¿En qué bando crees que estas?
¿En qué bando crees que estas?
Me gustaría compartir con vosotros un interesante cambio que se ha producido en mi. Durante muchos años he trabajado en diversas empresas, también lo he hecho como consultor, dedicado a la Seguridad y Salud Laboral. En las empresas en las que he trabajado he tenido puestos de dirección en el área de prevención de riesgos laborales y en otras.
Aunque quizás debería suponerse que alguien dedicado a la prevención de riesgos laborales tendría que tener un papel neutral como asesor en este tema, lo cierto es que en la realidad no suele ser así. Yo también he sido participe de esta manera de funcionar.
Cuando me incorporé al mundo laboral en mi caso en empresas industriales, me encontré que había una guerra declarada entre los trabajadores y la dirección y los mandos. Hoy en día sigue ocurriendo , y me lo encuentro cuando como consultor acudo a una empresa. La batalla entre dos enemigos irreconciliables sigue estando presente. Quizá es una guerra más fría, pero lo es. En la actualidad soy mucho más sensible a estas cuestiones y me rechina enseguida en el oído cuando se habla de una batalla, de enfrentamiento, de enemigos, de dos bandos, etc. No hay mas que poner el oído y escuchar los términos con los que unos hablan de otros.
Reconozco que yo mismo he participado de esta concepción de la organización , en la que hay dos bandos enfrentados, y según en el que estés has de cuidarte mucho y tener los ojos muy bien abiertos para que no se aprovechen de ti, te la jueguen. Por que no se puede confiar.
Me vi arrastrado por este estilo de vida y relación laboral. Claro yo también tenía puestos de dirección. Por tanto, aunque fuese en el ámbito de la prevención de riesgos laborales, y por tanto como digo, quizás más neutral, en el fondo comulgaba más con las posiciones del bando de la dirección.
Eso nublaba en alguna medida mi imparcialidad y hacía que en el fondo viese a veces a los trabajadores de una manera menos confiada, pensando que en el fondo se quejaban demasiado, no querían colaborar, y en muchos casos podían aprovecharse y utilizar la picaresca.
De algún manera , me di cuenta que esto dificultaba en muchas ocasiones el que pudiera escucharles de verdad, con aceptación, con auténtico interés , sin juzgar de antemano y en el fondo pensar en que había demasiadas escusas, y pegas para hacer lo que tenían que hacer.
Esto ha cambiado radicalmente en mí. Ahora puedo sentirme agusto, relajado, sin prejuzgar lo que me dicen los trabajadores, aceptando y tratando de entender las necesidades que están detrás de su comportamiento y su discurso. Me siento confiado y tranquilo, porque he dejado de lado los bandos. Ahora los siento como dos partes que se necesitan pero a las que le cuesta entenderse porque han de mantener determinados prejuicios y alimentar la distancia y separación, por miedo a perder.
Mi sentimiento ha cambiado, y ha sido porque he elegido ponerme realmente en el lugar del otro, aceptar su sentimientos y sus necesidades, y sobre todo porque ahora sé que hay una manera de gestionar las relaciones de forma que no se necesiten bandos porque todos pueden ganar. Los bandos son necesarios cuando los conflictos se resuelven con ganar- perder, pero no lo son cuando ambas partes van a ganar.
Te propongo que formes parte de este movimiento en el que ambas partes dejen de verse como enemigos, comenzando por salir tu mismo de esta dinámica. Destierra de tu lenguaje las palabras con las que se describe a los enemigos, pues no lo son.