Si podemos ser iguales, tu discurso me interesa

Si podemos ser iguales, tu discurso me interesa

Es necesario que las nuevas generaciones lleven a cabo su aprendizaje en materia de igualdad de trato y oportunidades entre hombres y mujeres desde la edad escolar
19 July 2019
quirónprevención

Durante toda nuestra vida hemos conocido figuras importantes que jugaron un gran papel en la historia, literatura, política, etc., de nuestro país. Figuras fundamentalmente masculinas. No obstante, aunque hayan sido pocas también hemos tenido figuras relevantes femeninas en la historia de España. Desde Quirónprevención no queremos desaprovechar la oportunidad de recordar a alguna de ellas brevemente, como a Clara Campoamor (Madrid, 1888 – Lausana, 1972), consiguió, por primera vez, el sufragio universal; a Emilia Pardo Bazán (La Coruña, 1851 – Madrid, 1921), a través de su obra y sus acciones, aportó las principales ideas del feminismo de la época; a Concepción Arenal (Ferrol, 1820 – Vigo, 1893), fue la primera mujer en ir a la universidad, y, para ello, tuvo que inscribirse como un hombre y disfrazarse; a María Luz Morales (La Coruña, 1889 – Barcelona, 1980), fue la primera mujer directora de un diario; a Maria Cinta Balagué (Barcelona, 1898 – 1985), fue la primera locutora de radio que condujo un magacín dedicado a las mujeres,…; así como mencionar a la cantidad de mujeres, que desde el anonimato, han contribuido con su incorporación al trabajo en los años 60 y 70, como consecuencia del desarrollo industrial y a las que también nos gustaría rendir homenaje a través de estas líneas. 

Todas estas mujeres consiguieron inspirar de un modo u otro a las mujeres españolas de la actualidad, como a Margarita Salas (Valdés, Asturias, 1938), bioquímica española que ha dedicado su existencia a la vida académica y científica; a María Blasco (Verdegás, Alicante, 1965), directora del Centro Nacional de Investigaciones Oncológica, especializada en el estudio de telómeros y la telomerasa; Paloma Domingo, directora de la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología, en la que se divulga la visión de los ciudadanos sobre la ciencia o a Elena García Armada (Santander, 1971), ingeniera industrial, que ha desarrollado el primer exoesqueleto biónico para niños y niñas con atrofia muscular espinal.

Estas mujeres no solamente resultan ser un ejemplo para todos y todas, sino que además han contribuido a cambiar el mundo, demostrando la importancia de seguir luchando por la igualdad, abogando por un futuro más justo y, por tanto, mejor para todos y todas. 

Si realizamos un repaso de los datos estadísticos de la tasa de empleo femenina en España, se puede concluir que se ha logrado pasar de un nivel muy bajo, entorno al 32% en 1976, hasta llegar a incrementarse en la actualidad en unos 20 puntos, aproximadamente. Es obvio que las tasas de empleo femeninas españolas han ido mejorando significativamente con los años, aunque se encuentran muy por debajo de las tasas de empleo masculinas y, además, están aún muy por debajo de las tasas de empleo femeninas de los países europeos. (Fuente: Eurostat).

A pesar de todos estos avances en la incorporación de la mujer en el entorno laboral, en lo que respecta a la conciliación de la vida laboral, familiar y personal las mujeres siguen teniendo más dificultades que los hombres. Así podemos constatarlo, según los datos del INE, fijándonos en el número de mujeres inactivas por labores del hogar en España, para el año 2016, que era de 3406,7 frente a los 377,9 hombres inactivos en el mismo momento.

Si a todo esto se añade la inestabilidad e inseguridad que ofrecen los contratos temporales a las trabajadoras y trabajadores, resulta necesario destacar que el porcentaje de asalariados con un contrato temporal es mayor entre las mujeres, de hecho, la tasa de temporalidad femenina está por encima del 33%, mientras que la de los hombres se encuentra cerca del 30%. (Fuente: INE, EPA).

No podemos olvidar que la existencia de segregación sectorial y ocupacional, producida por la concentración del empleo de las mujeres en los sectores y empleos con salarios más bajos, explica, junto con el resto de las circunstancias anteriormente detalladas, las diferencias salariales entre hombres y mujeres, que se traducen concretamente en salarios inferiores para las mujeres.

Ante el panorama descrito no resulta extraño escuchar entre las mujeres que actualmente están trabajando frases como:

  • Tengo que hacer tantas cosas que no me da la vida. Entre el trabajo, la compra, los niños, no tengo tiempo para nada más …
  • Yo tengo que poder con todo, o tengo la sensación de ser una mala madre.
  • En la mayoría de las ocasiones pago el gimnasio pero no puedo acudir y cuando puedo ir estoy pensando todo el rato en todo lo que tengo pendiente por realizar al llegar a casa.

Todo esto hace pensar en la necesidad imperiosa de políticas actuales y adaptadas a los nuevos tiempos, que además de fomentar el empleo, promuevan la igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres, para lograr un sistema laboral equitativo, que ayude a conciliar la vida personal, laboral y familiar de las mujeres y los hombres. Uno de los principales objetivos es hacer ver a la sociedad que la conciliación no afecta únicamente a las mujeres, sino que resulta necesario reorganizar los roles y tareas de hombres y mujeres, con sensibilidad y desde la igualdad de género, fomentando así la corresponsabilidad familiar, personal y laboral.

En este sentido, se ha aprobado legislación en España que nos proporciona las herramientas necesarias para abordar la igualdad de trato y oportunidades entre hombres y mujeres. En primera instancia la Ley 3/2007, para la igualdad efectiva de mujeres y hombres, trató de hacer efectiva el principio de igualdad de trato y oportunidades entre mujeres y hombres, aunque sus resultados resultaron ser muy discretos. Debido a esto, en 2019, se decide elaborar un nuevo texto, con garantías para hacer cumplir el principio anteriormente comentado y se publica el Real Decreto-ley 6/2019, de medidas urgentes para garantía de la igualdad de trato y de oportunidades entre mujeres y hombres en el empleo y la ocupación. Alguna de estas medidas pasa por la elaboración e implantación de un Plan de igualdad en empresas de más de 50 trabajadores; con carácter previo a dicho documento, por la elaboración de un diagnóstico negociado, en su caso, con la representación legal de las personas trabajadoras, con un contenido concreto de materias, tales como, proceso de selección y contratación, clasificación profesional, formación, promoción profesional, condiciones de trabajo, corresponsabilidad familiar, infrarrepresentación femenina, retribuciones y prevención del acoso sexual y por razón de sexo y, posteriormente a la elaboración y aprobación del Plan de igualdad, por la inscripción del mismo en el Registro de Planes de Igualdad de las Empresas, dependiente de la Dirección General de Trabajo del Ministerio de Trabajo, Migraciones y Seguridad Social y de las Autoridades Laborales de las Comunidades Autónomas.

Sin embargo, no solamente es necesario que la legislación exista, sino que además se implemente y ejecute. Sería un gran logro que se consiguiera una mayor participación de la mujer en los diferentes ámbitos, como el legislativo, judicial, educativo, político, ciencia y tecnología y, como no, laboral. Es cierto, que en muchas organizaciones la plantilla está conformada por una mayoría de mujeres, aunque en realidad aún no son capaces de participar al mismo nivel en la toma de decisiones, por no encontrarse representadas en los consejos o puestos de Administración y Dirección de empresas. Por todo esto, sería muy importante que se viera fomentada y se impulse significativamente la diversidad de género en los diferentes estamentos organizativos de las empresas.

Por último, esta legislación puede resultar insuficiente si nos quedáramos únicamente ahí. Para afrontar este gran reto será también fundamental una política educativa traducida en formación dirigida directamente a nuestros niños y niñas, que son los futuros trabajadores y trabajadoras de este país, padres y madres que conformarán nuestras empresas cuyo pilar indispensable será el bienestar de las personas. Resultando primordial que las siguientes generaciones lleven a cabo su aprendizaje en materia de igualdad de trato y oportunidades entre hombres y mujeres desde la edad escolar. De esta forma podrán, por el beneficio de toda la sociedad, evitar unidos y unidas la discriminación por razón de sexo, la violencia contra las mujeres en cualquier ámbito, el acoso sexual y por razón de sexo; defender la efectiva y plena participación de la mujer en la toma de decisiones políticas, económicas y públicas; eliminar desigualdades entre hombres y mujeres en el ámbito laboral; ejercer la corresponsabilidad de la vida personal, familiar y laboral. Así como exclamar juntos y juntas:

¡Si podemos ser iguales, tu discurso me interesa!

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