En busca del accidente perdido: ¿qué fue de los accidentes con baja?

En busca del accidente perdido: ¿qué fue de los accidentes con baja?

Una misteriosa desaparición que deja al descubierto la escasa fiabilidad de las estadísticas oficiales de siniestralidad de los últimos años
29 Septiembre 2017

La declaración de los accidentes de trabajo sin baja es obligatoria en España desde 1969, según lo dispuesto en la Resolución de la Dirección General de Previsión de 22/9/1969 (BOE de 15/10/1969), en cuyas instrucciones para la tramitación podía leerse: "En caso de accidente de trabajo, produzca o no la baja del trabajador o su muerte, dentro de las veinticuatro horas siguientes a aquélla en que haya tenido lugar el accidente, la Empresa cumplimentará, en ejemplar triplicado el "parte de accidente"...". El procedimiento de declaración era por tanto el mismo, hubiera o no el accidente producido la baja del trabajador.

Sin embargo no empezaron a publicarse datos sobre los accidentes de trabajo sin baja hasta 1977, año a partir del cual disponemos de la cifra de accidentes declarados separando los sin baja de los con baja. El gráfico siguiente muestra la evolución de ambas variables desde 1977 hasta 2016.

La observación del gráfico permite constatar dos aspectos destacables. En primer lugar, el brusco aumento de los accidentes sin baja declarados que se produce en 1988, lo cual presuntamente se debe a que en diciembre de 1987 se promulgó una nueva instrucción (la Orden Ministerial del 16/12/1987, BOE 29/12/1987) que establecía un nuevo modelo de parte de accidente de trabajo e introducía un procedimiento simplificado para la declaración de los accidentes sin baja, de los que solo debía entregarse una relación mensual con un escaso número de datos. Estas facilidades animaron sin duda a los empresarios, que empezaron a declarar muchos accidentes sin baja que con toda probabilidad antes no se declaraban.

El segundo aspecto a destacar es que desde 1988, año en que se entra en una nueva "normalidad" que duró hasta el año 2008, el número de accidentes sin baja declarados se sitúa siempre por debajo - aunque cerca - del número de accidentes con baja. Pero en 2008 ambas cifras se igualan y a partir de ahí el número de accidentes sin baja declarados es todos los años claramente superior al de accidentes con baja.

El siguiente gráfico, que recoge el porcentaje de accidentes sin baja respecto al total de accidentes, muestra claramente que a partir de 1988 y hasta 2008 el porcentaje de accidentes sin baja se situó permanentemente entre el 40 y el 50%, y solo a partir de ese año aumentó hasta alcanzar el 63%, descendiendo ligeramente en los últimos cinco años, pero manteniéndose siempre por encima del 60%.

Puesto que no parece probable que los trabajadores hubieran bruscamente decidido hacerse "poco daño" cuando tienen un accidente, no cabe sino concluir que a partir del año 2008 se modificaron sustancialmente los criterios para atribuir o no la baja a un determinado daño.

Sin entrar en el terreno de las causas del fenómeno, de las que nos ocuparemos en otra ocasión, lo que queremos destacar hoy es el hecho de que el citado cambio de criterio, que ha implicado que la probabilidad de que un trabajador accidentado reciba la baja haya bajado desde el 55% (en promedio) hasta menos del 40%, ha introducido un maquillaje sustancial en las estadísticas de siniestralidad que publica el Ministerio de Empleo, que básicamente se centran en los accidentes con baja.

En otras palabras, al haberse modificado los criterios de concesión de la baja y al incluir en el cálculo del índice de incidencia solo los accidentes con baja, los datos de dicho índice que publica el Ministerio presentan un notable sesgo, permitiendo deducir unas mejoras que podrían estar bastante lejos de la realidad.

Para evaluar y corregir ese sesgo hemos supuesto que en los años 2007 y posteriores el porcentaje "real" de accidentes con baja fue el 55%, que es aproximadamente el promedio de los 20 años anteriores, lo que nos ha permitido recalcular los valores del índice de incidencia publicado por el Ministerio. Los resultados se muestran en el siguiente gráfico.

La conclusión es obvia: el abultado descenso de la siniestralidad registrado en los primeros años de la crisis no fue tan grande como la estadística oficial da a entender. En gran medida se debió simplemente a la drástica reducción del número de casos a los que se daba la baja.

Dicho sea de paso, lo dicho hasta aquí no es particularmente original. Ya lo dijo, con la discreción necesaria, eso sí, el recién rebautizado Instituto Nacional de Seguridad e Higiene en el Trabajo hace más de tres años.

Si se releen el apartado titulado "El dato del mes" del número 132 de ERG@nline (febrero 2014) (disponible en:  http://www.insht.es/InshtWeb/Contenidos/Documentacion/PUBLICACIONES%20PE...) encontrarán abundantes similitudes con este artículo. Qué casualidad...

¿Qué opinas de este artículo?