ARQUITECTURA BIOSOSTENIBLE EN LA PLANIFICACION DE EDIFICIOS

ARQUITECTURA BIOSOSTENIBLE EN LA PLANIFICACION DE EDIFICIOS

La llamada “Arquitectura Bioclimática” representa una valiosa oportunidad para aplicar con éxito los principios de la Economía Circular. Los edificios consumen buena parte de los recursos y de la energía del planeta, pero ofrecen también la posibilidad de conseguir importantes ventajas si se gestionan asumiendo los principios de la prevención y de la sostenibilidad.
12 Noviembre 2017

De acuerdo con estudios de Naciones Unidas, dos de cada tres personas vivirán en una ciudad en el año 2030, comparado con el 54% actual, el 30% de 1950, y el 66% previsto para el año 2050. Actualmente, en Europa el 75% de la población vive en ciudades, y en Estados Unidos la cifra es de más del 80%. En el año 2000, había más de 200 ciudades con más de un millón de habitantes y 23 metrópolis con más de 10 millones de ciudadanos. 2.500 millones de individuos se unirán pronto al grupo de personas que viven en las ciudades, fenómeno que será aún más acusado en los países en desarrollo, lo que conllevará importantes consecuencias para el transporte, la vivienda, la salud, el trabajo, la seguridad y las relaciones de convivencia. A pesar de que actualmente sólo ocupan el 2% del planeta, las ciudades ya albergan a la mitad de la población del mundo, consumen el 75% de la energía producida, y generan el 80% de las emisiones globales de CO2.

En cuanto a los edificios, hay que destacar que, al igual que las ciudades, son entidades complejas y multisistémicas, con numerosos procedimientos individuales de control y mantenimiento enfocados a garantizar la seguridad y comodidad de sus ocupantes. A nivel mundial, los edificios consumen alrededor del 42% de toda la electricidad, más que cualquier otro activo, y se estima que, de continuar la actual tendencia, en 2025 los edificios serán los mayores emisores de gases de efecto invernadero del planeta. Ante estos hechos, no es de extrañar que se estén realizando serios esfuerzos para abordar la eficiencia y la sostenibilidad en el sector de la edificación.

La incorporación de los principios de la economía circular al ámbito urbano ha de comenzar considerando a los edificios como factores determinantes de la sostenibilidad y de la optimización en el uso de recursos de todo tipo, de modo similar a lo que ocurre en los procesos productivos del sector industrial. En este punto, a modo de ejemplo, son de especial interés las iniciativas de arquitectura bioclimática o biosostenible propuestas por el arquitecto José Antonio Gardiazabal, que basa sus argumentos en una larga y exitosa trayectoria profesional en el terreno de la edificación ambientalmente eficiente. Los principios que sugiere implican la adopción de criterios que se han de aplicar desde la fase de diseño, y a lo largo de todo el ciclo de vida de los inmuebles. Las principales características de este planteamiento son las siguientes:

Implantación y ubicación: el proyecto constructivo ha de tener en cuenta la orientación del edificio, la latitud, la zona climática y el entorno inmediato para obtener una adecuada calidad ambiental. La consideración de la dirección de los vientos en invierno y en verano, así como la posición del sol durante todo el año, es muy importante para determinar los elementos bioclimáticos de cualquier edificio.

Optimización energética: se debe procurar reducir el consumo y utilizar el máximo posible de energías renovables, con el objeto de cubrir las necesidades energéticas del edificio buscando la autosuficiencia y el autoconsumo, tal y como lo permiten, por ejemplo, las placas solares fotovoltaicas, las turbinas eólicas y los paneles termosolares. Los edificios iluminados y climatizados de forma natural, así como los que utilizan fuentes de energía renovables, constituyen inversiones muy rentables. El empleo de sistemas pasivos de recubrimiento aislante, así como las fachadas ventiladas, aportan importantes ventajas económicas y técnicas en relación con el consumo energético, además de sus propiedades de aislamiento y protección solar, y de impermeabilidad frente a la lluvia y el viento. Es también posible disponer de este tipo de elementos elaborados con materiales 100% reciclables.

Innovación ecológica y ecodiseño: es una opción de gran impacto en el sector de la edificación. Mediante la innovación ecológica, no solo es posible construir edificios sostenibles y eficientes, sino también con una imagen y unas condiciones que realzan su estética y sus condiciones de seguridad y confort. Los edificios diseñados aplicando criterios ecológicos son construidos reduciendo el empleo de materiales no reciclables y consumen menos energía, ajustándose a los criterios de la economía circular, y facilitando el incremento de su ciclo de vida útil, lo cual redunda también en sustanciales ahorros de índole económica.

Sistemas de automatización y gestión ambiental: es aconsejable y ventajoso incorporar sistemas domóticos de gestión de energía para automatizar el control de la climatización y de la iluminación en los edificios. Instalar sistemas de regulación en instalaciones antiguas, reemplazar calderas anticuadas por equipos de condensación, y utilizar bombillas de bajo consumo, son claros ejemplos de medidas conducentes mejorar la eficiencia energética y las condiciones ambientales del edificio.

Materiales de construcción: se cuenta con una serie de herramientas de gestión ambiental para controlar, efectuar el seguimiento de las actuaciones, llevar a cabo medidas correctoras, y evaluar con mayor precisión el impacto de los materiales de construcción en el entorno. Estas herramientas se han de utilizar a lo largo de todo el ciclo de vida de dichos recursos, es decir, desde su extracción, procesamiento, transporte, y utilización, hasta su disposición final o eliminación. También es necesario medir la energía que se ha de invertir en las diferentes fases por las que han de pasar los materiales que se emplearán en la construcción, tales como su transporte, su procesamiento y su manipulación. En este sentido, son tres los principios que se han de respetar a la hora de gestionar y optimizar la energía que se gasta en los materiales de construcción: Proceder al aprovisionamiento local de los materiales más pesados, como piedras, ladrillos y áridos, para reducir el impacto ambiental del gasto de energía en transporte, el ruido y la contaminación acústica, y recurrir al aprovisionamiento global de los materiales ligeros, en los cuales la mayor parte de la energía viene incorporada desde su proceso de fabricación. La reutilización de estos materiales con posterioridad a su empleo inicial es importante para optimizar su ecuación energética a lo largo de toda su vida útil.

Potenciar la reutilización y el reciclaje. El análisis del ciclo de vida de los materiales pone de manifiesto la compleja realidad de su impacto ambiental, considerado desde un punto de vista integral. El potencial de reutilización y reciclaje debe ser tenido en cuenta en el proyecto constructivo, además de garantizar que toda la energía residual incorporada sea extraída y aprovechada antes de que el material o sus residuos no aprovechables sean depositados en un vertedero. La reutilización deberá permitir destinar a nuevos usos el material empleado con anterioridad en el proceso constructivo sin someterlo a ningún mecanismo importante de transformación.

Utilización de materiales ecológicos: un requisito que parte de la premisa de que en los ecosistemas naturales no existe la “basura”, entendida como tal desde el punto de vista coloquial. En la edificación, el desafío radica en el cierre completo del ciclo de los materiales, de modo que desde la etapa de diseño se prevea su reciclaje o su reutilización como tales, o como elementos mejorados que incrementen su valor. Existen tecnologías que permiten el diseño sostenible de procesos y productos, de tal modo que su uso y consumo sean ambientalmente beneficiosos, tal y como sucede en los ecosistemas naturales. Los materiales para la construcción pueden igualmente diseñarse y producirse para ser retornados al medio ambiente de manera segura.

Gestión eficiente del agua: es una necesidad imperativa, ya que es indiscutible que el agua ejerce un impacto directo sobre la salud de las personas y la estabilidad ambiental. El agua, como recurso, es tanto o más importante que la energía, y su escasez en el mundo conduce a tener muy en cuenta que uno de los problemas más urgentes de resolver es garantizar la estabilidad de su abastecimiento. El agua es un recurso limitado, susceptible de deterioro como consecuencia de la contaminación, de las deficiencias en los sistemas de distribución, y del uso irresponsable que conduce al desperdicio. En el sector de la edificación se cuenta con diversos métodos y sistemas que permiten optimizar la gestión y el consumo de agua en los inmuebles en consonancia con los principios de la economía circular. El reciclaje del agua es una de las formas más eficaces de preservación de este recurso natural. Las medidas de ahorro de agua constituyen una forma tangible de poner en práctica los planteamientos de la sostenibilidad, y en el ámbito de los edificios, dichas medidas son variadas y relativamente fáciles de llevar a la práctica si antes se incentivan hábitos de comportamiento y consumo responsable por parte de los ciudadanos.

Gestión de residuos: los residuos generados por la construcción y la deconstrucción o derribo representan aproximadamente el cincuenta por ciento de los residuos que se depositan en vertederos, que además en ocasiones son gestionados de modo descontrolado. Se puede contribuir a la reducción de residuos de cuatro formas:

  • La estandarización y el diseño modular, incluidas tanto la cadena de producción como la cadena de residuos.
  • La selección de materiales reutilizables, recuperados o reciclados con el fin de impulsar el reciclaje.
  • El diseño de edificaciones mediante montajes y uniones mecánicas, y el empleo de morteros de cal en lugar de cemento, aumentando de este modo las posibilidades de reciclaje.
  • El proyecto de edificios flexibles aptos para ser reutilizados. Dado que la duración estructural de un edificio suele ser mayor que la económica (más de 100 años en lugar de 50), se debería considerar sus posibles cambios y alternativas de uso a lo largo de su ciclo de vida útil.

Construcción sostenible: es otro de los principios fundamentales de la aplicación de la economía circular en el sector de la edificación. Cerca del 80% de la vida de las personas se desenvuelve en el interior de edificios, y la mayor parte del tiempo restante dentro de ciudades. La vida urbana ha provocado el distanciamiento del hombre de la naturaleza, y las personas han perdido el contacto con los ciclos estacionales naturales. También la arquitectura se ha distanciado de sus vínculos originales con los materiales locales, con las tradiciones, con los conocimientos populares y con la relación de unidad y armonía con el entorno. Las ciudades y los edificios se encuentran cada vez más desvinculados del territorio, y en este sentido resulta esencial recuperar una relación armoniosa entre los estilos de vida y su relación con el medio natural. La descentralización y la descongestión urbana aparecen aquí como dos opciones a plantear si se desea vivir en ambientes más humanizados, y asegurar el uso de los recursos, incluidos el espacio y el territorio, de una manera más equilibrada.

El entorno de la construcción ha de evolucionar hacia ofrecer algo más que refugios para las personas. Las viviendas, oficinas y centros de pública concurrencia han de ser edificios modulares, inteligentes, confortables, seguros, duraderos y sostenibles, diseñados y construidos con materiales susceptibles de ser reincorporados a los ciclos de la economía circular. Con creatividad, innovación y orientación preventiva, los entornos urbanos se deben convertir en focos de actividad circular, lo que incrementa el ciclo de vida de materiales y recursos, favorece la protección de los ciudadanos, y garantiza poder disfrutar de un ambiente acogedor y sostenible.

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