Decálogo para evitar el impacto de la enfermedad cardiovascular en el entorno laboral

Decálogo para evitar el impacto de la enfermedad cardiovascular en el entorno laboral

La enfermedad cardiovascular (ECV) está detrás del 39% de las muertes por accidentes en jornada laboral en España, según el Instituto Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo
22 Noviembre 2022

Los datos hablan por sí solos. La enfermedad cardiovascular (ECV) es, según el último informe del Instituto Nacional de la Seguridad Social (INSS), la primera causa por accidente de trabajo en jornada laboral en España. Además, es responsable del 12% de las bajas laborales, lo que la sitúa, tras el cáncer, como la segunda causa con una mayor duración media de incapacidad laboral (130 días). De ahí que las organizaciones reclamen la necesidad de optimizar las estrategias nacionales y empresariales de prevención cardiovascular y de riesgos laborales, así como tomar consciencia individual y seguir recomendaciones destinadas a minimizar el impacto de la ECV en el entorno laboral.

1. Caminar o ir en bicicleta

El sedentarismo es uno de los principales factores de riesgo evitables de la ECV, el cuarto en relación con la mortalidad global, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), que asegura que está implicado en 3,2 millones de muertes en el mundo. Y en el entorno laboral, escoger el medio de transporte para llegar al trabajo es uno de los principales factores a tener en cuenta para evitarlo. La Fundación Española del Corazón (FEC) recomienda ir caminando siempre que sea posible, bajar una o dos paradas antes de nuestro destino si vamos en transporte público, u optar por la bicicleta. De este modo contribuiremos, al menos en parte, a los 150 minutos de actividad física aeróbica de intensidad moderada que recomienda practicar semanalmente la OMS. Las mismas recomendaciones se deben aplicar para el regreso a casa.

2. Olvidar el ascensor

Como complemento al transporte, y en caso de que sea necesario subir varias plantas para acceder al puesto de trabajo, olvidar el ascensor y optar por las escaleras contribuirá, de nuevo, a nuestra lucha contra la inactividad.

3. Moverse la silla

Los datos de la Encuesta Nacional de Salud 2011/2012 sobre los factores de riesgo de enfermedades cardiovasculares en la población trabajadora ya alertaba de que el 34,3% de los trabajadores tienen un puesto sedentario en la mayor parte de la jornada laboral, y que un 45,5% pasaban la jornada de pie sin realizar grandes desplazamientos. Para combatir la inactividad, la FEC recuerda la conveniencia de caminar aunque sea durante unos minutos cada hora.

4. Controlar el estrés

El estrés laboral, según un estudio publicado en 2018 en el European Journal of Preventive Cardiology, incrementa en un 48% el riesgo de padecer fibrilación auricular. Además, puede repercutir en nuestro sistema digestivo, contribuir a la obesidad, debilitar el sistema inmune e influir en el aumento de la tensión arterial, las palpitaciones, la grasa en sangre o los niveles de azúcar. Para controlarlo, según la FEC, lo primero es reconocer que lo padecemos, identificando síntomas como irritabilidad, problemas de sueño, falta de apetito, cansancio o dolores frecuentes de cabeza. El siguiente paso es poner en práctica las recomendaciones de los especialistas, que aconsejan “evitar postergar lo que nos preocupa en nuestro trabajo; ser asertivos y aprender a decir “no” cuando nuestra carga de trabajo sea objetivamente excesiva; y procurar redistribuir la importancia que damos a nuestras distintas parcelas, dándole a cada una su tiempo para que ninguna se resienta”, apuntan en la FEC.

5. Comer en la oficina

La mala alimentación y la obesidad son otros de los principales factores de riesgo de las ECV, y para muchas otras enfermedades como la diabetes o la hipertensión. Por ello, si no podemos desplazarnos a casa para comer, la FEC recomienda llevarse la comida preparada desde casa, lo que nos permitirán seleccionar los alimentos y el modo de cocinarlos más saludable. Si optamos por el restaurante, mejor evitar las comidas copiosas, procurar variar el menú y buscar el equilibrio nutricional, intentando que estén presentes verduras, legumbres, fruta y pescado.

6. Tentempiés saludables

Los tentempiés pueden ser el momento perfecto para incluir en la dieta una ración de fruta o verdura. Según la FEC, “no solo mejoran nuestro rendimiento, sino que también pueden ayudarnos a evitar que pasemos largos períodos de tiempo en ayunas”. Otros opciones son los frutos secos, mejor crudos y siempre en pequeña cantidad; los cereales integrales, sin azúcar añadido; los yogures naturales y los quesos frescos bajos en grasas.

7. Dormir y descansar bien

Asegurar un descanso reparador, con al menos siete horas de sueño diario, sumado a la actividad física y una alimentación saludable puede reducir hasta en un 65% el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares, según un estudio publicado en el European Journal of Preventive Cardiology. Además, dormir bien contribuye a mejorar la creatividad y la memoria, reduce el riesgo de depresión y fortalece el sistema inmune, entre otros beneficios.

8. No al tabaco y al alcohol 

Las posibilidades de que una persona sufra un infarto si fuma se multiplican por do o tres, según la FEC, convirtiendo este hábito en uno de los principales enemigos de la salud cardiovascular, También el consumo mantenido y excesivo de alcohol se relaciona con algunas arritmias cardíacas y puede llegar a debilitar el corazón y causar una miocardiopatía dilatata.

9. Evitar factores de riesgo

Más allá de las medidas anteriores, es importante mantener a raya otros factores de riesgo asociados a la ECV, como el colesterol, la diabetes o la hipertensión.

10. Detección precoz

Controlar periódicamente nuestros niveles de tensión arterial, colesterol y glucosa, así como mantenernos informados sobre cuál debe ser nuestro estilo de vida, nos permitirán conocer nuestro riesgo cardiovascular y evitar el desarrollo de esta y otras enfermedades.

Fuente: LAVANGUARDIA

 

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