La importancia de compartir información con los compañeros

La importancia de compartir información con los compañeros

La idea de que “la información es poder” sigue vertebrando nuestro trabajo, lo que facilita que los empleados la oculten para beneficio propio o para hacerse indispensables
22 September 2019

¿Podría decir cuánto cobra quien se sienta a su lado en el trabajo? ¿Tiene algún compañero cerca que sea indispensable por lo que sabe? Si es así, sus colegas no están compartiendo todo lo que saben con el grupo. Pero, ¿quién puede culparlos? Casi nadie lo hace. Esta situación, respaldada por la cultura empresarial en la que nos desenvolvemos, puede generar fricciones entre compañeros y sirve de alimento a los entornos laborales hostiles. A las empresas les interesa estimular el conocimiento compartido, pero muchos empleados fingen no saber o no poder compartirlo y dan largas. Sucede con el conocimiento que es necesario para desempeñar las tareas diarias, pero también con la información relacionada con la situación laboral. ¿Qué nos ha llevado hasta este punto?

Aunque se hable poco de la ocultación de conocimiento, es un fenómeno que ha sido ampliamente estudiado por la psicología social. Los estudios llevan mucho tiempo demostrando las ventajas de hablar con los compañeros de trabajo y compartir información con ellos. En la revisión Knowledge sharing: a review and directions for future research, llevada a cabo por las universidades de Nevada y Ohio, se repasan los avances aceptados por la comunidad científica hasta la fecha: cuando los trabajadores comparten lo que saben “mejora la creatividad, se estimula la innovación y mejoran los resultados para los individuos, los equipos y las organizaciones”, se lee en el estudio. No se extrae ninguna consecuencia negativa. Entonces, ¿qué hace que los trabajadores prefieran callar lo que saben?

Una de las explicaciones que valoran los investigadores es que quizá los empleados utilizan esta técnica para hacerse indispensables. Cuando solo una persona sabe resolver un problema recurrente en la organización, se convierte en alguien más valioso. Compartir ese conocimiento es mejor para el desarrollo de la empresa, pero puede ser perjudicial para los intereses del empleado en cuestión. La investigación Different motivations for knowledge sharing and hiding, realizado por investigadores de la Universidad de Perth (Australia), ahonda en esta situación y da más detalles sobre la motivación que hay detrás de este comportamiento. Las conclusiones, publicadas en la revista científica Journal of Organizational Behavior, aseguran que el tipo de trabajo y la autonomía de los componentes del equipo son dos factores que pueden influir en la predisposición de los empleados a compartir o no su conocimiento con sus colegas.

Según este estudio, las tareas más cognitivas, en las que las personas necesitan procesar grandes cantidades de datos y resolver problemas complejos, tienden a fomentar el intercambio de información. Según interpretan los investigadores, “el trabajo cognitivo puede ser más interesante y estimulante, lo que puede promover las conversaciones sobre el asunto”. Esto tiene sentido, pero hay una conclusión que resulta llamativa: es más probable que los trabajadores oculten lo que saben si creen que sus colegas dependen de ellos. Cuando perciben que tienen a alguien a su cargo, se sienten presionados a compartir su conocimiento y esto termina llevándolos a ocultar parte de él. “Las peticiones constantes les quitan tiempo y los trabajadores tienden a priorizar sus tareas en lugar de compartir y explicar lo que otros les piden. Incluso llegan a fingir que no tienen la información que les están pidiendo”, explica Marylène Gagné, una de las investigadoras responsables del estudio.

“Nuestros resultados muestran que compartir conocimiento es más probable cuando los trabajadores están motivados por ellos mismos”, continúa Gagné. “Cuando la motivación es externa (por ejemplo, cuando trabajan solo por el dinero), suelen pasarlo por alto”. Una de las lecciones que los investigadores extraen de este aspecto es que presionar a los empleados para que compartan más lo que saben no es una técnica que funcione muy bien. De hecho, puede ser contraproducente, aseguran.

  • Tampoco hablamos del sueldo

Callamos lo que sabemos sobre el trabajo que hacemos día a día, pero también nos guardamos la información sobre nuestra situación laboral. Somos reacios a que los demás conozcan nuestras condiciones: qué tipo de contrato tenemos y, sobre todo, cuánto cobramos. Sin embargo, estar al tanto de a cuánto ascienden los sueldos de las personas que desempeñan el mismo trabajo y saber cuáles son sus condiciones laborales mejora la capacidad de negociación de los empleados y da una perspectiva más amplia sobre el lugar que ocupan dentro de la empresa.

Una revisión sobre este asunto, publicada este mismo año, asegura que uno de los motivos por los que nos negamos a compartir estos datos es porque la cultura empresarial en la que trabajamos sigue vertebrándose en torno a la idea de que “la información es poder”. Esto facilita que los empleados sean reacios a compartir datos sobre su situación dentro de la empresa “para beneficio personal o para hacerse indispensables en sus entornos de trabajo”, se lee en el informe Knowledge hoarding: a literature review. Pero, aunque no les interese dar sus datos, sí querrían más transparencia salarial. En torno al 69% desearía tener más información para saber cuál es el salario justo para su puesto, según la última Encuesta Global sobre Transparencia de Glassdoor. Aunque también temen que no vayan a recibir esa misma información por parte de sus compañeros, lo que les haría quedar en desventaja. Según esta encuesta, tres de cada cinco compartirían cuánto cobran si fuera de forma anónima.

¿Qué opinas de este artículo?