Cambio climático: ¿mito o realidad? (1 / 3)

Cambio climático: ¿mito o realidad? (1 / 3)

El Cambio Climático genera un sinnúmero de debates, controversias, contradicciones y especulaciones. Con el propósito de clarificar conceptos que muchas veces son interpretados de modo erróneo, a lo largo de tres entradas en este Blog se comentaran algunos de los aspectos que suscitan más confusión a la hora de extraer conclusiones objetivas sobre el calentamiento global y la crisis climática.
14 October 2019

EL CAMBIO CLIMÁTICO A LO LARGO DE LA HISTORIA DE LA HUMANIDAD

Hablar de la crisis climática es, desde las últimas décadas, un tema recurrente. El tema atrae la atención de científicos, políticos, historiadores, ambientalistas y ciudadanos, quienes se refieren a este fenómeno desde distintos puntos de vista y plataformas de opinión, a menudo confundiendo los términos “cambio climático” y “calentamiento global”, que no son precisamente sinónimos.

El calentamiento global genera un gran impacto en la opinión pública. La sociedad ha tomado conciencia de que la acción humana mal dirigida afecta a su entorno de vida y a su seguridad. La atención se ha centrado en los efectos del aumento de la temperatura global producida desde mediados del siglo diecinueve como consecuencia del incremento de los gases de efecto invernadero en la atmósfera, atribuido principalmente a las emisiones de dióxido de carbono (CO2) por el uso desenfrenado de combustibles fósiles.

El cambio climático como tal no es un fenómeno reciente, sino que tiene una larga historia que supera incluso las barreras de la existencia humana, remontándose a los tiempos más lejanos de la historia del planeta. Mediante una simple mirada en retrospectiva, es posible constatar que siglos atrás el aspecto de la tierra era muy diferente al actual. Todos los continentes estaban unidos, los océanos que hoy se aprecian como tales no existían, y formaban parte de un único y universal recipiente de agua denominado Panthalassa, el enorme océano global que rodeaba al supercontinente Pangea hacia el final del periodo Paleozoico y el principio de la era Mesozoica.

Esta distribución terrestre produjo el aumento de las corrientes oceánicas y una diferencia de temperatura considerable con respecto a la de hoy en día. Por efecto de la tectónica de placas, las tierras se fueron separando, conformando la disposición actual de los contimentes. También el llamado periodo de los glaciares, ocurrido hace dos millones de años, dio lugar a un panorama muy diferente: gran parte de Sudamérica, Norteamérica y Europa se encontraban bajo una gruesa capa de hielo, que con el tiempo se fue derritiendo, dando lugar al periodo en el cual vivimos, conocido como Interglaciar.

Los estudios científicos sobre el cambio climático se iniciaron a principios del siglo XIX, cuando se sospechó por primera vez de las épocas glaciares y otros cambios naturales en el paleoclima, y se identificó el efecto invernadero natural. A finales del siglo XIX, los científicos ya argumentaron que las emisiones humanas con efecto invernadero podían alterar el clima, pero los cálculos fueron cuestionados. Teorías más avanzadas sobre el cambio climático ganaban peso, incluyendo la influencia sobre este fenómeno de fuerzas que iban desde el vulcanismo hasta las variaciones de la radiación solar.

El principal responsable del calentamiento global causante de la crisis climática es el ser humano, cuyas actividades generan emisiones de gases de efecto invernadero que hacen subir la temperatura del planeta. Pese a que la principal causa de este fenómeno es el CO2, responsable del 63% del calentamiento global, existen también otros componentes que contribuyen a incrementarlo, entre los cuales destacan el metano, el óxido nitroso y los clorofluorocarbonos (CFC). Estos gases se acumulan en la atmósfera y calientan la tierra en exceso, provocando las graves consecuencias ambientales, sociales y económicas que actualmente afectan a todo el globo.

A la luz de las constataciones anteriormente expuestas, es fácil deducir que el “calentamiento global”, generador de anomalías climáticas cuyas consecuencias afectan a todo el mundo, no es sinónimo de “cambio climático”, sino más bien la causa de lo que debería denominarse “crisis climática”. En todo caso, existe actualmente un problema que hoy en día no ofrece lugar a dudas y que no debe ser despreciado: el hielo de los polos de la tierra se derrite, los ciclos de lluvia son cada vez más dispersos, irregulares y turbulentos, se producen fenómenos meteorológicos más frecuentes y extremos, cambian caprichosamente los patrones de precipitaciones y temperaturas, y aumenta el nivel de los océanos. Además, los desastres naturales, tales como sequías, inundaciones, huracanes e incendios forestales, son cada vez más frecuentes y pronunciados, la contaminación del aire genera epidemias y enfermedades mortales, y desaparecen componentes de la flora y de la fauna amenazando seriamente la biodiversidad del planeta. Como problema añadido, se suma la necesidad de planificar la relocalización de ciertos cultivos agrícolas para adaptarlos a condiciones climáticas que permitan asegurar su viabilidad y rendimiento, y de gestionar los procesos migratorios de aquellas poblaciones humanas obligadas a abandonar territorios donde ya les es imposible prosperar.

INDUSTRIALIZACION Y CALENTAMIENTO GLOBAL

Un rápido y resumido análisis de la evolución de la civilización mundial a lo largo del tiempo demuestra que resulta difícil negar la relación existente entre el avance de la industrialización y el consecuente aparecimiento de los problemas ambientales y climáticos. A lo largo del transcurso del tiempo el ser humano ha logrado grandes progresos con el avance de la tecnología. A partir del siglo XVII, el hombre inició la extracción de fósiles de la tierra, primero bajo la forma de carbón, y luego de petróleo, y desencadenó el uso de estos materiales como combustible, dando lugar al aumento creciente de las emisiones de CO2 y, por consiguiente, al aumento de la temperatura ambiental.

En 1938 Guy Callendar se convirtió en el primer científico que relacionó el cambio climático con la actividad humana. En concreto, confirmó que el fenómeno era debido a las emisiones de gases de efecto invernadero a la atmósfera, la principal causa del consecuente incremento de las temperaturas. Habían transcurrido 100 años de industrialización del planeta, y las consecuencias negativas sobre el clima ya empezaban a notarse.

Desde ese momento, se consideró a la acción humana como la principal causa de las anomalías climáticas. En 1959, Edward Teller señaló directamente a los combustibles fósiles como responsables del aumento de la temperatura a nivel global, una conclusión basada en una observación tan simple como la de comparar las tablas de consumo energético con las de temperatura.

En los años 60 del siglo XX, el efecto del calentamiento atmosférico producido por el dióxido de carbono se hizo cada vez más convincente, aunque algunos científicos también apuntaron que otras causas, como las emisiones contaminantes a la atmósfera en forma de aerosoles, podían también tener efectos negativos sobre el clima.

Durante los años 70, la opinión de los científicos se inclinó cada vez más a favor de los argumentos basados en el calentamiento. Durante los años 90, como resultado de la digitalización y de los avances en precisión de los modelos informáticos y de las observaciones directas, se llegó al consenso de que el efecto invernadero estuvo involucrado en la mayoría de los cambios climáticos, y que las emisiones humanas traían consigo serios problemas de calentamiento global.

Desde entonces, y hasta la actualidad, la mayoría de los trabajos científicos han sido orientados a la producción de informes estadísticos y modelos predictivos con el fin de impartir objetividad a las conclusiones. En 1988, la Organización Meteorológica Mundial (OMM), ​ y el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (UNEP) crearon el IPCC (Intergovernmental Panel on Climate Change). Este organismo, una organización intergubernamental de Naciones Unidas, reúne a un grupo de expertos sobre Cambio Climático, cuya misión es proveer al mundo con una opinión objetiva y científica sobre este fenómeno, sus impactos y riesgos naturales, políticos y económicos, y las posibles opciones de respuesta para prevenirlos y reducirlos.

CONSECUENCIAS DEL CALENTAMIENTO GLOBAL

¿Cuáles son las consecuencias del calentamiento global, y cómo éste influye en el clima? Aunque cueste creerlo, sus secuelas apuntan más a lo apocalíptico de lo que cabría pensar. Si se tiene en cuenta el ámbito más crítico del entorno europeo, los veranos en el Mediterráneo podrían ser más largos. Se estima que en el año 2100 el verano durará medio año, con las consecuencias fatales que tendría un episodio de esta naturaleza: sequías, aumento de las temperaturas medias, e incremento de la mortalidad por calor, son ejemplos de algunos de los problemas que vendrían asociados a esta situación. De hecho, algunos de los últimos veranos se han prolongado hasta el mes de noviembre, con temperaturas superiores a 30º, y con el invierno a tan solo escasos días. Se estima que la primera gran sequía global podría llegar hacia el año 2025.

Otro elemento que dispararía la gravedad del calentamiento global es la incidencia de fenómenos meteorológicos extremos y su influencia en la intensidad y frecuencia de los desastres naturales. Las lluvias, las tormentas eléctricas o los huracanes serían mucho más letales, entre otros motivos, por el aumento del calor. La subida de las temperaturas permite al aire retener más agua, potenciando los efectos adversos de dichos episodios. El deshielo glacial, el aumento del nivel de mares y océanos, la disminución en la calidad del aire, la extinción acelerada de especies de flora y fauna, son otras de las consecuencias del calentamiento global. Todos estos fenómenos tendrían además un serio efecto sobre los cultivos, generando, entre otras, la necesidad de desplazar las explotaciones agrícolas para adaptar las variedades de plantas a condiciones climáticas más favorables para su cultivo. Y como resultado, esta situación tendría gran influencia sobre los procesos migratorios y la relocalización de las poblaciones rurales desplazadas por los cambios climáticos.

Por otro lado, estudios científicos apuntan a que, en 2050, la temperatura global se habrá incrementado en 2ºC. Como referencia que subraya la seriedad de esta constatación, basta con destacar que, desde que comenzó la Revolución Industrial, el aumento de la temperatura en el planeta ha sido de 0,5ºC. Es decir que, en 2050, se habrá multiplicado por cuatro ese incremento.

Aunque no es fácil ni se puede lograr el objetivo con celeridad, la crisis climática puede ser revertida y controlada, pero solo si se toma conciencia del problema, se asume con rigor y objetividad la historia del pasado, y se actúa responsablemente en el presente para asegurar la sostenibilidad de un planeta cuyo futuro adquiere matices cada vez más dramáticos.

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