El aire contaminado nos endurece la arterias y favorece el riesgo de ictus

El aire contaminado nos endurece la arterias y favorece el riesgo de ictus

Las personas que viven en las zonas más contaminadas tienen un riesgo de un 24% mayor de estenosis de la arteria carótida en comparación con quienes respiran aires menos contaminados
21 Marzo 2015

Vivir en zonas con aire contaminado incrementa el riesgo de ictus o infarto cerebral. La razón radica en que las personas que respiran diariamente aire contaminado se enfrentan a un mayor riesgo de estenosis de la arteria carótida, es decir, un estrechamiento de las arterias que suministran sangre al cerebro, según un estudio presentado durante la Sesión Científica Anual del Colegio Americano de Cardiología y que se publicará en «Journal of the American College of Cardiology».

Son muchas las investigaciones que han asociado la contaminación atmosférica con problemas cardiovasculares, pero la mayoría se han centrado en los efectos en el corazón y las arterias circundantes. Este nuevo trabajo, sin embargo, ha examinado las consecuencias en las arterias de la cabeza y el cuello, y sus resultados demuestran que la polución podría aumentar el riesgo de eventos cerebrovasculares al privar al cerebro de oxígeno.

El estudio ha analizado la información cardiovascular de más de 300.000 personas que viven en Nueva York, Nueva Jersey y Connecticut. Los investigadores, dirigidos por Jonathan D. Newman, del NYU Langone Medical Center (EE.UU.) examinaron la relación entre la estenosis de la arteria carótida y los niveles de contaminación atmosférica en el código postal de la casa de cada persona sobre la base de mediciones de calidad del aire recogidas por la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos de 2003 a 2008.

Su análisis mostró que aquellos que viven en las zonas más contaminadas tenían un riesgo de un 24% mayor de estenosis de la arteria carótida en comparación con quienes respiran aires menos contaminados.

La investigación se centró en la contaminación por partículas finas, definidas como partículas de contaminación menor que 2,5 micrómetros de diámetro. Las partículas finas es la forma más común de contaminación del aire y se deriva en gran medida de los automóviles y la quema de carbón o madera.

«Los resultados llaman la atención sobre la importancia de las estrategias para reducir la contaminación del aire», afirma Newman. Los hallazgos también apuntan a la contaminación del aire como un factor potencial que podría ayudar a explicar por qué algunas personas, como las que padecen diabetes, parecen ser más susceptibles a los problemas cardiovasculares que otras.

Además, el experto sugiere que analizar los mecanismos biológicos por los que la contaminación del aire podría aumentar la estenosis de la arteria carótida también podría ayudar a dilucidar el papel de la contaminación del aire en los accidentes cerebrovasculares y otras formas de patología cardiovascular.

 Fuente ABC

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