VELOCIDAD CRITICA DE LAS CURVAS: A los 4 años de Angrois

VELOCIDAD CRITICA DE LAS CURVAS: A los 4 años de Angrois

Al cumplirse los 4 años del más grave accidente ferroviario de España ocurrido cerca de Santiago de Compostela por vuelco de un tren que circulaba a excesiva velocidad en una curva cerrada, sin haberse cerrado el capítulo de responsabilidades, nos damos cuenta que no se ha aprovechado la gran lección de los límites de adherencia de los vehículos en las curvas. Los riesgos de accidente de circulación vial son generalmente conocidos por los usuarios conductores de los vehículos a motor pero les cuesta a la mayoría reconocer o recordarque existen unos principios físicos con un umbral de resistencia o de adherencia especialmente de los neumáticos al pavimento (lo mismo que la máquina y los vagones del tren a la vía) de los que no se puede nadie nunca olvidar.
6 Septiembre 2017

Las impresionantes imágenes de la catástrofe ferroviaria de Angrois producida por la entrada de un tren a alta velocidad en una curva cerrada cerca de Santiago de Compostela, dieron la vuelta al mundo por la magnitud de las consecuencias (80 muertos) y por las circunstancias que hicieron posible que un tren con tantos pasajeros a bordo pudiera físicamente tener alguna oportunidad de afrontar la curva rebasando su velocidad crítica que no es otra que aquella a partir de la cual la fuerza centrífuga de la masa  circulante supera la resistencia de contacto entre las ruedas acanaladas y los raíles de las vías.

Por encima de cualquier consideración sobre las responsabilidades de los hechos en un tema tan reciente y pendiente de decisiones judiciales y administrativas con superior criterio, hay un hecho simple que es admitido por todos: la causa del accidente fue un exceso de velocidad en un tramo que debió abordarse con moderación. De la reconstrucción del accidente saldrán los motivos que produjeron en esta ocasión el salto del vagón intermedio que precipitó el desequilibrio del convoy y muy posiblemente se hagan valoraciones en relación con el sobrepeso excesivamente elevado que pudo tener el vagón que portaba la dinamo generadora o recuperadora de energía. El debate de futuro para que no vuelvan a suceder accidentes de esta índole pasa por determinar si el conductor puede y debe tener la libertad de decidir en la aceleración y frenado en todo momento, o si por el contrario, el riesgo debe de ser eliminado o paliado con dispositivos de seguridad que impidan automáticamente llegar al extremo de permitir la circulación en unas condiciones físicamente imposibles de contener.

Quienes iban en el tren el 24 de Julio de 2013 y han sobrevivido, tienen a flor de piel de su consciente que se han librado de la muerte por cuestiones de azar y de fortuna. Y quienes en algún momento con decisiones preventivas pudieron evitar el suceso mediante medidas técnicas que eliminaran la posibilidad de un error humano en los conductores podrían estar pensando en que en algún momento del proceso de proyecto, desarrollo, explotación y gestión de la seguridad del ferrocarril en cuestión, se hubiera podido tomar una decisión que hubiera evitado la catástrofe.

Un caso tan claro, tanto como el del metro de Valencia, ha tenido pocospolíticos que han sido valientes al pedir abiertamente explicaciones sobre el porqué se permitió llegar a una situación límite evitable, y aun a conciencia de que unos u otros de los distintos niveles jerárquicos de los partidos responsables en las distintas etapas del diseño y ejecución de la línea férrea no se sentirán cómodos por su posicionamiento, se ha dicho públicamente que un representante de los ciudadanos debe de mantenerse en tal condición por encima de representar también a los responsables políticos y empresariales relacionados con los hechos, y se ha venido exigiendo que se reconozcan los déficits de seguridad con valentía para conseguir las garantías necesarias de que algo así no puede volver a suceder. Ir a contracorriente con un criterio justo y equilibrado de seguridad no es muy frecuente. Pero los hay y las hay que han alzado la voz.

Cada accidente de tráfico en curva con salida de la via en un pequeño recuerdo de lo sucedido en Angrois. Las curvas tienen su velocidad crítica a partir de la cual la fuerza de adherencia entre neumático y pavimento es superada por la fuerza centrífuga de la masa del vehículo y sus ocupantes por el cuadrado de la velocidad a la que se circula, y ello aun más si el vehículo lleva carga elevada y su momento de inercia o de vuelco, y su impulso mecánico y cantidad de movimiento, dictan inexorablemente  la pérdida de control en la conducción.

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