La formación deformada

La formación deformada

¿Hasta cuando no cumpliremos la primera norma de Grice: comunicar lo necesario y únicamente eso para lograr una mayor repercusión?
11 Abril 2016

Tabla satírica de un tríptico flamenco. c.1520. Lieja. Biblioteca Central

Citando al tristemente desaparecido Umberto Eco al referirse a los relojes que lo marcan todo y, al final, lo que más les cuesta, o lo que más nos cuesta a nosotros, es hallar la hora exacta dice: Todos estos relojes, como toda la industria de la información hoy en día, corren el riesgo de no comunicar ya nada porque quieren decir demasiado (U.E. "Segundo diario mínimo" Ed. Sudamericana 2013. pág.185).

La primera máxima de cooperación de Grice dice: Máxima de cantidad. Se relaciona con la cantidad de información que debe darse. Comprende, a su vez, las siguientes submáximas: «Haga su contribución tan informativa como se requiera (de acuerdo con el propósito de la comunicación)». «No haga su contribución más informativa de lo requerido». 

Máxima lo suficientemente clara, y lo suficientemente desconocida, que puede indicarnos a los enseñantes que no por mucho "informar" lograremos los cambios conductuales que nuestros objetivos han definido. Todo tiene su tiempo, su intensidad, su extensión y su momento. La formación (y más en PRL que pretende cambios comportamentales perdurables), supone una planificación muy inteligente para decir lo que hay que decir (lo que alumno debe "saber", lo que debe "hacer" y, especialmente, la "actitud" con la que se supone que se da la conducta, el deseo de realizar lo que el proceso comunicativo/aprendizaje nos ha proporcionado.

Cuando por un lado o por otro el proceso de aprendizaje se nos complica como una extraña madeja, podemos tener claro que los alumnos están aprendiendo pòco. Tal vez hayamos quedado muy bien frente a padres, jefes, comités o la mismísima sociedad, pero la eficacia docente no se ha dado. Tal vez, incluso, quedamos bien frente a nosotros mismos: somos más sabios, más informados, más profesionales, etc. dejamos al personal con la boca abierta ante nuestros conocimientos y la habilidad formal de transmitirlos; pero de ahí a la verdadera repercusión del lenguaje hay un gran trecho.

Que nuestra formación no se nos "deforme" grotescamente y acabe convertida en una caricatura de ella misma sin ninguna utilidad práctica.

¿Qué opinas de este artículo?