ENCONTRONAZOS MORTALES: la fragilidad de la aorta.
ENCONTRONAZOS MORTALES: la fragilidad de la aorta.
Las muertes de deportistas mientras compiten son siempre impactantes. Los sobre-esfuerzos de un marathoniano en los tramos finales del recorrido ponen en jaque la capacidad humana de resistencia que puede debilitarse en aquellos puntos vulnerables del sistema orgánico de la persona que en situaciones límite acostumbra a ser el corazón, como director de la orquesta funcional el que dice basta.
Pero hay muertes súbitas inesperadas cuando se trata de partidos entre equipos en los que como el rugby o el futbol americano, el choque de cuerpos es parte de su esencia competitiva aunque no tanto en otros deportes en los que la habilidad debe de superar al choque como en el caso del baloncesto o del futbol. Sin embargo todos recordamos el fallecimiento de un pivot del equipo de basket del Cajalogroño que al ir a hacer un mate se encontró con un defensa que le puso el tampón y le impidió la entrada a la canasta. Y otros tantos futbolistas que tras un encontronazo con un jugador contrario quedan tendidos sobre el césped sin capacidad de recuperación ante el desespero de todos los contendientes. Estos casos tienen un denominador común: la súbita deceleración de la masa del deportista contra un obstáculo duro y fijo rompe el punto de entrada de la aorta al corazón que entra en forma de arco y constituye probablemente el tramo vascular más vulnerable de nuestro órgano vital. El desenganche de la aorta produce un derrame interno de sangre de imposible tratamiento reparador ni recuperador con los medios de un masajista de campo y se llega tarde a los medios de emergencia u hospitalarios.
Es un tipo de muerte que también se produce en los accidentes de tráfico especialmente en motoristas que caen y deslizan sobre el firme hasta que su cuerpo encuentra un objeto fijo (muro, árbol, valla u otro vehículo más consistente de mayor masa).
La física teórica aplica sus principios considerando que los cuerpos estudiados no cambian de forma ni de medida. Pero los objetos constituidos por materiales reales, como el cuerpo humano, pueden deformarse e incluso romperse a partir de la aplicación de un nivel de las fuerzas directas o de momentos en impactos excéntricos.
La tracción de un cuerpo (igual que la compresión o la cizalladura) pueden aplicarse a un cuerpo y se puede, experimentalmente, ver como evoluciona la deformación. Para pequeños valores de esfuerzo, la deformación crece proporcionalmente en lo que se denomina la deformación lineal de un material, que crece hasta un límite elástico o punto de deformación plástica y vuelve a la posición inicial cuando se deja de aplicar el esfuerzo. A partir de este punto, si la fuerza continua creciendo, entonces la deformación crece muy rápidamente, en un momento en que la deformación ya es permanente y no se recupera la situación inicial.
Estos principios físicos se aplican esencialmente a la traumatología cuyos elementos más receptores de impactos son los huesos. A los esfuerzos de tensión o compresión muchas veces se añaden los de flexión cuya resistencia depende del área transversal del hueso y también de su forma. Pero una colisión distribuye fuerzas según el ángulo de incidencia del impacto y ello conlleva que a menudo los usuarios heridos sufran esfuerzos de torsión combinados con cizalladura.
Los vasos sanguíneos son obviamente mucho más flexibles y resisten con menos riesgo los esfuerzos externos. Pero tienen puntos muy vulnerables en sus accesos a los órganos a los que alimentan de sangre, y el más letal es como queda dicho el acceso de la aorta al corazón que desconecta al acceder en ángulo si recibe fuerzas externas de flexión y torsión.
Aunque esta advertencia preventiva podría calificarse de anecdótica, nunca debe despreciarse la consideración de que este riesgo de impacto pueda producirse en el entorno laboral de un trabajador manejando máquinas con piezas moviles sin protección o de un conductor en su obligación del uso del cinturón de seguridad en automóvil o de un motorista en su recomendación de uso de chaleco protector del pecho.