San Benito y la evaluación de riesgos
San Benito y la evaluación de riesgos
Hace ya 1500 años se escribió lo que quizás es el primer manual de gestión incluyendo la seguridad y la salud de las personas.
9 Diciembre 2013
- ¡Padre Benito! ¡Padre! ¡Perdóneme que le interrumpa en su oración!¡Venga rápido¡
- ¡Hijo mío!¿Qué te ocurre?¿A qué viene esa agitación?
-¡Es el Hermano Giuliano!
-¿Qué le ha ocurrido?
- ¡Acompáñeme por favor! Está en la botica. Le está atendiendo el Hermano Castoro.
- ¡Pero hijo mío!, ¿qué le ha ocurrido?
- Se ha herido en el costado con el cuchillo cuando dormía. En algún movimiento se ha clavado el cuchillo en el costado, y tiene una herida bastante profunda.
-¡Válgame el señor! ¿Cómo lo llevaba?
- Sujeto en el cinto, como lo hacemos muchos. ¡No había ocurrido nunca!
- Cierto es. Sin embargo, hemos de hacer algo con esta costumbre. El señor nos lo está pidiendo con este suceso. Lo trataremos en el Consejo de los Hermanos Quizá la Regla que estoy escribiendo…
Ahora, vamos a ayudar al Hermano Guliano, es lo primero Avisa al resto de los hermanos.
“¿Qué es esta historia?” os preguntareis. Pues bien, es la recreación de un accidente ocurrido hace aproximadamente 1500 años, en el Monasterio de Montecassino, muy cerca de Nápoles.
La historia me la he imaginado. La cuestión es que de este accidente u otro parecido, surgió una evaluación de riesgos que llevó a San Benito a introducir la medida de seguridad a adoptar en su famosa “Regla de San Benito”.
Hace pocos años descubrí a los Benedictinos y confieso que hay cosas de ellos y de su orden que me admiran. De hecho me gusta de vez en cuando visitar la Abadía de Montserrat en Cataluña, la de Leyre en Navarra, o la de Belloc en Bayona (Francia), muy cerca de la frontera.
Sabía que San Benito, fundador de la orden, con una vida realmente interesante, escribió, alrededor del año 540, la famosa y humilde obra de la “Regla de San Benito”, que ha sido la regla monástica que ha regido los Monasterios Benedictinos desde entonces y que ha inspirado también a otras órdenes religiosas.
La verdad es que no había prestado mucha atención a esté librito. Sin embargo, la última vez que visité Montserrat, mi amiga Rosamaria de Manresa, que conoce al Pare Abat, me comentó que estaban impartiendo cursos de Dirección de empresas basados en la Regla de San Benito. Me quedé atónito.
Por otro lado no me extrañó. Una orden monástica que ha dado tantos líderes, algo tiene que tener. Los datos son que ha aportado al mundo 1560 santos, 24 papas, 200 cardenales, 7000 arzobispos, 20 emperadores, 10 emperatrices 47 reyes y 50 reinas.
Así que finalmente he leído la Regla de San Benito, y he encontrado, verdaderamente, todo lo que una corporación empresarial necesita para gestionarse eficazmente, además de la información espiritual que posee. Que contrasta con instrucciones precisas para la vida cotidiana de la empresa, bueno, quiero decir el monasterio. Era un adelantado a su tiempo.
Y con mi percepción desarrollada en el campo de la seguridad y salud, he encontrado muchas referencias. Y esto es así porque la preocupación sincera por las personas y sus relaciones, es uno de los elementos centrales que San Benito incorporó en su Regla.
Por ejemplo la adaptación de los trabajos en función de la situación de las personas, la participación de los hermanos, el vestido y ropa de trabajo adecuado a las circunstancias climatológicas.
Incluso queda recogido algo que hoy en día las empresas piden con el uso de los epi´s, como es que para solicitar uno nuevo se entregue el usado antes. Esto ya se pide en la Regla de San Benito.
Y una mención expresa a medidas de seguridad, incluso de emergencias, derivadas, en mi imaginación, del accidente que os he relatado. En la Regla 12 , que habla sobre “Cómo han de dormir los monjes”, San Benito escribe lo siguiente :
“5Duerman vestidos, y ceñidos con cintos o cuerdas. Cuando duerman, no tengan a su lado los cuchillos, no sea que se hieran durante el sueño. 6 Estén así los monjes siempre preparados, y cuando se dé la señal, levántense sin tardanza y apresúrense a anticiparse unos a otros para la Obra de Dios, aunque con toda gravedad y modestia”
¡Genial!¡Hace 1500 años, y sin Ley de Prevención de Riesgos Laborales! Tan solo con el interés por las personas.
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