Cuerpo Joven, Interseccionalidad y Seguridad. Instituto Politécnico Nacional

En la formación de los estudiantes técnicos de NMS del IPN, se ha incorporado la enseñanza de la seguridad como parte de la currícula escolar; sin embargo, aun cuando los programas de estudio contemplan la revisión de este contenido, lo cierto es que la realidad rebasa el esfuerzo educativo institucional en algunas áreas. En este trabajo, se da cuenta de la omisión de reglas de seguridad en las prácticas cotidianas de la especialidad técnica de sistemas automotrices entre los alumnos varones que cursan la misma. La inconsistencia en el uso de elementos de protección y seguridad, como son los cinturones de carga o guantes de carnaza es, por una parte, la manifestación de ser “hombres fuertes que aguantan” y por otra, la falta de equipo suficiente, que la precariedad económica de algunos jóvenes, obliga a trabajar en sus prácticas con equipo incompleto y/o prestado. Se requiere atender no sólo el uso constante del equipo de protección, buscando alternativas colectivas de uso y recaudación, sino también la actitud de riesgo que algunos varones jóvenes presentan basada en una masculinidad mal entendida. El reconocimiento del Cuerpo Protegido es indispensable.
Autor principal: 
SILVIA
OCHOA AYALA
Instituto Politécnico Nacional y DIE CINVESTAV
México
Coautores: 
David Alberto
Fariña Ochoa
Instituto Politécnico Nacional
México
Gumersindo David
Fariña López
Instituto Politécnico Nacional
México

Introducción

En la formación de los estudiantes técnicos de NMS del IPN, se ha incorporado la enseñanza de la seguridad como parte de la currícula escolar; sin embargo, aun cuando los programas de estudio contemplan la revisión de este contenido, lo cierto es que la realidad rebasa el esfuerzo educativo institucional en algunas áreas. En este trabajo, se da cuenta de la omisión de reglas de seguridad en las prácticas cotidianas de la especialidad técnica de sistemas automotrices entre los alumnos varones que cursan la misma. La inconsistencia en el uso de elementos de protección y seguridad, como son los cinturones de carga o guantes de carnaza es, por una parte, la manifestación de ser “hombres fuertes que aguantan” y por otra, la falta de equipo suficiente, que la precariedad económica de algunos jóvenes, obliga a trabajar en sus prácticas con equipo incompleto y/o prestado. Se requiere atender no sólo el uso constante del equipo de protección, buscando alternativas colectivas de uso y recaudación, sino también la actitud de riesgo que algunos varones jóvenes presentan basada en una masculinidad mal entendida. El reconocimiento del Cuerpo Protegido es indispensable.

La interseccionalidad es un paradigma que apoya el análisis de estructura y subjetividad, en el sentido de que las intersecciones de clase, género y raza hacen referencia a una articulación concreta: la de las formas de dominación que son experimentadas por las personas, de acuerdo con las posiciones sociales de los grupos que se encuentran en juego. Es decir, alude al hecho de que cada actor social es producido por la imbricación de las relaciones de clase, género y raza además de otras intersecciones y de la forma en que los agentes in-cprporan y extrapolan estas relaciones. La interseccionalidad es también una problemática política porque responde a dos consideraciones que han sido estratégicas para el movimiento feminista: la búsqueda de construir un sujeto político universalizable pero situado y sus relaciones con otros movimientos sociales.

Las consideraciones políticas relacionadas con las intersecciones introducen un sesgo en la representación de las lógicas sociales de la intersección que es importante resaltar, los movimientos sociales que se definen como movimientos de liberación de un grupo social predeterminado como son algunos grupos de trabajadores de raza negra o mujeres o grupos con precariedades, tienden a esencializar la relación social de dominación de la que se hacen cargo (el género, la raza, la clase) y a presentar una dimensión de la opresión como la fundamental, abstrayendo el contexto que integra una serie de situaciones también importantes que mantienen la dominación. Por ejemplo, se representa a las mujeres como si todas tuvieran las mismas características y tuvieran los mismos intereses.

Este tipo de construcciones fija las representaciones de manera geométrica sin atender la dinámica de las dominaciones, llevando a representar unos grupos como los hiperdominantes, que tienen todos los recursos y a otros como los paupérrimos dominados, desprovistos de cualquier posibilidad de agencia. La realidad relativiza y contradice estos presupuestos. Otro ejemplo es la situación de las mujeres negras en Estados Unidos y Europa que no es necesariamente la más desventajosa si la comparamos con la de los varones negros u otros varones racializados, como los árabes y musulmanes que están más sujetos que ellas al control policial, particularmente en el contexto actual del “conflicto de civilizaciones” (Viveros, 2008).

En relación con los cuerpos de adolescentes estudiantes de la especialidad técnica de sistemas automotrices, es posible desde la interseccionalidad, identificar la confluencia de varios ejes que colocan a las y los estudiantes en condiciones que es importante explicar, para dar cuenta de que el autocuidado que conlleva la seguridad laboral, se encuentra atravesado por la consustancialidad que los procesos de interseccionalidad pueden explicar.

Metodología

Los adolescentes menores de 18 años son trabajadores valiosos que fortalecen la dinámica y enriquecen la fuerza laboral del sector productivo. Son entusiastas y los gusta conocer, poseen gran potencial para aprender. No obstante, como sucede con los trabajadores adultos nuevos y/o faltos de experiencia, estos trabajadores adolescentes tienen mayor probabilidad de lesionarse en el trabajo cuando no reciben supervisión y capacitación adecuadas. Las lesiones y secuelas tienen consecuencias para toda la vida incluso otras pueden tener consecuencias mortales. Las lesiones laborales de los adolescentes pueden resultar costosas ya que implican rehabilitación prolongada o incapacidad permanente.

Los trabajadores adolescentes se lesionan cuando:

-Buscan y encuentran actividades donde no se les solicita ninguna formación, por lo que es relativamente fácil acceder, el objetivo es el sueldo que se percibe, la seguridad o funciones a realizar quedan en segundo término.

-Aceptan trabajos para los cuales no han recibido capacitación o la empresa no invierte en ésta tratándose de adolescentes, con la errónea idea de su corta temporalidad.

-No tienen la supervisión adecuada.

-Trabajan con herramientas o equipos peligrosos.

-Realizan tareas que infringen las leyes de empleo de adolescentes.

-La empresa considera que las y los jóvenes son “desechables”, el término es fuerte, pero indica la posibilidad de contemplar a estas y estos adolescente como personas que se sustituyen con mucha rapidez y que su clase no tiene los conocimientos para defenderse, dentro de este grupo las adolescentes sufren mayor cantidad de abusos diversos.

Los factores anteriormente mencionados no se presentan de manera aislada, fuera del joven trabajador, existen además otros ejes que imbricados vulnerabilizan más a unos trabajadores que a otros. Estos factores representan el lugar desde donde el o la joven emprende la tarea de iniciar la vida laboral. La formación académica a la que los jóvenes han podido acceder se enlaza con el género que los representa, como es sabido el acceso a determinadas actividades laborales está restringido para las mujeres, aun cuando se hayan formado para ello, la etnia o raza (en México particularmente la etnia), permea los lugares donde se colocará al trabajador, dándose preferencia a quién se presente más “blanqueado o blanqueada” para los puestos de atención al público. Se deja en otros espacios a los cuerpos jóvenes en trabajos de mayor riesgo a los menos “blanqueados”, incluso en lugares menos visibles. Por otra parte las mujeres también pueden ser colocadas en lugares más aislados o solitarios donde el acoso y/o abuso pueda ser llevado a cabo con impunidad.

Los jóvenes cuyo cuerpo adolescente se está transformando, requieren equipo de protección acorde a un cuerpo adolescente, que permita una movilidad adecuada con la seguridad propia para las dimensiones corporales propias de su ser. Los cuerpos de las y los adolescentes por su corta edad, están formando aún el cúmulo de experiencia sensorial necesaria para identificar algunas situaciones riesgosas, salvo aquellos y aquellas jóvenes que han tenido la oportunidad en su vida personal, de haber experimentado con los elementos con los que se trabaja en la empresa, las y los demás adolescentes requieren tiempo para experimentar sensorialmente el ambiente en que desarrollarán su experiencia, para incorporar los indicadores corporales que permitirán mayor cuidado. Es por esto que la capacitación para las y los jóvenes debe ser más específica.

Los uniformes no se elaboran adecuados para los cuerpos jóvenes, lo que se traduce en mangas de longitudes incorrectas, uso limitado de herramientas con dimensiones distintas a los cuerpos que las utilizan, uso de códigos de color que no son explicados y por lo tanto no adquieren significado en el uso del joven para su protección, colocación de materiales fuera del alcance de las adolescentes que además de tener menor estatura por su etnia y su género, no cuentan con bancos seguros para poder llevar a cabo esta actividad. Estas condiciones producen disminución en la productividad y por tanto el pretexto para no renovar un contrato o ascender a otro puesto.

Resultados

Al realizar la investigación documental sobre la condición de los adolescentes en cuanto a su contexto y oportunidades laborales, los datos proporcionados por el INEGI 2015, permiten la visibilización de las condiciones en que los adolescentes se encuentran en el marcado laboral y sus principales funciones. Se debe aclarar que esta es una medida estadística que contempla a todos los adolescentes del país por lo que nos permite vislumbrar un horizonte, hace falta indicar las condiciones laborales específicas de cada región, sea rural, suburbana o urbana para apreciar las diferentes formas en que los jóvenes se incorporan y las oportunidades que realmente poseen.

Tabla1 consultada el 10 de julio de 2015 en el espacio del INEGI 2015. Disponible en: http://www.inegi.org.mx/est/contenidos/proyectos/ce/default.aspx

En esta tabla, se puede observar 8 ámbitos laborales en que los adolescentes se incorporan, la distancia entre las actividades de varones y de mujeres, por ejemplo el trabajo independiente es muy escaso, dirigiéndose más al trabajo remunerado sin prestaciones u al trabajo sin acuerdo de remuneración que regularmente se desarrolla con familiares y/o vecinos. Igualmente las mujeres jóvenes colaboran los con trabajos denominados de carácter especial que se refiere regularmente al desarrollado en el cuidado de personas mayores, con discapacidad o niños.

Los tipos de trabajo que se desarrollan a esta edad son trabajos en donde casi no existe seguridad social ni para hombres ni para mujeres, sin embargo se observa una ligera diferencia en las mujeres en este rubro, ellas poseen algunos puntos porcentuales más altos que los varones en el trabajo remunerado con seguridad social, considerando que algunas tienen hijos, un punto de aceptación para los trabajos es que se cuente con ese apoyo incluso para los padres de estas jóvenes. El trabajo en que no se establece el sueldo a ganar, está constituido principalmente por apoyo extra a algún familiar o amistad que les paga sin dar cuenta de los montos reales, la búsqueda de un espacio de ingreso continuo es un reto constante para estas adolescentes, ya que incluso en instituciones gubernamentales están laborando a “nombre de”, cuando trabajan en el campo no reciben un sueldo estable, toda vez que son parte de las obligaciones que como mujer se tienen: el apoyo incondicional a la familia (Mohanty, 2008). El caso de los varones muestra que el acceso al trabajo es motivo de preocupación por su mayor índice de espacios laborales no remunerados, lo que los coloca en riesgo laboral mayor, especialmente en instituciones privadas donde nadie se hará cargo formalmente de algún percance que llegue a tener.

En este sentido, se observa que las condiciones laborales de las y los adolescentes no son las más propicias para su desarrollo, ni les permiten la consolidación en un lugar de la experiencia que están acumulando ni de las habilidades que van construyendo. Los trabajos son temporales, sin seguridad social o invisibles como es el caso del apoyo a familiares o los trabajos de cuidado que son considerados como parte del apoyo natural s la familia o comunidad y que no aportan a los adolescentes elementos adicionales de formación para el trabajo. Aquí vale la pena considerar que si el trabajo realizado, forma parte de una tradición u oficio familiar en la que las y los jóvenes puedan considerarse herederos y que conforme un gremio especializado, entonces las condiciones cambian, porque la jerarquía familiar ha colocado a estos adolescentes en un lugar de aprendizaje, en una zona de privilegio a la que otros jóvenes no podrían acceder fácilmente. En este sentido, la comunidad donde habitan los jóvenes podría ser considerada un habitus específico (Bourdieu, 1997).

El cuerpo joven es discriminado diferencialmente, citadino, suburbano o rural, responde a la necesidad económica familiar y personal con la aceptación de todo tipo de trabajos o “Chambas” donde el ingreso fluctúa y con la condición de la falta de permanencia o al menos de una temporalidad a mediano plazo, la y el joven rural e indígena sufren mayor discriminación, específicamente la joven indígena cuenta con menor escolaridad, incluso no habla español colocándola es el sector más vulnerable en un campo citadino.

La falta de continuidad y estabilidad laboral compite con el ritmo escolar, por lo que el seguimiento hacia niveles escolares altos es poco probable. Algunas y algunos jóvenes llegan a ser el sustento principal del hogar que puede ser uniparental, la exigencia económica hace que de igual forma no tengan uno sino dos trabajos posibles. El cuerpo joven detiene el desarrollo propuesto por las instituciones de protección social, para in-corporar en su práctica cotidiana, los saberes de la sobrevivencia. Su cuerpo se transforma acorde a las necesidades del trabajo, sus hábitos también cambian y revelan la experiencia de lo que se espera de un hombre o una mujer en la comunidad, en el barrio, en la urbe.

La uniformidad en las prácticas de los campos laborales, construye también formas de encarnar la rutina y el apego a las normas de la empresa, o institución o granja o domesticidad. La forma de abordar a un empleador o un jefe lleva la huella corporal del temor a perder la fuente de empleo.

La creatividad tiene pocas salidas y la rutina muchas trampas. El cuerpo joven que también se resiste a ser normalizado, encuentra formas de manifestarse, de jugar aún, de salir de lo común, sea a través del albur, del canto, el baile o de la broma. Busca un espacio para su juventud en lo cotidiano también, en el ejercicio de algún torneo o en un paseo no previsto. Tiene miedo al error, por lo que en ocasiones no indica sus miedos, sus molestias o falta de información, porque ello repercute después en la sustitución de su persona, como cuerpo joven sabe que hay otros cuerpos jóvenes en busca de oportunidades diversas, que es sustituible con facilidad.

En el ámbito escolar, particularmente el varón adolescente, tiende a “olvidar” las normas de seguridad que se enseñan en el aula, al indagar sobre estas normas y su aplicación en la vida práctica del trabajo automotriz, los jóvenes estudiantes indican que las normas se aplican “a veces” ya que:

“no son tan necesarias, nosotros podemos trabajar bien así”,”Los hombres no somos delicados, no se nos maltratan las manos como a las mujeres””El equipo estorba” ”se me olvida traerlo”” Juan siempre me presta su equipo, pero hoy no vino””Con el overol basta, al fin no cargo nada pesado”“las chicas no cargan ¿para qué necesitarían faja?”. “Los hombres no requerimos faja, no pesan tanto las cosas”“ES divertido sentir la grasa en las manos”“Los zapatos con casquillo metálico son caros”

La observación directa en los talleres, permite afirmar que los jóvenes no hacen uso de cinturones de carga, los guantes son usados sólo por algunos chicos y chicas, incluso no todos usan zapatos con casquillo metálico. Un grupo de alumnos comentó el caso de Eduardo a quién le cayó un cigüeñal en el pie, afortunadamente Eduardo traía puestos sus zapatos de casquillo que contuvieron el impacto y le doblaron el zapato sin ocasionarle ningún daño. El conocimiento de los riesgos se comprueba, pero son otros ejes los que evitan la consolidación de la seguridad.

Los docentes se han concentrado en la solución directa de problemas de funcionamiento del motor y estas reglas se dan por sentadas. Llama la atención que esta actitud puede repetirse en los ámbitos del trabajo real, creando un círculo de riesgo.

Discusión de resultados

Los cuerpos jóvenes constituyen una responsabilidad social compartida, agregan fuerza, alegría y entusiasmo al ambiente de trabajo. Son creativos y encuentran formas alternativas para solucionar problemas. En los breves relatos anteriores, se puede observar que el asunto de la seguridad no tiene el peso adecuado, se vincula a la tradición de trabajar con las manos sin protección que es un signo de ser hombre fuerte, hombre no delicado “como las mujeres”. Esto es una interpretación de género en el sentido de marcar distancia con la naturalizada esencia frágil de las mujeres. Importa mucho el overol que es identificado como el vestuario que impide que tu ropa se vea mal: “Me quito el overol si voy al salón o a ver a mi novia”. El cuidado de la ropa implica también el cuidado de la imagen, importante para las y los adolescentes y de los recursos económicos que se tienen.

El préstamo de equipo de protección es común para algunos jóvenes que no cuentan con los recursos para adquirirlos, pero que se encuentran condicionados al préstamo e incluso la asistencia del amigo que proporciona estos elementos, aquí la clase se hace evidente, se entreteje además la situación de que estos equipos quizá no tengan las medidas correctas para quién solicita el préstamo, y la limitante de tiempo ya que el compañero o compañera también requerirá su uso.

Los alumnos indican que no es pesado lo que cargan, sin embargo, se observa la carga de cajas no pequeñas de tornillos diversos, cambio o movimiento con llantas y algunos mecanismos bastante pesados, pero son varones y los varones “Pueden cargar, por eso son hombres”, la naturalización de la fuerza varonil ha ocasionado que se lastimen la espalda algunos de ellos.

Aquí presentamos un cuadro con sugerencias en seguridad para jóvenes. Al analizar con cuidado las recomendaciones que este organismo propone para el cuidado de los jóvenes, se observa que se ha hecho para determinado tipo de jóvenes, es decir, se debe atender con cuidado al hecho de que no todas las reglas son adecuadas para todos los chicos, pero que además, falta contemplar las cuestiones contextuales y culturales de estas y estos adolescentes.

Parece que la propuesta es correcta pensando en que el dueño de los medios de producción realmente comprendiera las necesidades del cuerpo joven y de su realidad, no obstante, elimina la historia de la comunidad, naturalizando la condición juvenil convirtiendo a las y los adolescentes en seres sin experiencia a los que hay que cuidar por ser “incapaces de antemano”, lo rescatable es el énfasis en capacitar y supervisar a los jóvenes. Si al contratar jóvenes menores como suele suceder, se les indicara la ley se protegerían más, desafortunadamente esta información no llega a chicas y chicos ya que no es conveniente para su manejo y su pago.

Otro aspecto muy importante es nuevamente la presencia de la naturalización en la concepción de los jóvenes como un grupo uniforme, como si todos fueran iguales y tuvieran las mismas condiciones, como se ha revisado anteriormente, las condiciones de los grupos cambian, si son chicas, estas condiciones cambian pero si además son indígenas, la complejidad cambia cualitativamente.

Una problemática que se ha presentado con frecuencia es la confusión de la interseccionalidad con la suma de factores (Viveros, 2008) a manera de “sandwich”, en algunos ámbitos legales incluso le denominan opresiones dobles o triples (Viveros, 2008). Esta postura simplista resta complejidad al paradigma impidiendo ver el entretejido de los factores. En términos de seguridad, si se analizan las condiciones de manera integral, se puede alcanzar un alto nivel de prevención en los grupos vulnerables de adolescentes trabajadoras y trabajadores, que son un sector importante y de alta productividad, además de ser un compromiso social con el sector productivo de cualquier país o región.

La tabla que a continuación se presenta, resume aspectos relevantes para el trato de adolescentes trabajadores, pero resulta insuficiente si se consideran los ejes específicos que atraviesan las regiones y los grupos sociales con los que se nutren las empresas. Su contenido es sólo un ejemplo de varios intentos de legislación y normatividad que carece de sensibilidad para contemplar la especificidad juvenil.

Cuidar el cumplimiento de las siguientes condiciones:

Evitar situaciones que pueden ocasionar serios daños:

  • Conozca las leyes y verifique el cumplimiento de las mismas.

· No contrate trabajadores que sean menores de 16 años de edad, excepto para trabajos de oficina o como parte del personal de ventas.

  • Capacite a sus empleados adolescentes sobre qué tareas pueden realizar o no pueden realizar legalmente.

· No asigne a los trabajadores adolescentes tareas que requieran el uso de herramientas eléctricas o la operación de equipos pesados.

  • Asegúrese de que los trabajadores adolescentes reciban instrucciones claras para todas y cada una de las tareas asignadas.

· No asigne a los trabajadores adolescentes una tarea para la que no hayan recibido capacitación sobre cómo realizar esa tarea específica.

  • Establezca una regla estricta de que los trabajadores adolescentes ÚNICAMENTE pueden realizar tareas para las cuales han recibido capacitación.

· No permita que los trabajadores adolescentes realicen tareas para las cuales no han recibido capacitación o que infringen la ley.

  • Asegúrese de que los trabajadores adolescentes conozcan las reglas federales y estatales relacionadas con el empleo de adolescentes.

· No establezca horarios de trabajo que infrinjan las leyes. Las leyes federales, y algunas leyes estatales, prohíben que ciertos trabajadores adolescentes trabajen demasiado tiempo o demasiado tarde.

  • Reconozca que el lenguaje puede ser una barrera para los trabajadores adolescentes que no tienen dominio del idioma español (en el caso de jóvenes indígenas), considere también la especificidad de algunos términos técnicos.
  • Pida a los trabajadores adolescentes que demuestren que entienden lo que se dijo.

· · No suponga que los trabajadores adolescentes entienden todo lo que se les ha dicho. Los adolescentes regularmente no expresan espontáneamente sus dudas por temor a ser despedidos o pasar “por tontos”. La falta de precisión en el lenguaje es peligrosa laboralmente.

  • Proporcione a los trabajadores adolescentes equipo protector personal adecuado y que se ajuste a su talla; por ejemplo zapatos con punta de acero y cascos.

· No asigne a los trabajadores adolescentes tareas que exijan el uso de equipo protector personal para peligros extremos (por ejemplo, tareas que requieran el uso de un respirador) o equipo protector personal que no pueda ser diseñado para tallas juveniles más pequeñas (por ejemplo, tareas que requieran el uso de protección para caídas).

  • Provea supervisión adecuada. Corrija los errores.
  • Recalque el tema de la seguridad a los supervisores.
  • Recomiende enfáticamente a los supervisores que den un buen ejemplo en cuanto a actitudes de seguridad y hábitos de trabajo seguro.

· No permita que los trabajadores adolescentes trabajen solos.

  • ~Advierta a los adolescentes de los peligros y las posibles consecuencias. Comparta sus experiencias.~

Tabla 2 adaptada del Instituto Nacional para la Seguridad y Salud Ocupacional (NIOSH) 10/07/15 EUA. Disponible en: http://www.cdc.gov/spanish/niosh/docs/2004-113_sp/

Agradecimientos

Agradecemos a la ORP por la oportunidad de presentar esta propuesta en el XV Congreso Internacional de Prevención de Riesgos Laborales.

Conclusiones

Los cuerpos juveniles proyectan el entrecruzamiento de distintos ejes de dominación que los colocan en situaciones de vulnerabilidad, pero de distinto nivel y características.

El ámbito laboral que ocupa esta fuerza de trabajo juvenil, no proporciona las prestaciones ni los servicios que deben tener, muchas veces porque las y los jóvenes por su edad, aún no son sujetos de servicios de ley, esto constituye un grave riesgo para las y los trabajadores en caso de un accidente.

Algunos familiares y conocidos con quienes laboran, invisivilizan las necesidades específicas del cuerpo joven y domestican las actividades, creando la idea de que se les proporciona la “oportunidad” de ganar algún dinero o que su labor no es trascendente.

Los ritmos escolares y laborales no siempre concuerdan, con ello la posibilidad de mantenerse en la escuela o buscar continuar con los estudios es mínima.

La importancia de mantenerse en la escuela se relaciona con el valor que la familia otorga a este recurso, como mecanismo de construcción de capital simbólico. Los adolescentes con mayor nivel académico, suelen mantener un proyecto de vida de mayor alcance y tomar la seguridad como elemento de protección valioso.

La congruencia del ámbito laboral, la práctica concreta en los espacios y la seguridad real para las y los adolescentes está fragmentada, la y el joven son cuerpos sustituibles, casi desechables.

El género como interpretación esencialista de las condiciones “propias” de hombres y mujeres es un factor de riesgo que rara vez es identificado y atendido.

La carencia de equipo propio disminuye la formación en seguridad que los jóvenes puedan alcanzar, ya que fomenta la justificación de que las actividades se pueden realizar sin equipo de protección.

Considérese la imbricación de un joven varón de 17 años sin equipo de seguridad, que lucha por mantenerse en la escuela, que considera que el equipo no es tan necesario, que los hombres deben ser fuertes y que se adapta de muchas maneras al trabajo de sistemas automotrices. La vulnerabilidad se amplía.

La interseccionalidad consiste en aprehender las relaciones sociales como construcciones simultáneas en distintos órdenes, de clase, género y raza y en diferentes configuraciones históricas que forman lo que llaman Candace West y Sarah Fentersmaker, “realizaciones situadas”, es decir, contextos en los cuales las interacciones de las categorías de raza, clase y género actualizan dichas categorías y les confieren su significado.

Referencias Bibliográficas

Bourdieu, P. (1984): Distinction: a Social Critique of the Judgement of Taste. Londres: routledge & Kegan Paul.

Bourdieu, P. (1997): Cultural Theory: Critical investigations. Londres: Sage Bourdieu, Pierre/Wacquant, lJD (1996): an invitation to reflexive Sociology. Chicago: University of Chicago Press.

Crenshaw, K. (1989). “Demarginalizing the intersection of race and sex: a black feminist critique of antidiscrimination doctrine, feminist theory and antiracist politics”. University of Chicago Legal Forum): 139-167.

T Mohanty, Ch. (2008) “De vuelta a Bajo los ojos de Occidente‟: la solidaridad feminista a través de las luchas anticapitalistas”. En: Liliana Suarez Navas y Rosalva Aída Hernández (eds.). Descolonizando el feminismo. Teorías y prácticas desde los márgenes, Madrid: Ediciones Cátedra, Universitat de Valencia, Instituto de la mujer, pp. 407-463

Viveros V. M. (2002) De quebradores y cumplidores: sobre hombres, masculinidades y relaciones de género en Colombia. Bogotá: Universidad Nacional de Colombia /Fundación Ford/ Profamilia,

Viveros V. M.(2008) “Más que una cuestión de piel. Determinantes sociales y orientaciones subjetivas ebn los encuentros y desencuentros heterosexuales entre mujeres y hombres negros y no negros en Bogotá,” En: Peter Wade, Fernando Urrea y mara Viveros (éd). Raza, etnicidad y sexualidades. Ciudadanía y multiculturalismo en América Latina., Bogotá: Facultad de Ciencias Humanas Universidad Nacional de Colombia, , pp. 247-279.

West, C. & Fenstermaker, S. (2010) “Haciendo la diferencia”, en: Estudiar el racismo. Textos y herramientas, Cuaderno de trabajo AFRODESC/EUESCL No. 8, México.

Papers relacionados

ORP 2015
Isidro J
Ibarra Berrocal
Universidad Politécnica de Cartagena
España
ORP 2015
Jorge Raúl
Parente
Universidad Tecnológica Nacional
Argentina
ORP 2015
Lola
Ojados González
Universidad Politécnica de Cartagena
España
ORP 2015
JEILENE ABIGAIL
ROSAS SALAS
INSTITUTO POLITÉCNICO NACIONAL
México