Personas conectadas = Empresas saludables
Personas conectadas = Empresas saludables
Sería muy interesante que las organizaciones crearan espacios que ayudasen a las personas a conectarse consigo mismas. En la actualidad existen muchas herramientas y técnicas para poder hacerlo que empresas saludables están empleando. Seguramente habrá pocas inversiones más rentables, ya que una de las cuestiones que impide que las personas podamos realizar cambios para mejorar nuestra experiencia y resultados para con nuestra vida personal y profesional es la desconexión. ¿Desconexión de qué? La desconexión de nosotros mismos.
Pero, ¿a qué nosotros me refiero? No es desde luego a esa imagen que nos hemos forjado, que nos creemos, y que defendemos. A ese nosotros que nos marca limitaciones, que nos dificulta poder ser otra cosa, que piensa que los recursos, las capacidades están limitados y que vienen de fuera. Me refiero a es que es genuino, auténtico, que sabe que tiene los recursos y capacidades para conseguir lo que desee, que supera los obstáculos, que es flexible, confiado, creativo, que está en el interior. Es con este nosotros con el que estamos más desconectados, y a menudo creemos más en lo que viene del exterior que de este nosotros interior.
Este fin de semana he podido tomar nuevamente conciencia de la conexión ante ejemplos muy claros y contundentes. Son en este caso dos ejemplos ligados a la música, un compositor y un intérprete. Con historias realmente inspiradoras, que me han llevado a la misma enseñanza de la conexión, partiendo de situaciones diferentes.
El primero es el caso de Beethoven, que como se sabe quedó sordo. Eso no le impidió componer, sino todo lo contrario, se dedicó aún más, y fue con su sordera cuando compuso la mayoría de sus obras más aclamadas. ¿Cómo fue esto posible?. Podría decirse que sin el sentido más apreciado para un músico, este no podría continuar con su profesión. Sin embargo no fue así. ¿Porqué?. Sencillamente la sordera, la falta de conexión con el mundo exterior a través del oído, le facilitó la conexión consigo mismo, y con un oído interior que le hacía escuchar en su interior la música más increíble y maravillosa. Su música interior. No necesitaba de sus oídos físicos para poder componer, tan solo conectarse con su interior. Con ese Beethoven capaz y con recursos, que se podía sobreponer a las limitaciones y extraer de dentro música sin igual.
El otro caso es el de uno de los mejores pianistas, sino el más, del siglo XX. Se trata de Glenn Gould, tan gran interprete como peculiar e interesante ser humano. Sus interpretaciones son algo magnífico. Pues bien, a Gould le ocurría algo parecido a Beethoven, de hecho experimentó un episodio de conexión, que le hizo entender al gran compositor. Un día que se encontraba ensayando una fuga, la persona que estaba limpiando la casa puso en marcha el aspirador muy cerca del piano. El ruido era tan enorme que Gould no escuchaba lo que tocaba aunque seguía haciéndolo físicamente. En ese momento sintió una conexión especial, durante la cual seguía escuchando la música de manera intensa y con todos sus matices, sin embargo no procedía del piano, sino que venía de su interior. El anular el sonido externo desplazó su atención hacia su interior, hacia sus sensaciones internas, y percibido la música en su interior, en lugar donde todo es posible y no existen los límites.
Tanto es así, que en otra ocasión el mismo Gould repitió esta situación intencionadamente. Estaba preparando un concierto, y unos días antes del mismo sufría un gran bloqueo que le hacía fallar en unos pasajes de la obra. No conseguía superarlo. Así que colocó al lado del piano radios, televisión, etc., de manera que provocó un gran ruido exterior. Eso hizo que al tocar no escuchara la música del piano sino que escuchara su música interior. Se conectó consigo mismo, con ese interior que cuenta con todos los recursos necesarios, y la consecuencia fue que superó el bloqueo.
Dos casos interesantes, en un caso la ausencia de ruido y sonido exterior le ayudó a conectarse con claridad con su interior y en el otro, todo lo contrario, el intenso ruido exterior le facilitó la conexión. El resultado sorprendente.
Hay mucho casos más, y seguro que tú también lo has experimentado en algún momento, aunque no sea con la música. Puede ser con cualquier otra actividad que suelas realizar, personal o profesional. La cuestión es que si deseamos conseguir ser las personas que llevamos dentro y realizar todo aquello que nos propongamos personal y profesionalmente, hemos de mantener una gran conexión con nosotros mismos y con ese lugar en el que todo es posible.
No sé qué te parece, quizá podrías probar a pasar el aspirador o a quedarte en silencio.