LIMITE DE 80 KMS/H EN AUTOPISTAS DE ACCESO A GRANDES CIUDADES: Velocidad máxima o mínima?

LIMITE DE 80 KMS/H EN AUTOPISTAS DE ACCESO A GRANDES CIUDADES: Velocidad máxima o mínima?

Limitar a 80 Kms/h la velocidad máxima en los accesos de autopistas y autovías a las grandes poblaciones, ha sido, sigue siendo y será un tema controvertido, discutido y sistemáticamente vulnerado por una ingente mayoría de usuarios, que en su imposibilidad psíquica de contenerse, acaban admitiendo la moderación siempre que los 80 Kms/h que cumplen sufriendo, signifiquen, no la velocidad máxima permitida sino la velocidad mínima recomendada.
13 Abril 2016

Más del 50% de los accidentes de tráfico interurbanos se producen en los tramos de cercanía a las capitales o grandes poblaciones. El volumen de vehículos, las retenciones, la puntualidad en llegar, el cambio de carril, la diferencia de velocidades,... todo ello genera riesgos. Quien no ha tenido un accidente, incidente, conflicto o susto en tales circunstancias. Gestionar la moderación y el orden de esos cortos tramos tiene una gran repercusión en las estadísticas. Bajar el límite máximo de velocidad está siendo una medida que se extiende.

Pero cuando las autoridades metropolitanas deciden implantar un límite máximo de velocidad de 80 Kms/h en la red vial principal interurbana de los accesos a una gran ciudad, el debate público, mediático e institucional está servido. Porque al ser generalizada la justificación de la medida por un problema de higiene climática (de efectos no constatables de manera física inmediata para los conductores) el tema viene generando contrastados posicionamientos entre las entidades públicas y las privadas del mundo de la automoción, que además animan a los expertos a opinar, a los periodistas a publicar y a los responsables políticos y de los sectores empresariales a decir los que piensan o lo que les interesa decir, muchas veces como en este caso, con precipitada y poco rigurosa rapidez. Es llamativo que las editoriales de los rotativos principales y los portavoces de los partidos se pronuncien, acuciados por la inmediatez de la noticia, a decir lo que entienden intuitiva o políticamente conveniente para ellos, conscientes de que su criterio tiene mucho de estrategia coyuntural y poco, con perdón, de la repercusión social que se derivaría de sus argumentos, poco rigurosos la mayoría de las veces, a favor o en contra de la medida.

Cuando se planteó el tema en los accesos a Barcelona, con la sana y necesaria pausa de la meditación y la tranquilidad del rigor científico, se presentaron las grandes razones que pueden favorecer a unos o a otros en este interesante debate. La primera gran respuesta se dio en el Colegio de Ingenieros Industriales de Cataluña en el acto de presentación del Informe que cada año elabora el Institut d’Estudis de la Seguretat, y en el que los considerados por dicha entidad mejores expertos en cada materia analizan la evolución de las tendencias de todos los riesgos sociales que amenazan a nuestra sociedad, profundizando en temas monográficos. Sobre el tema monográfico anual de “El cambio climático  ¿estamos a tiempo de detenerlo?”, allí no solo se trataron con todo detalle las causas más determinantes de la contaminación sino que, además, se hizo referencia a la medida de los 80 Kms/h a la que se consideró totalmente positiva desde todos los puntos de vista. El propio Director del Instituto en su turno de palabra tendió el puente entre los beneficios ambientales y las mejoras para la seguridad vial, tema éste tratado con absoluto rigor en el Informe anual del año anterior titulado “Tráfico: civilización o barbarie" en el que se postula la moderación de la circulación como estrategia prioritaria en la prevención vial.

Pero no solo estas autorizadas opiniones locales publicadas desde antes del debate de los 80 Kms/h apoyan la medida. Si se trata de buscar el criterio más autorizado en la actualidad sobre el tema, nos lo vino a dar en Barcelona el Premio Nóbel de la Paz Al Gore en su inauguración de la Feria Preventia invitado por la Universitat Politécnica de Catalunya quien en el debate no dudó en recomendar la medida de los 80 Kms/h por motivos de ahorro energético y también de seguridad vial. Él era vicepresidente con Bill Clinton cuando se dispuso en la mayoría de los Estados Unidos el límite máximo de velocidad en USA de 55 millas/hora (contestadas en pocos estados hasta los 65 millas/hora) y no solo en los accesos a las poblaciones sino también en carreteras y autopistas. El ahorro de vidas al volante fue histórico.

Desde el Centro de Ergonomía y Prevención de la Escuela Técnica Superior de Ingenieros Industriales de nuestra UPC nos venimos preguntando los colaboradores cómo temas tan importantes como los límites máximos de velocidad que afectan a miles de accidentes y cientos de muertos al año,  objetivamente contrastados en las estadísticas, se vienen planteando como medidas de mejora medioambiental (con efectos menos constatables) y no como medidas de mejora indiscutibles de la seguridad vial. La historia se repite. En el año 1974 fue el Ministerio de Industria del Estado y no los entonces de Gobernación (hoy Interior) o el de Obras Públicas (hoy Fomento), el que promovió y consiguió el descenso del límite máximo de velocidad en las autopistas españolas de 130 Kms/ a 120 Kms/h con objetivos de ahorro energético (medida que no se consiguió aplicar en Francia e Italia por la presión mediática, del sector de la automoción, de las empresas de autopistas de peaje y los automóviles club) y al final, los mejores resultados se capitalizaron en España en un descenso muy significativo de la siniestralidad vial.

Nosotros nos pronunciamos de manera decidida por los 80 Kms/h en el entorno de la red vial metropolitana de Barcelona y sin improvisar. Nuestros estudios (el Proyecto Percos presentado hace años en la Cambra de Comerç por la Fundació Catalana de Seguretat Viaria) nos demuestran que cada año se vienen produciendo en el anillo de 50 Kms alrededor de Barcelona en la red vial de autopistas, autovías y carreteras desdobladas de Cataluña del orden de medio billón (con B de Barcelona) de infracciones de exceso de velocidad en lo que constituye la infracción número uno de imposible control por más radares que se instalen (la capacidad del trámite administrativo de una sanción no puede llegar nunca al medio millón con M de Madrid), lo que recomienda establecer medidas preventivas genéricas que calen en el consciente o el subconsciente de una gran mayoría de los conductores y les haga partícipes de una actitud solidaria y convencida.  La reducción a 80 Kms/h del límite máximo en la zona de 20 Kms alrededor de Barcelona bien explicada y asimilada por los usuarios, puede tender a conseguir una reducción de la velocidad media cercana a la velocidad ideal en tráfico contínuo que oscile alrededor del intervalo de 83-87 Kms/h que es, según todos los manuales de ingeniería de tráfico, la velocidad de máxima capacidad (porque mantiene los flujos de vehículos en régimen laminar, cada uno en su carril) pero también la de máxima seguridad porque tiende a equilibrar velocidades, ayuda a circular en paquete, las velocidades relativas se acercan a cero y las sensaciones de conducción individual en grupo cómoda se hacen más fuertes. En tal sentido, sin cambios de velocidad ni cambios de carril se evita el régimen de circulación turbulento que supone aceleraciones y deceleraciones innecesarias y por lo tanto tiende a reducirse el consumo y la contaminación. Se consigue, en fin, un tráfico más eficiente y seguro.

La Organización Mundial de la Salud recoge en su Resolución 57/309 sobre seguridad vial, en base a estudios aceptados como significativos que la reducción de un 1% en la velocidad media de una red disminuye la probabilidad de lesiones en un 2-3% y en los casos de accidentes mortales la reducción es del doble. El límite máximo de velocidad será siempre la referencia de las velocidades medias de los vehículos-conductores en una red vial y también de las puntas de velocidad, en función de las cuales está la frecuencia de los accidentes de tráfico y la severidad de las lesiones de sus ocupantes.

Por las elevadas intensidades medias diarias de la zona de que se trata, el conductor barcelonés debe de aceptar que esa zona es una prolongación del régimen de las Rondas de Barcelona con sus 80 Kms/h de límite máximo y que circulando en ese régimen todos saldremos ganando, sobre todo, por evidencias técnicas, en seguridad vial. Y que piense también que vendrán tiempos mejores para el transporte público colectivo. Ir a 80 en autopista cada uno por su carril es una fórmula de transporte colectivo con muchos conductores. Te metes en el carril como en la vía del tren y de allí no te mueves hasta la salida. “Keep your line” dicen los holandeses que ya hace tiempo han sido informados de que la velocidad ideal son los 87 Kms/h en paquete..

Una señal de limitación de velocidad de 80 Kms/h es pues una bunea medida de seguridad vial en los accesos a las grandes ciudades, aunque se debería poner énfasis en recordar que aquel 80 no se refiere a la velocidad mínima ni recomendable, sino a la máxima. Cuesta asimilarlo. Sobre todo si se mezclan argumentos climáticos con los de seguridad vial.

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