Ämbito laboral-vocacional y relaciones de género. Técnicxs en busca de su destino. Instituto Politécnico Nacional

¿En el proceso de búsqueda de la vocación en el ámbito laboral, se presentan sesgos de género? ¿Cómo podrían presentarse en un espacio masculinizado como sistemas automotrices? En el presente trabajo, se presentan fragmentos de historias vocacionales de una estudiante y siete compañeros del mismo grupo académico, que han concluido su formación como técnicos en sistemas automotores en el Centro de Estudios Científicos y Tecnológicos N° 7 del Instituto Politécnico Nacional (México). El género, cuerpo, condición etaria y desigualdades sociales son mostrados en los relatos de vida, dando cuenta de la diversidad de situaciones que acompañan las decisiones vocacionales. Particularmente se enfatiza en el caso de una joven técnica, en que se muestran las relaciones de género en el ámbito laboral y su agencia entre la incorporación de saberes técnicos y las tensiones de éste ámbito. La discriminación de género, la lucha por (de) mostrar, las competencias laborales y los imaginarios sociales, entran en juego para dar cuenta de la incipiente experiencia juvenil en el campo laboral durante la búsqueda de la carrera académica a seguir en el nivel superior.
Autor principal: 
SILVIA
OCHOA AYALA
Instituto Politécnico Nacional-DIE Cinvestav
México
Introducción: 

La Orientación vocacional es una actividad educativa que se ocupa de la complejidad que implica tomar decisiones sobre el tipo de formación que los educandos recibirán, sea para incorporarse a corto plazo al campo laboral o para continuar con estudios superiores y posgrados. Como toda actividad educativa, tiene una historia que deja huella en su labor formativa, este trabajo busca enlazar las miradas de la historia de la Orientación desde sus albores en México y cuestionar algunas prácticas actuales, así como pensar a las y los estudiantes de bachillerato como seres complejos, contextualizados, más allá de las prácticas testarias o de guías invalidantes que pretenden dirigir el destino juvenil. Se presentan fragmentos de historias vocacionales de una estudiante y siete compañeros del mismo grupo académico, que recientemente han concluido su formación como técnicos en sistemas automotrices en el Centro de Estudios Científicos y Tecnológicos N°7 del Instituto Politécnico Nacional México. Los relatos juveniles hacen visible el entretejido de diversas desigualdades entre las que destacan el género, la condición etaria, el prestigio escolar, la agencia juvenil y la red de actores que se involucran en la elección de una carrera superior.

El género, cuerpo, condición etaria y desigualdades sociales, son mostradas en los relatos de vida, dando cuenta de la diversidad de situaciones que acompañan las decisiones vocacionales.

Metodología: 

En este trabajo muestro las historias vocacionales de  Liz y algunos de sus compañeros. Todos alumnos del Nivel Medio Superior (NMS), del Instituto Politécnico Nacional (IPN), que han elegido para su formación técnica la carrera de Sistemas Automotrices. Esta especialidad técnica, ha sido relacionada con actividades y desarrollos tecnológicos propiamente varoniles, los instrumentos utilizados para reparar los automóviles y las piezas que conforman los mismos, son piezas pesadas que requieren habilidades específicas para ser manipuladas por lo que los cuerpos femeninos han sido excluidos de este ámbito a través de la naturalización esencializadora de su ser femenino.

La industria del automovilismo, por otra parte, ha penetrado en el país desde mediados del siglo XX, vinculando aspectos como la construcción de referentes masculinizadores: prestigio  económicosocial, producción automovilística y formas de inclusión/exclusión laboral, además de la distancia entre los productores de tecnología y los ensambladores/reparadores de autopartes. La industria automotriz en la frontera norte de México ha mostrado un incremento en su producción desde el 2008 a la fecha, relacionado con la situación geográfica respecto a otros países productores/ensambladores, el programa arancelario que favorece el comercio y la mano de obra barata que se encuentra en el país (Álvarez y Carrillo, 2014, Dussel, 2014) .

En las escuelas de Nivel Medio Superior del Instituto Politécnico Nacional, alumnas y alumnos pueden elegir que especialidad técnica desean cursar en su plantel, por ello y bajo el signo masculino de Sistemas Automotrices, llama la atención que las jóvenes elijan dicha especialidad.

Las y los estudiantes han seleccionado su alternativa técnica a finales del segundo semestre, a partir de visitas a las especialidades, cuestionarios vocacionales y cuadros comparativos que buscan visualizar las ventajas y desventajas de cada especialidad enlazando las propias habilidades e intereses de las y los alumnos. Su formación técnica se inicia a partir del 3er. Semestre y continúa a lo largo de 4 semestres más. Paralelamente las y los alumnos cursan las unidades de aprendizaje correspondientes al bachillerato en el área de Fisicomatemáticas. Actualmente la y los estudiantes participantes han finalizado su ciclo de NMS, egresando como técnica y técnicos en Sistemas Automotrices. Actualmente, todos se encuentran cursando su carrera superior. Los nombres han sido modificados para conservar el anonimato de los participantes.

Resultados: 

El relato de Liz  (17 años) sobre su experiencia laboral en el campo automotriz, muestra las condiciones que ella como joven, mujer y técnica, tuvo que afrontar en el ámbito del taller automotriz. Liz además, comparte en su relato escrito, otros intereses y motivaciones derivados de las condiciones del contexto en que se ha desarrollado hasta hoy:

 

Nací en Ciudad Netzahualcóyotl, pero actualmente vivo en Valle de Chalco, mi familia se integra por 4 personas incluyéndome…A lo largo de mi vida he realizado varias cosas para poder encontrar que era lo que me gustaba hacer. En 2015 tome dos cursos, el primero fue de Introducción al montañismo, el segundo dinámica mental, podría considerar que han sido de mis más grandes logros, eso y el poder tener el privilegio de estudiar en el Instituto Politécnico Nacional.

En ese mismo año, trabaje en un taller mecánico, esto con el objetivo de ver si la carrera que estudiaba aun la quería seguir ejerciendo, pero me di cuenta que es un trabajo al que aún le falta progresar más, por qué no se acepta que una mujer trabaje en algo así, al menos por la mayoría de las personas que conozco. El tiempo que estuve laborando fue de 3 meses, en que me enfrenté a varios problemas con los mecánicos, que se burlaban  de que no sabía o no podía cargar cosas pesadas, tiempo después, me aceptaron y hasta me enseñaron varios trucos para cargar… aprendí mucho. Pero a la esposa del dueño del taller no le gustaba que yo estuviera ahí, por lo que decidí renunciar.

Posteriormente trabajé como animadora de eventos, ahí me di cuenta que me falta trabajar más en mi seguridad, ya que teníamos que organizar juegos de casino, y a veces yo no sabía cómo alegrarlos, y me daba mucha pena hablar pero es algo que he ido mejorando con el tiempo. 

Mi mejor etapa fue cuando entre al Nivel Medio Superior ya que fue cuando me di cuenta de mis miedos, mis malos hábitos, hice más amigos, esto fue importante para mí, porque yo acostumbraba a ser muy reservada  y me di cuenta de lo que quería lograr en un futuro. 

Mi mayor miedo es elegir la carrera equivocada, me gustaría tener una vida plena, pero no solo para mi sino también, darles una estabilidad económica a mis padres, ellos siempre han sido comerciantes y yo sé por todos los sacrificios que han pasado, así que me gustaría darles descanso dándoles parte de mis ingresos, es por eso que quiero terminar de estudiar, para conseguir un buen trabajo…  

 

En el caso de Liz se pueden observar varios actores en relación escuela-trabajo, en primer lugar su condición socioeconómica, si bien no es de clase media, sino de clase trabajadora (hija de comerciantes con trabajo informal), esto no ha impedido que recibiera apoyo en su formación académica. Loa padres buscaron una escuela privada para su formación primaria en Valle de Chalco, zona conurbana, conocida como un espacio de precariedad y desigualdades económicas marcadas, que no cuenta siempre con las condiciones para la formación académica pública óptima.

Si bien es cierto que las opciones educativas del sector privado no siempre reflejan una buena formación, en el caso de Liz y su entorno, sí le proporcionó mejores elementos que otras alternativas menos favorecidas. Al ser hija única en ese tiempo, las atenciones para ella fueron generosas y sin competencia, ya que su hermana cuenta sólo con 4 años, por lo que su infancia transcurrió como única hija bien atendida. La filiación a su bachillerato es evidente al igual que a su especialidad técnica.

Es de resaltar que cuando decide iniciar su vida laboral, no hay otro motivo que saber si es su vocación en la práctica del taller, la posibilidad de explorar sus alternativas sin presiones económicas, la coloca también en otro punto del contexto. Esta situación cuestiona la creencia generalizada de que la búsqueda de empleo a esta edad y con desigualdades múltiples, es por razones económicas entre las y los jóvenes. Interpela además a la idea de que una joven desee trabajar en otras actividades ajenas a la mecánica automotriz. Ella relata en otra entrevista, que la mecánica le parece un ámbito muy interesante y que en su entorno la gente sufre mucho por inundaciones y por autos que no arrancan, esta rama de la ingeniería le parece relevante por su practicidad y por la ayuda que se puede brindar a los habitantes de su localidad.    

La movilización de las actividades de cuidado aquí encuentra un nodo distinto, Liz desea ayudar a las personas de su entorno, brindando un servicio de reparación, de mantenimiento utilizando las habilidades y conocimientos que la especialidad en sistemas automotrices le ha proporcionado, es decir, un campo masculinizado y competitivo que para sus objetivos deja de serlo.

 Al ingresar al campo laboral choca con el sesgo de género al que no se había enfrentado antes de manera tan cruda, a pesar de ser rechazada, se mantiene en ese taller 3 meses para comprobar posteriormente que el sesgo de género no sólo proviene desde la postura de los mecánicos expertos, sino desde otra mujer que ve en ella, un riesgo latente para su relación de pareja. En este punto debo agregar que falta analizar más condiciones y a otras estudiantes que no han tenido esta experiencia tan negativa, aunque si han enfrentado discriminación de género, principalmente al inicio de su vida laboral, por ser consideradas débiles o poco hábiles.

Entrelazada a esta desigualdad, se encuentra la situación etaria, ya que a pesar de contar con la especialidad técnica concluida, se les considera demasiado jóvenes y sin experiencia. En otros casos, las jóvenes cuyos cuerpos se relacionan con etnias de estatura no muy alta, el entretejido interseccional de desigualdades, las coloca en un lugar de marginalidad contra el que han luchado en un periodo de “novatada” variable, pero no menos violento. Los cuerpos femeninos no tan altos, abundan en sesgos asociados a la esencialidad femenina, son pequeños y frágiles, razones que recrudecen la discriminación de las mujeres ante las actividades de la mecánica automotriz.

Esta experiencia laboral negativa, dio pauta a Liz para buscar alternativas distintas y poner en juego sus propios talentos y capacidades, además de desarrollar habilidades de relación que requiere para su trabajo actual.

Ha buscado y elegido otra carrera fuera de su área inicial que es Fisicomatemáticas, contemplando ahora Medicina, disciplina genéricamente asignada a los roles femeninos de cuidado y que además, cuenta con un prestigio consolidado.

El campo laboral de esta carrera es muy competitivo y si se pudiera considerar que ella no cuenta con los antecedentes por área de conocimiento, también el ingreso es complejo por su alta demanda. Sin embargo Liz ingresó, ya que también cumple con los requisitos que la institución solicita y que son los mecanismos de regulación que el mercado educativo de la Medicina y el IPN exigen: promedio alto que se pretende reflejado en un examen de ingreso, cuenta con beca y su bachillerato contempla los conocimientos básicos para iniciar su formación como médica. Su deseo de apoyar a su familia y concluir con su propio deseo de ayudar, han motivado que a pesar de la sobredemanda de esta carrera, Liz la haya elegido, mostrando la heterogeneidad que este proceso de elección tiene.

Por otra parte la experiencia de vida que este contacto laboral le dejó, marca una diferencia importante en sus decisiones, que lleva a cuestionar también la diversidad de experiencias que los estudiantes pueden tener y que las/os lleve a buscar otras alternativas. Las habilidades que menciona, pueden ayudarle a construir otros caminos, fuera de las normas de la medicina tradicional. La búsqueda de Liz fue complementada con el trabajo semanal en Orientación, su decisión permite mirar la complejidad de actores y factores imbricados en este proceso.

Los capitales sociales y culturales son importantes en la relación escuela-trabajo. Siguiendo a Bourdieu (1988), la conformación de los habitus, en este caso laborales, requieren el cumplimiento de los requisitos de membresía y permanencia de los miembros aspirantes a ingresar, es decir la demostración de las habilidades y estructuración de prácticas que consoliden la red social que funciona en un espacio laboral determinado. Liz inicia en un espacio apropiado para el habitus automotriz masculino, las bromas, las burlas la desconfianza de los varones mecánicos, son parte del juego de prueba para una joven, cuyo cuerpo no corresponde a la práctica de la técnica sino al sitio de los cuerpos “bellos”, los que acompañan al verdadero dirigente del habitus: el ingeniero creador experto o al corredor de autos que si bien, no es necesariamente el experto en tecnología, es el experto en el manejo, en la función, en el control, en la competencia que lo hace campeón, por lo tanto varón dominante.

Los varones jóvenes, al igual que Liz, también cursan por  la iniciación laboral, por los juegos de prueba, por los albures, las bromas  y particularmente cierta sobrecarga laboral por parte de los expertos. El joven debe demostrar ante sus compañeros mecánicos con experiencia, que es digno de pertenecer a este grupo privilegiado, que tiene el entrenamiento y las destrezas requeridas para permanecer como integrante del grupo de técnicos e ingenieros del campo automotriz.

En entrevista grupal integrada sólo con estudiantes varones, se exploró la historia vocacional de algunos de ellos quienes dialogaron sobre las razones que los llevaron a elegir la especialidad técnica de sistemas automotrices, como primera opción en el curso de su bachillerato. En este intercambio de experiencias, algunas situaciones son recurrentes, sin embargo, conservan la singularidad de los contextos de cada joven.

A continuación muestro fragmentos de los relatos de estos alumnos de la especialidad de sistemas automotrices:

 

…nunca había considerado el Poli como opción hasta que me metí a investigar más sobre diferentes escuelas y finalmente en los planes de estudio. Me convenció más el Politécnico, porque me gustan las matemáticas y me parece la mejor institución tecnológica que hay en México, por eso lo elegí… mi papa también es politécnico y pues eso también… (Cristian, 18años)

 

Cristian, nos relata los vínculos que ha establecido entre su búsqueda, sus habilidades, la oferta educativa y el prestigio de la institución, dejando en segundo plano la adscripción de su padre a la misma, sin embargo, esta pertenencia es mencionada porque también enlaza una herencia paterna que cierra el círculo de la elección mejor realizada.

En el caso de Luis, el proceso de elección corre una suerte de tanteo, la apuesta se centra sobre la base de los intereses inmediatos y de la aproximación paulatina hacia una decisión que prueba con la práctica, con el conocimiento empírico los gustos. Luis se permite la búsqueda desde su experiencia personal y no cierra las alternativas posibles. Incluso la carrera que ha elegido es Ingeniería en Sistemas Ambientales, afirmando en otro relato que su elección se debe a que los autos contaminan mucho y él está en contra de la contaminación. Luis es un joven muy alto y fuerte, de acuerdo a los comentarios de sus compañeros, es muy capaz en su trabajo como técnico automotriz y resguarda la herencia generacional de mecánicos prácticos en su familia. El comparte su habitación con sus dos hermanas, siendo el hermano mayor, sus recursos no son muy abundantes, aunque sí estables (su padre es mecánico automotriz). Su domicilio se encuentra en Los Reyes la Paz, cuenta con todos los servicios y su casa está en construcción, por eso no tiene una habitación propia, al menos por el momento.

 

…yo quería entrar al taller porque tenía pensado estudiar la carrera superior de sistemas automotrices, entonces me quería dar una idea si me iba a llamar la atención o no, ahora ya cambie de opinión. Iré a Sistemas Ambientales. (Luis, 18 años)

 

Las experiencias infantiles hacen su aparición en los relatos, enlazándose con el deseo de pertenecer al habitus del automovilismo, la relación familiar surge fuertemente como enlace del pasado, el presente y el futuro. Los jóvenes retornan a sus recuerdos infantiles haciendo emerger sus deseos lúdicamente articulados con lo que hoy han elegido y lo que seguirá como alternativa académica de formación en su carrera superior. La nostalgia de los roles de infancia, el cuerpo que cambia y los padres (familiares) que proporcionan protección, se presenta encarnada incluso en algunos chicos que indican siempre haber sido atraídos por la mecánica del automóvil. La imagen mítica del piloto y su mundo, deviene en las narraciones de los jóvenes estudiantes:

 

…desde que era pequeño he estado rodeado de esta onda automotriz, video-juegos,  juguetes, mis tíos tienen talleres y yo pasaba mucho tiempo con ellos, a ellos también les gustan mucho esta onda como las carreras y eso, de pequeño  mi sueño era ser piloto, no importaba f-1, resistencia, rally o lo que fuera, quería ir rápido, pero… no tengo las aptitudes necesarias para ser piloto… yo quería algo que me tuviera cerca de este mundo. (Cesar, 17 años)

Abajo de la mesa del comedor de mis tíos, había una canasta de mimbre y tenía un asa, yo me sentaba ahí con mis primos y jugaba a que el asa era un volante, y bueno son muchos recuerdos de ese tipo que me traen nostalgia, cuando era pequeño, que la vida era fácil… luego crecí.(Erik,18).

 

Un interesante aspecto es la satisfacción y alegría que acompaña el logro de las reparaciones y resolución de problemas técnicos, los objetos reparados, ocasionan en los alumnos un sentimiento intenso de alegría  (Sara Ahmed, 2015), que además es compartido por los demás miembros del equipo, Áberg y  Hedlin (2015) en su estudio sobre los objetos felices y hombres felices, describen el desarrollo de la masculinidad reforzada por el logro. Al estudiar la industria de la construcción, identificaron el sentimiento de felicidad que acompañaba a los estudiantes varones que se enorgullecían por sus proyectos constructivos y de creación personal.

 

Es un trabajo muy pesado ¿no?, requiere estar todo el tiempo ahí parado, le tienes que quitar piezas y cargar cosas y todo eso… a la vez que es pesado como que, cuando logras componer un carro, te deja satisfecho. Mis amigos y yo tardamos mucho en reparar el Go Kart, pero lo logramos…eso fue muy bueno… (Carlos, 19 años).

 

El prestigio de una institución y de una formación con orientación masculina, se presenta entre los estudiantes, incluso de planteles del mismo nivel pero distinta área de conocimiento, tal prestigio alimenta el imaginario de supremacía y alegría por una formación que no sólo imbrica conocimientos satisfactorios, sino también, la consolidación de la masculinidad probada entre el grupo de pares.

 

… el automovilismo, tiene un encanto, cierta especie de magia, no he conocido a ningún señor o ningún chico que diga: no, a mí no me gustan los coches, como que te da prestigio. En una ocasión me encontré a un amigo de la secundaria que tenía mucho tiempo de no hablar con él, y le pregunte: ¿En qué escuela te quedaste?, en la Voca[1] 13,  ¿y tú? en la Voca 7, ¡ah que chido! ¿Y qué estudias?… estoy estudiando contabilidad… Y que le digo: yo, sistemas automotrices, [mi amigo] bajó la cabeza, como que se sintió menos, me ha pasado varias veces. (Ulises. 18 años).

 

Otro interesante aspecto a considerar en la red de la orientación vocacional, es el cuerpo relacionado a las prácticas del técnico de sistemas automotrices. Eduardo relata la admiración y erotismo que despierta la imagen de un cuerpo en overol y botas, la idea de un cuerpo fuerte que incluso pueda pertenecer al ámbito del cuerpo vigoréxico, es una fantasía que refuerza la atracción hacia ese tipo de actividades, que entrelazadas con el cumplimiento de un rito de masculinidad, con una institución que consolida la ingeniería como campo de saber privilegiado y el prestigio que se traslada a la familia nuclear y extensa, la decisión vocacional tiene soportes poderosos.

 

Tengo una amiga en Voca 14[2], me dice que le gustaría estar aquí, le llama la atención que nosotros usemos overol y botas, ella estudia mercadotecnia. Hay algo que las vuelve locas… [risas] cuando tú te imaginas que alguien está estudiando no sólo sistemas automotrices, sino algo que tiene que ver con piezas pesadas, tú dices: ah este chavo no es débil o algo así, digamos que tiene cierto físico. (Eduardo 19 años).

 

[1] El término Voca, proviene de la palabra vocacional, se refiere a los planteles de Nivel Medio Superior del  Instituto Politécnico Nacional, que actualmente se denominan Centro de Estudios Científicos y Tecnológicos (CECyT), cada plantel cuenta con un número y un nombre que hace referencia a algún personaje de la historia de México y de la tecnología. En el caso del CECyT 7, su nombre es Cuauhtémoc (Águila que desciende por su presa -en lengua náhuatl-, Cuauhtémoc fue el último emperador azteca). Voca 13 Ricardo Flores Magón, es un plantel perteneciente al área de Ciencias Sociales y Administrativas del IPN

[2] Voca 14 Luis Enrique Erro es un plantel que pertenece al área de Ciencias Sociales y Administrativas del propio IPN

Discusión de resultados: 

La dicotomía hombres-mujeres es una construcción social que difícilmente se cuestiona, el ordenamiento social que prevalece respecto al género se ha naturalizado de tal forma que alejarse de las normas que marca como correctas resulta en reacciones de “normalización”, es decir, recolocar a las personas en el género evidente. En el caso de Liz, se observa el rechazo inicial de los mecánicos varones a la incursión de una joven en “la casa de los hombres”, ella como mujer y joven, presenta una serie de marcadores que la descolocan del habitus masculino como posibilidad de pertenecer. Sin embargo, varios autores coinciden en que las mujeres que se insertan en los campos masculinos y sufren el rechazo inicial, van ganando terreno a través de sus prácticas que retan a la normalización de género, siempre conservando otras marcas valoradas desde lo femenino. En este caso, la responsabilidad, la perseverancia, la amabilidad y la iniciativa de Liz van abriendo un espacio para su aceptación, coincide también que su formación como técnica en sistemas automotrices, le ha otorgado elementos valiosos para demostrar que tiene la competencia necesaria para ser una aprendiz potencial. Es decir varias capas se imbrican en la posibilidad de ser aceptada y valorada en este espacio masculino. Culturalmente es que el quiebre de este intento tuvo sentido al sumar un poderoso elemento de normalización: otra mujer con la jerarquía necesaria para incidir en la toma de decisiones de Liz. Evidentemente también contribuye el que Liz tuviera que regresar a clases y que el tipo de trabajo que encontró (no olvidemos que ella buscaba saber si ese era su camino para la formación superior) no fue lo que realmente cubriera sus expectativas. El caso de los jóvenes es distinto, socialmente existe un gran aprecio ante los cuerpos masculinos que denotan fuerza, nótese que el cuerpo masculino joven es envestido de poder si sus actividades físicas corresponden al fortalecimiento de sí. No sólo es el cuerpo sino también el uniforme. Además tenemos en los varones una historia personal que define al mundo automotriz como un lugar de privilegio y de posición social mayor. Por lo tanto la elección de una formación con estas características contribuye a la confirmación de la masculinidad como forma de vida reconocida como “exitosa”. Podemos mencionar que los ambientes escolares, aun cuando conservan los sesgos de género prevalecientes en la sociedad, permiten un margen de exploración mayor donde las jóvenes pueden identificar otras opciones y formarse en ellas con mayor posibilidad de aceptación y éxito que en el campo laboral, donde la división del trabajo les signa lugares preestablecidos. Prueba de ello es que las mujeres que trabajan en la producción automotriz se ubican generalmente en la sección final de revisión del automóvil o siendo ingenieras, en las labores de administración.

Conclusiones: 

•  La historia de la vocación en México muestra la huella de la herencia confesional que aún se encuentra en el llamado hacia determinadas profesiones, esta postura se encuentra presente cuando la elección de las y los jóvenes se anuncia como fruto de su tendencia natural (esencial) hacia determinadas actividades.

•  El positivismo como corriente filosófica, se entrelazó con las prácticas educativas conformando un individuo que contribuyó a la construcción del Estado-Nación que apremiaba en la situación política y social de esa época. Como enlace educativo, emerge la figura de un actor educativo que fortalece los valores y la guía hacia los objetivos de unificación colectiva: el orientador, como figura masculina que usa la razón como medio de guía hacia las mentes juveniles.

•  Herencia de esta tradición positivista es la tendencia testaria, de la práctica orientadora en varias corrientes que trabajan con la orientación vocacional. El vocacionalismo como tendencia a la infiltración curricular de las necesidades empresariales ha influenciado fuertemente las transformaciones educativas desde el enfoque por competencias y proyectos.

•  La elección de una carrera superior, es un proceso complejo que requiere enlazar diversos aspectos internos y externos, la propuesta testaria es insuficiente.

•  La postura signada en la palabra Orientación, conlleva la dirección de guía, implica a un adulto capaz y a una persona (casi siempre joven), que no sabe tomar decisiones personales. Cuestiono esta propuesta que parece naturalizada entre la práctica docente, el o la joven como constructo único no existe, lo que miramos son grupos sociales con diversas necesidades y entre ellos jóvenes que quizá requieran mayor información .y/o acompañamiento.

•   Los segmentos de historias vocacionales de Liz y sus compañeros, muestran diversidad, agencia, movimiento, decisiones que imbrican procesos complejos. Las y los orientadores realizan actividades que no son siempre reconocidas, considero que al ser parte de actividades económicas de cuidado, han sido invisibilizadas de varias maneras.

•  Propongo pensar en la orientación vocacional, con un nombre que signe el acompañamiento que se realiza tanto en clase, como en los espacios escolares y extraescolares compartidos y/o en el cubículo de atención y que implica una relación que va más allá de una plática, la aplicación de un test puntual o las visitas guiadas. Pienso en las y los profesionales que comparten estrategias de vida y de toma de decisiones, que buscan no estereotipar sino entender la diversidad admirando su potencial.

Agradecimientos: 

Agradezco la gentil colaboración de lxs estudiantes que participaron en este trabajo, así como a las autoridades del Instituto Politécnico Nacional por las facilidades otorgadas

Agradezco a las Dras. Laura Cházaro e Inés Dussel del DIE CINVESTAV su apoyo y lúcidos comentarios

Finalmente a la OPR por su apoyo siempre puntual

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