PANDEMIA: CASO CHILE.

PANDEMIA: CASO CHILE.

la autoridad chilena ni siquiera daba a conocer al pueblo de Chile del peligro que se cernía sobre sus ciudadanos y, así pasó todo el mes de enero del 2020, sin que se hiciera una proclamación preventiva o se capacitara a las personas sobre los hábitos, menos aún, que se tomaran medidas de resguardo de las ciudades donde los focos se presentaban, tal vez, porque el núcleo principal se encontraba en las zonas de los ciudadanos pudientes de Santiago, lo que se llama el barrio alto.
15 Mayo 2020

 

PANDEMIA: CASO CHILE.

 

Cuando nos amenaza un enemigo real, no políticamente inventado, como insinuó tiempo atrás el sr. Presidente, respecto que Chile está en guerra contra un enemigo poderoso, sin que ello fuera efectivo, en este caso, sí que es poderoso, pero, el mismo Sr. Presidente, no tuvo visión humana, de política sanitaria ni administrativa, para ubicarlo como el enemigo real en tiempo oportuno.

Creemos que aún suenan en su mente la expresiones dirigidas al mundo, calificando a Chile, como un oasis. No era oasis antes, menos es oasis ahora. No obstante, una pertinacia incomprensible, un negacionismo fuera de toda lógica le impidió tomar medidas oportunamente.

 

Todo experto en prevención, sabe que las medidas para evitar que el riesgo y que este se convierta en peligro y el peligro en un resultado dañoso, deben ser tomadas cuando se advierte la posibilidad que la enfermedad o el accidente ocurra.

Hacerlo fuera de tiempo implica una medida reactiva inútil, pues, el daño ya se produjo.

 

En el caso de Chile, sin duda no hubo medida alguna tomada a tiempo, en consecuencia, los resultados dañosos hoy se producen teniendo como causa la omisión de medidas preventivas.

Pruebas de ello es que al día 14 de mayo del 2020, Chile sumó 2.659 casos nuevos en las últimas 24 horas (2.301 con síntomas y 358 asintomáticos), además de 22 fallecidos, lo que eleva las cifras totales a 37.040 contagiados y 369 víctimas fatales desde el inicio de la pandemia. Los contagiados que se encuentran con el virus de forma activa y pueden contagiar se empinan por sobre los 19 mil casos.

El asunto es que el conocimiento de la situación que comprometía la salud mundial fue dado a conocer por China, aproximadamente, el 30 de diciembre de 2019.

Repito, 30 de diciembre de 2019. Pero pasó enero sin advertencia alguna.

A esa fecha, la autoridad chilena ni siquiera daba a conocer al pueblo de Chile del peligro que se cernía sobre sus ciudadanos y, así  pasó todo el mes de enero del 2020, sin que se hiciera una proclamación preventiva o se capacitara a las personas sobre  los hábitos, menos aún, que se tomaran medidas de resguardo de las ciudades donde los focos se presentaban, tal vez, porque el núcleo principal se encontraba en las zonas de los ciudadanos pudientes de Santiago, lo que se llama el barrio alto.

 

El primer caso confirmado se notificó el 2 de marzo de 2020.

Es decir, pasó también febrero.

En marzo, comenzó el retorno de todos aquellos privilegiados chilenos que pagaron costosos viajes a Europa, especialmente España, Italia, Francia, precisamente donde estaba el nido del bicho.

Frente a ese retorno la autoridad administrativa de salud, no hizo el menor intento de controlar la pandemia, revisando los antecedentes de los viajeros, sometiéndolos a cuarentena o examinando su condición de contagiados, presumible ya a esa fecha.

Ahora, hoy, la falta de interés, eficacia en las medidas, ha permitido que, de un número pequeño de contagiados, se dispare a cifras imposibles de controlar y perseguir, de una veintena localizada los primeros días de marzo a una cifra superior a los dos mil quinientos diarios y subiendo, hace pensar, que lo que no se logró en un comienzo, abiertas las defensas o elementos de control, intentarlo ahora,  revertir el proceso de contagio es una tarea muy difícil.

 

Por ello resulta que, la desidia administrativa, la falta de conocimiento real de lo que era esta pandemia, la omisión de medidas de control, el no cierre de las fronteras, la falta de un recogimiento nacional de cuarentena, las fallas de entender la real dimensión de las dificultades de vida de los no privilegiados, que les impide mantener ocultos en sus hogares, todo lo que del punto de vista jurídico hace recaer la responsabilidad de los Daños en el Estado, en lo general y, en los personeros que lo administran, culpables de esta debacle, lo que se ha  denominado la teoría de la responsabilidad del estado por falta de servicio, puede llevar, precisamente por no cumplir esas autoridades con el deber de protección de la ciudadanía, a que los dañados demanden las indemnizaciones  por perjuicios, incluso los morales, en primer lugar al Estado y como consecuencia de las normas administrativas vigentes, a los culpables de los daños.

Pero, más encima, se culpa a la propia ciudadanía de los resultados de la peste, cuando la ciudadanía jamás fue advertida con firmeza y seriedad en los primeros tiempos. No voy a repetir la expresiones dubitativas de la administración, pues, son humillantes para el país.

La prueba fundamental del hecho es:

1°.- El Gobierno tomó conocimiento del problema el 30 de diciembre de 2019.

2.- El Gobierno no realizó medida preventiva alguna en enero y febrero.

3.- Los primeros días de marzo hubo una veintenas de contagiados.

4.- De una veintena de contagiados en Marzo a 2500 diarios en mayo, solo significa ineficacia en las medidas gubernamentales.

5°.- Agreguemos que, desde ni un solo muerto en los primeros días de marzo, a la fecha actual, en solo dos meses nos acercamos rápidamente a los 400 fallecidos.

Sin duda alguna, preocuparse del incendio en la casa de los vecinos (alusión a Argentina), lleva a que súbitamente el fuego consuma nuestro propio hogar.

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