad y gestiona el miedo y las reacciones de supervivencia a nivel primario.

Las amígdalas, son dos, se localizan en la profundidad de los lóbulos temporales del cerebro; aproximadamente, a la altura de los oídos. Son parte del sistema límbico al igual que partes del tálamo cerebral, el hipotálamo, el hipocampo, el cuerpo calloso, el septo y el mesencéfalo. Este sistema interacciona de forma primaria con el sistema endocrino y el sistema nervioso periférico ante un estímulo emocionalmente competente (EEC).

¿Cuántos neurotransmisores tiene la amígdala?

Los principales neurotransmisores amigdalinos son los aminoácidos no proteínicos inhibidores-excitadores y los aminoácidos proteínicos excitadores, como el ácido glutámico. También funcionan como neurotransmisores el NMDA, excitador, y las monoaminas, como la dopamina – inhibidora/excitadora-, la noradrenalina –excitadora-, la acetilcolina –excitadora-, los corticoides y la histamina.

Nos centraremos aquí en las monoaminas, en especial, en la dopamina, la noradrenalina, la acetilcolina, los corticoides y la histamina.

- La dopamina se libera, principalmente, del nucleus accumbens –grupo de neuronas del encéfalo que se considera una interfase neural entre la motivación y la acción motora- y proporciona sensación de bienestar, refuerzo y motivación.

- La noradrenalina es una catecolamina liberada por las neuronas noradrenérgicas, sobre todo en el locus coeruleus –uno de los núcleos cerebrales con más proyección-. Controla la atención y la impulsividad. Su meta es el sistema nervioso autónomo simpático.

- La acetilcolina fue el primer neurotransmisor reconocido. Está relacionada con funciones cognitivas como el aprendizaje y la memoria.

- Los corticoides o corticoesteroides se producen en la médula suprarrenal. Influyen a nivel sináptico en la coordinación de condicionadas por el estrés y en la modulación de la consolidación eventual de la memoria.

- La histamina está involucrada en las respuestas inmunes locales, la fisiología del tracto digestivo y la neurotransmisión. Podría cumplir un papel importante en distintos procesos fisiológicos y patofisiológicos del miedo, el aprendizaje y la memoria de la emoción, y los trastornos afectivos.

¿Cómo se activan los neurotransmisores de la amígdala?

A través de un sentido, generalmente, la vista pero también puede ser mediante un estímulo auditivo u olfativo. Cuando alguno de nuestros sentidos percibe un peligro o un estímulo emocionalmente competente (EEC) se activa una emoción y la memoria de la amígdala “enciende” una respuesta. Cuando nuestra vista percibe algo que considera un peligro, nace la emoción del miedo. Esto nos permite huir de forma inmediata, quedar paralizados o enfrentarnos al peligro.

Recuerdos y emociones

Es importante destacar que la amígdala contribuye a crear la memoria emocional. Sus neurotransmisores se encargan de fijar o de aflorar los recuerdos almacenados en el cerebro con las emociones que una situación determinada nos hizo sentir. La alegría que nos evoca un recuerdo, el dolor que sentimos ante una pérdida o una ruptura y los traumas emocionales son posibles gracias a las conexiones neuronales que activa la amígdala y, por supuesto, sus neurotransmisores.

¿Cómo se bloquean los neurotransmisores de la amígdala?

La farmacología ha logrado desarrollar sustancias inhibidoras o receptoras que permiten reducir o activar la acción de algunos neurotransmisores cerebrales. Se prescriben en casos en que el individuo no puede autocontrolarse.

Sin embargo, las habilidades que aporta practicar la inteligencia emocional: la comprensión de uno mismo, saber reconocer las propias emociones, empatizar con el prójimo y saber entender las emociones ajenas, practicar el autocontrol para lograr cambiar o atenuar esas reacciones que nos perjudican y que, finalmente, nos hacen sentir mal…. son una forma de bloquear esa actividad amigdalar neurotrasmisora que no nos resulta agradable.

Hay que tener presente que la amígdala también es la responsable de que desarrollemos la empatía porque es la región cerebral que nos permite interpretar las emociones, propias y ajenas, a través de su comportamiento, sus gestos, sus expresiones faciales, la manera y el tono con que dicen las cosas –prosodia-.