
Introducción
La tensión laboral (TL) es un estado cognitivo y energético del ser humano, asociado a la realización de continuas o futuras tareas laborales, que produce la experiencia de “sentirse presionado” (Roe y Zijltra, 2000)[1].
La vivencia de tensión laboral puede suponer una etapa previa en el desarrollo de estrés laboral (Roe y Zijltra, 2000)[1]. Además, se ha relacionado con la manifestación de alteraciones psicofisiológicas, fruto de la exposición a ciertas demandas y la recuperación insuficiente. Meijman y Mulder[2], desde el Modelo de Esfuerzo-Recuperación (1998) señalan que éstas son reversibles en caso de disponer de suficiente descanso. En caso contrario, pueden promover fatiga y convertirse en un riesgo de absentismo e incapacidad laboral.
La necesidad de recuperación es un indicador del inicio de fatiga (Sluiter, Frings-Dresen, Van der Beek y Meijman, 2001; Zijlstra y Sonnentag, 2006)[3,4]. El descanso insuficiente puede llevar a un ciclo vicioso en el que se necesite invertir un esfuerzo extra de vuelta al entorno laboral para mantener un desempeño óptimo. La dificultad en desconectar tras el trabajo se relaciona con problemas de sueño que, a su vez, incrementan las demandas al día siguiente, acumulándose en este proceso (Akerstedt, Kecklund y Gillberg, 2007)[5]. Es más, estos trabajadores pueden tener parámetros cognitivos más elevados al final de la tarde, que promuevan el inicio de pensamientos rumiativos (Cropley, Dijk y Stanley, 2006)[6], sumándose a esta constelación de indicadores.
Objetivo
Analizar, a partir de las aportaciones realizadas por diversos autores, la relación entre la tensión laboral y diversos indicadores de salud física y mental, como la calidad de sueño, el esfuerzo mental, la necesidad de recuperación, la percepción de cansancio y los pensamientos rumiativos.
Método
Participantes
La muestra estaba formada de 79 trabajadores de una universidad pública de la Comunidad Andaluza (España). Los criterios de inclusión fueron: ser personal propio de la Universidad, no trabajar por turnos y no disfrutar de periodo vacacional en la semana que se recogían los datos de estudio. Participaron 26 hombres (32.9%) y 56 mujeres (67.1%), de edades comprendidas entre los 25 y 72 años (M= 39.88, DT= 10.60). Se clasificaron en función de la categoría laboral, 58 pertenecían a Personal Docente e Investigador (73.4%) y 21 eran Personal de Administración y Servicios (26.6%). En cuanto a los días y horas laborables, trabajaban de lunes a viernes (53.2%) o de lunes a viernes y uno o los dos días del fin de semana (36.7%), con una media de 40.21 horas laborales a la semana (DT= 11.30).
Procedimiento
Se contactó con el personal laboral propio de la Universidad de Sevilla, haciéndoles partícipes de su implicación voluntaria en el estudio. Todos los participantes firmaron un documento de consentimiento informado. En primer lugar, se administró en papel un cuestionario inicial referente a aspectos demográficos y del entorno de trabajo y el cuestionario de Tensión Laboral de Tilburg(Roe yZijlstra, 2000). Posteriormente, se facilitó un cuadernillo en papel que incluía cuestiones referidas a indicadores psico-fisiológicos, para completar a modo de diario durante una semana laboral concreta, en momentos específicos: por la mañana al despertar, tras la jornada laboral y antes de ir a dormir. Una vez cumplimentados, los diarios se recogieron personalmente, vía correo postal o e-mail.
Instrumentos y medidas de las variables
- Aspectos del entorno psicosocial. Se solicitó información relativa a aspectos demográficos (edad, género), así como en relación al entorno de trabajo (categoría laboral, días laborables y número de horas laborables a la semana).
- Tensión laboral (TL). Se utilizó la subescala de tensión laboral (WorkPressure) del TilburgWorkPressureQuestionnaire (Roe y Zijlstra, 2000). (α=.86).
- Indicadores relacionados con la salud. El diario comprendía las siguientes escalas:
Sueño. Se utilizaron nueve de los 10 ítems indicadores de sueño del Pittsburgh SleepQualityIndex (Buysse, et al., 1988): hora de acostarse (S1), latencia del sueño (S2), hora de despertar (S3), horas de sueño (S4), si el individuo se levantaba de la cama durante la noche (S5), existencia de desvelos (S6), calidad subjetiva de sueño (S7), sensación al despertar (S9) y eficacia del sueño (S10). (α=.83).
Percepción de inversión de esfuerzo en la realización de la tarea (PET). Se utilizó la Rating Scale of Mental Effort (Zijlstra, 1993). Determina el esfuerzo que la persona dedica a trabajar. (α=.91).
Inversión de esfuerzo en la realización de la tarea (ET). Se utilizó la Rating Scale of Mental Effort) (Zijlstra, 1993). Se valoró la consideración sobre la inversión de esfuerzo realizado en la jornada, ya finalizada. (α=.91).
Necesidad de recuperación (NR). Se utilizó la NeedforRecoveryScale (Veldhoven y Meijman, 1996). Se valoró el nivel de urgencia en el restablecimiento de recursos psicofisiológicos tras la jornada laboral.
Percepción de cansancio (PC). Se incluyó la subescala cansancio del Checklist of Individual Strength (Vercoulen, Alberts y Bleijenberg, 1999). Se valoró la sensación de cansancio del trabajador tras la jornada laboral. (α = .88).
Pensamientos rumiativos (PR). Se utilizó la subescala del AffectiveRumination del Work-RelatedRuminationQuestionnaire (Cropley, Michalianou y Pravettoni, 2009). Evalúa el grado de preocupación por asuntos laborales en el tiempo libre.
Resultados
Los análisis de correlación entre la variable tensión laboral y las variables de los indicadores de sueño sólo fueron significativos en hora de despertar (S3) (p<.05), calidad de sueño (S7) (p<.05), sensación al despertar (S9) (p<.01) y eficacia del sueño (S10) (p<.01). Así mismo, se observaron relaciones significativas con las variables que reflejan esfuerzo en la realización de la tarea (PET y IET) (p<.01), con la necesidad de recuperación (NR) (p<.01), la percepción de cansancio (PC) (p<.01) y los pensamientos rumiativos (PR) (p<.01) (Ver Tabla 1).
Tabla 1. Relación de las variables cuantitativas tensión laboral y diversos indicadores relacionados con la salud
Variables |
r |
p |
||
Sueño |
||||
Hora de acostarse |
S1 |
.40 |
||
Latencia de sueño |
S2 |
.06 |
||
Hora de despertar |
S3 |
.25 |
* |
|
Hora de sueño |
S4 |
-.10 |
||
Levantarse noche |
S5 |
.04 |
||
Desvelos |
S6 |
-.17 |
||
Calidad de sueño |
S7 |
-.27 |
* |
|
Sensación despertar |
S9 |
-.41 |
** |
|
Eficacia del sueño |
S10 |
-.35 |
** |
|
Realización de la tarea |
||||
Percepción de esfuerzo en la tarea |
PET |
.52 |
** |
|
Inversión de esfuerzo |
IET |
.50 |
** |
|
Necesidad de recuperación |
NR |
.47 |
** |
|
Percepción de cansancio |
PC |
.47 |
** |
|
Pensamientos rumiativos |
PR |
.66 |
** |
Los análisis de regresión lineal posteriores entre tales asociaciones indican que la tensión laboral explica el 13.4% de la calidad de sueño, y el 20% de la sensación al despertar y la eficacia del sueño.En cuanto a la realización de la tarea, explica el 35 % de la variable dependiente percepción de inversión de esfuerzo, así como el 29.6 % de la inversión de esfuerzo en la tarea. De forma similar, la tensión laboral explica el 29.5 % de la necesidad de recuperación, el 22.6 % de la percepción de cansancio y el 51.5% de los pensamientos rumiativos que presenta el trabajador, controlando la edad y el género (Ver Tabla 2).
Tabla 2. Peso de la variable tensión laboral en el resto de las variables, indicadores relacionados con la salud
Variables |
B |
p |
R2 |
|
Sueño |
||||
Hora de acostarse (S3) |
n.s |
|||
Calidad de sueño (S7) |
-.280 |
** |
13.4% |
|
Sensación despertar (S9) |
-.340 |
** |
20% |
|
Eficacia del sueño (S10) |
-.383 |
** |
20% |
|
Realización de la tarea |
||||
Percepción de esfuerzo en la tarea (PET) |
14.741 |
** |
35% |
|
Inversión de esfuerzo (IET) |
14.837 |
** |
29.6% |
|
Necesidad de recuperación (NR) |
.354 |
** |
29.6% |
|
Percepción de cansancio (PC) |
.434 |
** |
22.6% |
|
Pensamientos rumiativos (PR) |
.652 |
** |
51.5% |
**p<.01
Conclusiones
En línea con las investigaciones previas referenciadas:
- Se constata la relación entre la tensión laboral y diversos indicadores de salud, en concreto, la calidad del sueño, el esfuerzo mental, la necesidad de recuperación, la percepción de cansancio y la presencia de pensamientos rumiativos.
- Se observa una relación importante entre la tensión laboral y la calidad de sueño, si bien el peso es inferior al de las otras variables.
- Respecto al resto de los indicadores de salud, éstos quedan explicados por el peso que ejerce la tensión laboral en ellos, superior al 20%.
- Destaca la influencia de la tensión laboral en la presencia de pensamientos rumiativos, es decir, sobre el grado de preocupación por asuntos laborales en el tiempo libre. Así mismo, sobre el esfuerzo mental, explicando de un modo notable su afectación sobre la percepción de inversión en la tarea y la inversión de esfuerzo previo a la tarea. Por otro lado, en cuanto a la percepción de cansancio y la necesidad de recuperación, se confirma la afectación importante de la tensión laboral en la sensación de cansancio y el nivel de restablecimiento de recursos psicofisiológicos, tras la jornada laboral.
A la vista de los resultados, la conclusión más relevante a destacar es la necesidad de reducir la incidencia y prevalencia del estrés laboral y el síndrome de burnout, así como promover conductas saludables.
Para cumplir dicho objetivo, se ha diseñado un protocolo de evaluación de riesgos psicosociales e intervención psicológica, orientado a la prevención del estrés laboral y síndrome de burnout en el personal de la universidad objeto de estudio (Ver Gráfico 1).
Gráfico 1. Protocolo de evaluación e intervención para la prevención del estrés laboral y síndrome de burnout así como para la promoción de la salud laboral en la comunidad universitaria.
Referencias
- Roe, R.A. y Zijlstra, F.R.H. (2000). Workpressure. Results of a conceptual and empiricalanalysis. In M. Vartiain, F. Avallone y N. Anderson (Eds). Innovativetheories, tools, and practices in work and organitazationalpsychology (pp. 29-46). Seattle: Hogrefe and Huber.
- Meijman, T.F. y Mulder, G. (1998). Psychologicalaspects of workload. In P.J.P. Drenth (Ed.). Handbook of work and organizationalpsychology, v. 2. Workpsychology (pp. 5-33). Hove: England. Psychology.
- Sluiter, J.K., Frings-Dresen, M.H., Van der Beer, A.J. Y Meijman, T.F. (2001). Therelaltionbetweenwork-indicedneurondocrinereativity and recovery, subjectiveneedforrecovery, and health status. Journal of PsychosomaticResearch, 50, 29-37.
- Zijlstra, F.R.H. y Sonnentag, S. (2006). Work and rest –a topicforwork and organizationalpsychology. Hove: PsychologyPress.
- Akerstedt, T, Kecklund, G. y Gillberg, M. (2007). Sleep and sleepiness in relationto stress and displaced workhours. Physiology and Behaviors, 92, 250-255.
- Cropley, M., Dick, D.J. y Stanley, N. (2006). Job strain, workrumiation, and slepp in schoolteachers. EuropeanJournal of Work and Organizational Psychology, 15, 181-196.
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