RSE: ¿EN EL OLVIDO?

RSE: ¿EN EL OLVIDO?

gran parte del ingreso de los tribunales del país, lo conforman el cobro de prestaciones laborales como cotizaciones previsionales, de salud, incluso remuneraciones, disfraz de los contratos de trabajo, salarios escasos y precarios. Hay una despreocupación por la seguridad e higiene en las faenas, por evitar la polución, ruidos molestos, malos olores, cuidar el medio ambiente, la sanidad urbana y rural, etc.etc. En cada una de estas materias las empresas cumplen a regañadientes, cumplen mal o sencillamente no cumplen.
23 Julio 2016

                La observación constante y permanente de los acontecimientos sociales permitió que el sabio griego discurriera que era imposible bañarse dos veces en el mismo rio. Ello por cuanto el eterno fluir del agua producía cambios esenciales en el cauce transformándolo en otro en cada instante. Ello es efectivo en la época de los clásicos griegos como en este tiempo. El tiempo pasa, señala la canción, y su fuerza indomable perpetúa las transformaciones. Por ello se puede  inferir que no son las mismas circunstancias las que operaron en la historia de la humanidad durante la revolución industrial y las que gobiernan la economía en la actualidad, aún cuando algunos estudiosos de los problemas sociales pretendan establecer todo tipo de paralelos artificialmente concebidos y con propósitos destinados a justificar proposiciones que no tienen  base real, práctica ni ética.

       Una de estas prácticas es culpar al Estado de cuanto mal se levanta en el horizonte de nuestra sociedad. Olvidando que las Bases generales del Estado le otorgan a la actividad privada el grueso de la responsabilidad en el desarrollo económico, social y cultural del país. En este sentido la actividad del Estado es solo bienvenida cuando se desprende de los bienes que con mucho sacrificio han sido las obras de creación colectiva basadas en el esfuerzo nacional (Privatización de Empresas del Estado). La actividad del Estado solo es bienvenida cuando el derroche de los sistemas privados a fracasado y se recurre al auxilio de los bienes de todos los nacionales para salvar situaciones de shock (Aporte a la Banca para evitar su derrumbe).

       Hoy un nuevo proyecto, la flexibilidad laboral asecha la paz y estabilidad de la gente de trabajo, destinada a soportar los nuevos conceptos de gestión empresarial que generalmente tienen muy poca durabilidad y  consistencia, por lo que deben inventarse otras formas, cada vez más sofisticadas de gestión.

         Sin embargo, no todo es negativo en el área privada. También hay doctrinas que revelan un distanciamiento del objetivo clásico de la empresa, esto es maximizar sus utilidades a toda costa, utilizando las expresiones  duras que implican absoluta indiferencia por una concepción macro del país.                       En la década de los ochenta, en Europa,  principalmente en Inglaterra aparece una concepción más racional y progresista de empresa: La Responsabilidad Social Corporativa o la Empresa con Responsabilidad Social.

             Ello fue una respuesta práctica a la crisis mundial de la década de los setenta, cuando los viejos sistemas de relación social caducaban a vista y paciencia de los filósofos e ideólogos del sistema occidental y las desigualdades entre los hombres y entre los países se hacía más y más peligrosa para la estabilidad y paz mundial.

             También fue una forma de asumir que no sólo el Estado se encuentra interesado en el bienestar de los ciudadanos y en mejorar la calidad de vida de los mismos, sino que,  por su especial situación de privilegio las corporaciones privadas con fines de lucro tienen también la obligación de contribuir al desarrollo de la sociedad en las que se encuentran insertas. Obligación que tiene un carácter ético innegable pero al mismo tiempo es una respuesta al sentido de pertenencia y de compromiso de los corporados hacia su patria natural que les acoge y protege, en un sistema plural de seguridad y respeto. 

          La empresa privada, las corporaciones con o sin fin de lucro tienen un objetivo esencial: Contribuir al desarrollo y bienestar colectivo.

          No se entendería en un sistema de sociedad civilizada que sus agentes públicos o privados no miraran en el desarrollo de su persona corporativa el bienestar común.

          Ello es parte de su validez existencial. No podría entenderse, salvo en el plano criminal, la asociación para el daño.

          Esto que parece una perogrullada solo ha tenido una respuesta en la concepción de la empresa con responsabilidad social en estas últimas décadas. Para entender ello debemos mirar de reojo la realidad de la época dieciochesca, cuando los niños laboraban catorce o más horas diarias en condiciones terribles de trabajo. Por ello, la nueva concepción de empresa observa una verdad prístina y transparente: el bienestar social será mayor, en la medida que existan más instituciones preocupadas del desarrollo humano del país.

             De lo expresado podemos decir que cuando nos referimos a una empresa con “responsabilidad social” vemos a una entidad corporativa que asume en sus objetivos de desarrollo un conjunto de obligaciones de carácter legal, ético, social destinadas a relacionar su función productiva con el mejoramiento de las condiciones de vida de la población, miradas en su enriquecimiento real y efectivo, en los ámbitos económicos, culturales, ambientales y que en definitiva inciden en los derechos esenciales reconocidos por la Carta Fundamental vigente, y que se proyectan tanto en el plano nacional como en el internacional.

              ¿Cuáles son estas responsabilidades sociales de los entes corporativos?

               Podría ser esta la respuesta del millón. Pero no es necesario profundizar demasiado para percatarse de la proyección del razonamiento propuesto. Veamos:

Hay una responsabilidad social en el ámbito económico.

Hay una responsabilidad social en el ámbito social y cultural.

Hay una responsabilidad social en el ámbito medioambiental.

              Como en todas las acciones es necesario distinguir  la consecuencia de estas con el discurso y por ende se requiere que el actuar de las empresas no consista en un compromiso propagandístico, de lavado de imagen, coyuntural o esporádico, sino, que constituya un verdadero principio de gestión que constituya a la empresa en un agente protagónico del nuevo principio empresarial. Ello importa en cuanto crea un lenguaje creible y perdurable en el tiempo.

            El liderazgo gerencial debe determinar en forma concreta los hechos y situaciones que sufren el impacto de la acción productiva tanto en las personas como en el medio ambiente y actuar inteligentemente entre los deslindes que exigen las disposiciones legales en sus pisos mínimos y el dolor de los costos operativos de la gestión social, especialmente en los pantanosos terrenos en que la competitividad se arriesga a límites no tolerables.

            Las consideraciones anteriores permiten diferenciar lo que es una Empresa con Responsabilidad Social, de las acciones filantrópicas  parciales y coyunturales que todas las empresas tienen a través de su Departamento de relaciones públicas.

            Del mismo modo se pretende establecer que la “maximización de ganancias a todas costa”, ha dejado de ser el único objetivo de la empresa moderna.

                 ¿Qué se obtiene con una ERS?

                   En pocas palabras podríamos señalar a lo menos estas:

1.- La ERS crea una fuerte interacción positiva entre los trabajadores y los empresarios.

2.- La ERS disminuye el conflicto de intereses entre los trabajadores y los empleadores y consecuentemente el roce social.

3.- La ERS insta a un desarrollo equilibrado y más equitativo no solo de sus trabajadores, también del entorno humano y ambiental en que está inserta.

4.- La ERS permite asumir a sus trabajadores un rol más comprometido con la empresa en beneficio de la productividad y de la calidad produciendo más utilidades por vía de ahorros que financian el sistema.

5.- La ERS permite asegurar la confianza de sus propios inversionistas.

6.- La ERS es respetuosa de la cultura y de la legalidad vigente de tal modo que en su acción no habrá peligro que extienda sus acciones a terrenos que no son suyos.

            ¿Qué pasa en nuestro país?

            Este concepto de ERS es ajeno a nuestra idiosincrasia empresarial y no se ha extendido a la masa de empresas y entes corporativos, especialmente aquellos con fines de lucro.

           Haciendo las salvedades del caso y en el axioma que la excepción confirma la regla, las empresas y los empresarios de hoy pecan de:

abulia, desinterés y preocupación real

 por los grandes problemas de la sociedad y de los trabajadores en general, considerando entre ellos los propios mandos medios y niveles ejecutivos de las empresas.

           En efecto, gran parte del ingreso de los tribunales del país, lo conforman el cobro de prestaciones laborales como cotizaciones previsionales, de salud, incluso remuneraciones, disfraz de los contratos de trabajo, salarios escasos y precarios. Hay una despreocupación por la seguridad e higiene en las faenas, por evitar la polución, ruidos molestos, malos olores, cuidar el medio ambiente, la sanidad urbana y rural, etc.etc. En cada una de estas materias las empresas cumplen a regañadientes, cumplen mal o sencillamente no cumplen.

           La cultura de la buena fe no ha alcanzado a sobrepasar el inmediatismo de las utilidades ganadas, no en el esfuerzo económico productivo, creador de riquezas, y contribuyente de la paz y la tranquilidad social, sino al contrario en la forma fácil y audaz de la especulación bancaria o bursátil.

           Tenemos, pues, dos alternativas de estudio y aprendizaje respecto a la empresa que queremos, deseamos y nos son necesarias: la moderna empresa con responsabilidad social, o sencillamente la empresa clásica, cuyo objetivo es la maximización de las utilidades “Caiga Quien Caiga”. ¿Cuál eliges tu?

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