Sobre ranas, predictors y bolsas grandes de basura
Sobre ranas, predictors y bolsas grandes de basura
Desde siempre se ha intentado confirmar la incertidumbre de la gestación y, sobre ese episodio se han proyectado modos y maneras predictivas desde la picaresca, hasta que la ciencia pudo confirmarlo.
Conocer el sexo también ha sido y es fuente de duda. Desde antes que la biología y la genética nos permitiera adivinar el sexo con certeza, la superstición y los indicios del ojo clínico estaban presentes para asegurar si sería niño o niña. Al fin y al cabo, los adivinos tenían casi el cincuenta por ciento de probabilidad de acierto.
Cuentan las historias, que algún avispado gerente de una clínica encontró el sistema infalible para pronosticar el sexo de los futuros bebés antes que la ciencia. El método era de certeza total... A los impacientes padres se les pronosticaba el sexo del bebé y, acto seguido, en el libro de registro y control se apuntaba lo contrario a lo pronosticado; así que si se acertaba, genial, y cuando se fallaba, y los padres venían a preguntar la razón, se les enseñaba el apunte y se les comentaba que... su deseo y su inconsciente les había traicionado y que, por supuesto, el oráculo había sido correcto.
Si las ranas y los exámenes de orina han avanzado y permiten adelantar pronósticos ¿qué demonios pintan las bolsas grandes de basura en esta ecuación?
Pues algo muy comentado, resulta que las tiendas Target mediante un algoritmo eran capaces de realizar predicciones de este tipo.
Recuerdan... Una adolescente quedó embarazada, y por temor no se atrevía a confesárselo a sus padres, pero al entrar en la web de la tienda y buscar bolsa de basura grande, comida dietética y cremas corporales no perfumadas... El algoritmo identificó esto como “mujer embarazada” y empezó a enviar sistemáticamente a esta familia publicidad para futuras mamás...
Seguramente, si pensamos en los datos de este caso como si los pudiéramos tumbar en nuestro sofá de psicoanalistas, se podrían encontrar variables manifiestas. Tal vez, la comida sana era una reflexión de la angustiada joven por tener un bebé sano; incluso, la crema anti estrías era la solución que habría visto en alguna revista de divulgación para premamás ...
¿Pero las bolsas grandes de basura?.... Quizás, conscientemente, intentaría guardar la ropa que no podría usar, o desprenderse de comida insana...tal vez, metafóricamente, sería el adiós a los sueños de adolescente...
Lo importante para nosotros es que no son los datos aislados, ni el volumen, ni la velocidad, lo que nos permitirá sacar conclusiones..., lo importante, una vez más, son las preguntas inteligentes que dan soporte a la búsqueda, las que nos deben permitir avanzar en la prevención y mejora de la salud de los trabajadores.
Grandes masas de datos los tienen todas las administraciones, todas las organizaciones de trabajadores, todas las empresas... pero, parece que la parte de inteligencia necesaria para hacer las preguntas pertinentes y adecuadas que ayuden en la búsqueda de la reducción de los accidentes, están por realizarse... Seguimos estancados y los accidentes incrementan enganchados al ciclo económico… Mal augurio para un tiempo de conocimiento que va más allá de lo consciente y que ya debería estar generando bolsas grandes de basura que nos permitieran trabajar en nuestro esfuerzo de Sísifos para la reducción de accidentes laborales.