La magia existe

La magia existe

Los Mensajes-Yo son como el abono, aumentan la probabilidad de que florezcan cosas interesantes.
6 Enero 2014

Mis alumnos me suelen preguntar si existe alguna técnica que sea verdaderamente eficaz a la hora de influir en el cambio de comportamiento de otra persona, es decir, que haga pasar de un comportamiento inseguro a un comportamiento seguro. Y mi respuesta es clara y contundente: claro que sí, hay una técnica que funciona.
Os voy a describir a continuación un ejemplo real, de los muchos que han funcionado, y que yo viví personalmente. Fue quizá fue el primero, en el que sin conocer aún la técnica, la utilicé de forma intuitiva.
Este ejemplo, ocurrió con una persona que conocí hace unos cuantos años, y con la que me he reencontrado recientemente y me ha inspirado este Blog. En esa época trabajamos en la misma empresa. Él era un operario de una línea de producción, y yo era el Responsable del Servicio de Prevención Propio de esa empresa.
Su trabajo, estaba repleto de situaciones de riesgo, que a veces, terminaban en accidente.
La varita mágica que utilicé, sin ser muy consciente de ello en aquél momento, es lo que se llama un Mensaje-Yo. Esto fue después de usar las formas habituales de comunicación que no fueron eficaces, como son sermonear, aleccionar, advertir, amenazar, imponer la solución, etc., es decir, los mensajes-tú. En lugar de eso le dije cómo me sentía ante aquella situación, y dejé en sus manos la acción a tomar. No le culpabilicé a él sobre cómo yo me sentía, tan solo hice referencia al sentimiento que producía en mí aquél  comportamiento, y las consecuencia que tenía para mí.
Por primera vez, le dí la oportunidad a aquella persona de tomar su propia responsabilidad, expresándole con claridad, honestidad y transparencia, cuales eran mis necesidades y que suponía para mí su comportamiento.
No recuerdo exactamente mis palabras, pero sé que salieron de lo más profundo de mi mismo, y estaban cargadas de honestidad. Fueron algo como:”cuando veo que realizas este comportamiento (el que fuera) inseguro, me preocupo y me asusto muchísimo, porqué si te ocurriera algo me dolería, me tendría que ocupar de la situación, pasaría mucha tensión, quizá habría que trasladarte. Me entristece pensar que tendría que comunicárselo a tu familia, y también me enfado  porque seguramente yo me vería envuelto en un proceso judicial, quizá me sancionarían o hasta podría ir a la cárcel, y todo esto sería muy perjudicial para mi familia”.
No le culpé ni le dije qué tenía que hacer. Y dicho aquello me fui a mi despacho.
Acababa de enviar un Mensaje-Yo en toda regla, sin ser muy consciente de la técnica. Y no tardó en hacer su efecto, ya que al poco tiempo aquél operario me buscó para decirme que tenía que realizar una tarea en la que observaba una serie de riesgos que podían ocasionarle un accidente, y desde luego no deseaba que yo fuera a la cárcel. Me quedé impresionado.  Sin saberlo, la honestidad en mi mensaje permitió dar el espacio a la persona para tomar su parte y que aflorase otra actitud.
Los Mensajes-Yo son como el abono, aumentan la probabilidad de que florezcan cosas interesantes. Los mensajes-tu, en cambio, la disminuyen, al igual que las creencias acerca de ejercer la autoridad, a veces veladamente, en la comunicación.
En la noche mágica de los Reyes Magos, aquí te dejo mi regalo.

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