Nothing to Hide

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Martes, 3 Septiembre 2013

Los accidentes de trabajo en el sector de la construcción de edificios siguen siendo muy importantes desde los puntos social, laboral y económico. Tomando como referencia el ámbito de la Unión Europea (UE), cada año se producen 461.000 accidentes con baja en el sector de la construcción, con un índice de incidencia estandarizado del orden de 5.000 accidentes por 100.000 trabajadores. Y, si bien el sector no es el más peligroso en términos relativos (en el sector de la minería se observan índices de incidencia superiores). La –por lo general- mayor cantidad de trabajadores en la construcción (un 8% de los ocupados en España en 2011, cifra que ha caído tras la crisis desde un 13,3% en 2007) junto con su peligrosidad intrínseca son los que otorgan a la construcción una especial relevancia.

Entre los factores de peligrosidad se encuentran los ingredientes clásicos relacionados con la energía necesaria para el desarrollo de las fases de la construcción y el cambio, prácticamente continuo, del entorno de trabajo. Pero además se dan aspectos organizacionales característicos, relacionados con la variedad y la temporalidad de los trabajos (proyectos y no empresas), la fragmentación empresarial y la diversidad de los partícipes que intervienen en un proyecto. La consideración de estos factores y aspectos llevó, en 1992, a la publicación de una normativa europea, la Directiva 92/57/CEE que venía a concretar aspectos particulares no considerados en el marco legislativo general sobre esta materia (Directiva Marco, 89/391/CEE).

Esta relevancia hace especialmente interesante el estudio del clima de seguridad en la construcción, entendiendo clima de seguridad como las percepciones compartidas sobre las políticas, procedimientos y prácticas en materia de seguridad. Diversos trabajos aplicados (véanse referencias más adelante) han mostrado una relación entre el clima, el comportamiento de los trabajadores, e indicadores de accidentes laborales, pero su mayor utilidad se obtiene en la gestión de la prevención: al proporcionarse una medida de “la forma de hacer la seguridad en un determinado entorno de trabajo (grupo, departamento u organización) y momento temporal”, los responsables de la prevención pueden realizar intervenciones para la mejora del clima de seguridad con el fin de mejorar la prevención de los riesgos en la obra.

Sin embargo, tuvieron que pasar 11 años a partir de la publicación del primer trabajo académico sobre el clima seguridad (Zohar, 1980), hasta que Dedobbeleer y Béland, publicasen un artículo incluyendo una escala para la medida del clima en obras de construcción; si bien la escala utilizada por estos autores incluye ítems que pueden ser metodológicamente poco justificables tiene el mérito de haber sido el primero en ser específico para el sector de la construcción y describe algunas de las características del sector y las dificultades que presenta de cara a la realización de estudios de esta índole. Entre las consideraciones más relevantes de su muestra destacan que su unidad de análisis es el trabajador, extrayendo la muestra a partir de los registros oficiales de licencias de obras de Baltimore (EE.UU.) y seleccionando contratistas que estuviesen trabajando en proyectos del sector no residencial de más de 500.000$, en cualquier fase salvo la de acabados, llegando a entrevistar a 272 trabajadores, pertenecientes a seis contratistas trabajando en nueve obras, autorizados y voluntarios para ser entrevistados; si estas cifras ya dan una idea relativa de las cargas de trabajo de la edificación en el sector no residencial, la cuestión se complica si se consideran, por un lado el sector residencial, mayoritario en la industria de la edificación (el precio de una vivienda en Baltimore en 1990 era de 122.000$) y, por otro lado, las tasas de rechazo a participar, de los 15 contratistas elegibles 7 rehusaron participar y dos no cumplían todos los criterios de selección, dejando una muestra útil de 6 contratistas (un 40%); además, de los 572 trabajadores pertenecientes a estos seis contratistas sólo fueron autorizados a participar en el estudio 384 trabajadores, obteniendo una tasa de respuesta del 71%, que situaba la cifra final de encuestados en 272 trabajadores.

A partir de 1991 y hasta nuestros días, la base de datos del Web of Knowledge cita 131 trabajos académicos que incluyesen en el tópico las palabras “clima de seguridad” y “construcción O edificación”. La mayoría de trabajos que utilizan muestras de gran tamaño se refieren al sector de la obra civil, o a grandes contratistas en el continente asiático. Del resto, la mayoría usan muestras en las que la selección no puede calificarse de representativa. Este es el caso, por ejemplo, del artículo de Ciguralova et Al, 2010, que seleccionan una muestra de 235 trabajadores afiliados a un sindicato, para estudiar la relación entre la comunicación y el clima de gestión de errores, en un estudio multinivel, con unidades de análisis trabajador y organización; si, por una parte el clima de la gestión de errores se aparta sustancialmente del clima de seguridad, por otra parte, la elección de trabajadores afiliados es, en nuestra opinión desafortunadamente, poco representativa de los trabajadores del sector (tomando como ejemplo el caso Español, según la Encuesta de Calidad de Vida en el Trabajo de 2010, sólo un 9,5% de los trabajadores del sector de la construcción estaban afiliados a un sindicato, sector en el que además los trabajadores tienen un relativamente bajo conocimiento de la actividad sindical y casi la mitad de estos trabajadores desconocen totalmente dicha actividad).

Dos de los artículos relativamente recientes aportan un mayor interés para los objetivos de este trabajo:

El primero, de Meliá et Al., 2008, es un trabajo comparativo, entre las empresas en general y las empresas del sector de la construcción, y multinacional, presentando resultados para muestras en el Reino Unido (general), China (construcción) y España (general y construcción). En el caso de la construcción la muestra más representativa es la española, que incluye a 374 trabajadores de 64 empresas que trabajan en 182 obras. Los autores utilizan como unidad de análisis el trabajador y, en nuestra opinión el trabajo cita dos características muy relevantes del sector: la presencia de diferentes agentes del clima (la organización, los supervisores, los compañeros de trabajo y el propio trabajador), una idea que ya había expuesto Zohar, al decir que es necesario considerar políticas, procedimientos y prácticas; y el aspecto orgánico de las empresas de la construcción.

El segundo, de Kines et Al., 2010, muestra los resultados de una intervención en Dinamarca, en base a un análisis antes-después utilizando grupos de intervención y de control, pertenecientes a dos grandes contratas que desarrollan trabajos en una obra de construcción de centro comercial, club de golf, edificios de apartamentos y aparcamientos. La intervención se desarrolla sobre 7 grupos de trabajo, dirigidos por capataces, encargados de realizar trabajos de cimentación y forjados (trabajadores del acero –ferrallistas- y del hormigón, incluyendo ayudantes y observadores para trabajos con grúa), estableciendo cuatro grupos de intervención y tres de control, de tal forma que, dos de los grupos (uno de intervención y otro de control) pertenecen a una de las empresas y, los cinco restantes, pertenecientes a la otra empresa (tres de intervención y dos de control). Los investigadores realizaron medidas semanales durante 42 y 27 semanas para cada uno de los grupos de intervención, y de 8, 16 y 18 semanas para los grupos de control. En este trabajo, para los objetivos de este artículo, interesan resaltar dos cuestiones: 1) la dificultad y el coste de realizar intervenciones similares a las habituales en la industria, que hacen poco factible su utilización práctica en obras tipo, y contratas tipo: cada medida semanal suponía para cada trabajador la realización de una entrevista, sobre nueve puntos concretos, y la respuesta a un cuestionario de 27 ítems y, la aplicación de la metodología TR Safety (en nuestra experiencia, la parte más fácil de implantar de este tipo de intervenciones); 2) el hecho de que estos autores utilizan la metodología TR Safety para realizar las observaciones y, sin embargo, no utilizan la misma metodología al objeto de comunicar semanalmente sus resultados, tal y como recomiendan sus autores, mediante un gráfico expuesto a los trabajadores, actualizable semanalmente, del índice (un vehículo valioso de comunicación a los trabajadores).

A la vista de todo lo anterior, parece procedente realizar una serie de consideraciones en relación con: 1) la estructura y características del sector de la construcción, 2) la gestión de la prevención de los riesgos laborales en el sector, 3) los riesgos de seguridad más habituales en dicho sector, 4) las implicaciones de todo lo anterior a la hora de medir el clima de seguridad en una obra de construcción y, 5) las implicaciones a la hora de realizar inspecciones y observaciones. Al objeto de contextualizar el desarrollo, se utilizará el ámbito de la Unión Europea (UE) usando, en ocasiones, estadísticas del sector en España que, como se explicará, es muy representativo de la situación en Europa. Entendemos que mediante la aplicación de estas consideraciones puede mejorarse la medición del clima de seguridad en la construcción y el análisis de sus relaciones con otro tipo de observaciones. Posteriormente, en el resto del artículo, se muestran los resultados de una prueba piloto que se ha realizado incorporando algunas de las propuestas derivadas de estas consideraciones.

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