“¿Eres tú o eres tu rol?”

“¿Eres tú o eres tu rol?”

Uno de los grandes mitos de nuestra cultura es que para asumir ciertos roles debes convertirte en alguien que seguramente no eres, y dejar aparcada tu auténtica esencia de ser humano.
8 December 2014

Vuelvo con ganas de retomar este Blog, que desde hace unas semanas he tenido aparcado. Cambios de residencia y oficinas, casi a la vez, me han tenido muy entretenido últimamente. Por otro lado ha sido un pequeño descanso , que me ha venido muy bien , para retomar con entusiasmo este pequeño rincón que tengo el privilegio de utilizar para compartir mis reflexiones y experiencias.

Hay algo de lo que cada vez estoy siendo más consciente y que quizá por esa razón cada vez observo con más frecuencia.  Se trata de cómo asumimos determinados roles abandonando nuestra esencia de seres humanos. Para mí es uno de los grandes mitos, que se da sobre todo en roles que tienen que ver con asumir liderazgo. Hablo en concreto de roles como el de Padre/Madre, Jefe/a, Profesor/a.

El mito consiste en creer que cuando una persona asume alguno de estos roles debe pasar a convertirse en el rol, que la mayoría de las veces no sabe qué significa, y debe dejar de ser “un ser humano” .

Si eres Padre o Madre, seguro que me entenderás. Pasas de la noche a la mañana de ser una persona “normal”, a ser un Padre o una Madre. No sabes muy bien lo que significa para ti, no sabes como debes de actuar , solo tienes referencias de ello que parece que te indican que a partir de este momento ya no puedes ser el mismo. Ya no puedes tener opiniones y sentimientos inconsistentes. Tienes que mostrarte siempre congruente, consistente en tus opiniones, parecer que sabes más. No puedes tener dudas, siempre has de saber que hacer. Has de sentir el peso de la responsabilidad de  guiar, educar, dirigir a otros, ya que de ello depende el desarrollo de sus vidas y de sus resultados.

Lo mismo ocurre cuando pasas a ser Jefe. Parece que entras en otro mundo diferente, en el que otras personas dependen de ti, y ya no puedes comportarte como cuando no lo eras. Has de poner distancia, has de dejar de confiar, parece que tus intereses han de cambiar. Ya no puedes ser las persona que eras, tienes que ponerte un traje que te protege, te distingue , pero que muchas veces oculta tu auténtica humanidad.

También en el caso de los Maestros y Maestras ocurre algo muy similar. No a todos , pero si a muchos. Al menos por lo que yo observo, y soy muy observador.

El entrar a desempeñar uno de estos roles, termina generando en muchas de las personas a las que les toca mucho estrés, precisamente porque creen que han de comportarse de una forma alejada a como son, y muy distante a lo que es un ser humano. Es decir nos olvidamos de lo que realmente somos, de nuestra esencia, de que somos ante todo seres humanos.

Y es que además, esta creencia de pasar a convertirse en el rol, no resulta nada eficaz sino todo lo contrario. Precisamente porque nos despoja de nuestra humanidad hace que las personas que pretendemos guiar, dirigir o enseñar, sientan lejanía, falta de empatía, incomprensión, y muchas veces finalmente resentimiento.

Las personas prefieren sentirnos cercanos, accesibles, confiables, más que modelos de algo que realmente el que lo ejerce no lo siente de verdad. Prefieren que nos equivoquemos y lo reconozcamos honestamente, que dialoguemos de tu a tu, que compartamos las reglas, los objetivos, las decisiones. Que estemos disponibles para ayudar, servir, aprender juntos. Prefieren tener de Padres y Madres, Jefes y Jefas, Maestros y Maestras que sean auténticos seres humanos, reales, honestos, cercanos, vulnerables.

No te olvides de que tu papel más importante es el de ser humano, ejerzas el rol que ejerzas, y desde luego es el más eficaz, el más sano y saludable para ti y para las personas de las que pretendes ser una referencia. Haz que precisamente tu ser humano crezca aún más con el rol que te toque.

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