El siniestro ranking de la “materia negra”

El siniestro ranking de la “materia negra”

Recordamos una de las mayores catástrofes que se han producido en una mina.
13 Junio 2014

Caídas de rocas, explosiones de grisú, inundaciones, electrocución, incendios, descarrilamientos, y un largo etcétera de peligros, junto con la sombría lectura del número de mineros muertos, nos hace recordar y comprender porque la minería es, sin ningún género de dudas, uno de los trabajos más peligrosos conocidos por el hombre.

Aunque en la actualidad la industria de la minería en la Unión Europea no es ni sombra de lo que fue, ninguno de sus países escapa de esta siniestra lista, ni tampoco falta ningún monumento que recuerde la tragedia en todas aquellas villas donde un día una oscura nube se cernió sobre toda la comunidad.

Una de las que ocupa el primer lugar de este siniestro ranking es la catástrofe de Courrières, en el norte de Francia, donde la mañana del sábado 10 de marzo de 1906 se registró una violenta explosión que devastó totalmente la mina. El resultado, una cifra oficial de 1.099 víctimas. La causa, el grisú acumulado (un gas muy inflamable cuyo componente principal es el metano, capaz de formar atmósferas muy explosivas; una simple chispa es suficiente para desencadenar la tragedia).

En el Reino Unido, el alto precio pagado por los mineros está documentado en un listado de honor en el Centro de Historia de la Minería. En cifras, 164.000 muertos y heridos desde 1700. Pero, sin duda, los que más impactaron a la comunidad fueron los de la mina de carbón de Senghenydd, Gales, en 1913, donde una explosión mató a 439 mineros, y especialmente, la tragedia de Aberfan, Gales, donde en 1966 se produjo el colapso de una montaña de carbón que, literalmente, engulló una escuela y causó 146 víctimas, de las cuales 118 eran niños.

En todo el mundo ese siniestro “listado de honor” de los mineros continua creciendo, y la Federación Internacional de Trabajadores de Química, Energía, Minas e Industria estima que, al menos, 12.000 mineros fallecen cada año, la mitad en China (este país produce en sus 24.000 minas un tercio del carbón mundial debido a sus altas demandas domésticas de energía, que dependen en un 70% del carbón). El accidente en la mina de carbón Benxihu, ocurrida el 26 de abril de 1942, ocasionó la mayor tragedia de la historia de la minería; ese día murieron 1.549 mineros. ¡Triste ranking el de China!

La memoria de Courrières, Senghenydd, Aberfan, Benxihu y otros muchos, forma parte de la historia y la cultura de cada país, y atestigua la forma en las que las comunidades se unen para ayudarse unos a otros después de un desastre, especialmente en el trato de respeto y simpatía hacia las familias de la victimas. Pero la pérdida de un padre, un esposo, o un hijo es algo tan grande, que el sufrimiento personal de cada tragedia permanecerá de forma permanente en cada familia. Para ellos no es necesario que ningún monumento conmemorativo, con su nombre grabado en la piedra, le recuerde de forma permanente los ecos de la tragedia.

En la foto adjunta se remite la escultura en bronce, El grisú, realizada en 1888 por Constantin Meunier (1831-1905), en recuerdo de uno de esos accidentes. 
La obra se encuentra en el Real Museo de Bellas Artes de Bélgica.

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