Terapia conservadora y cirugía como afrontamientos más adecuados ante la rizartrosis

Terapia conservadora y cirugía como afrontamientos más adecuados ante la rizartrosis

Una revisión reciente publicada ‘Cureus’ explora el papel de los ligamentos, los músculos y las variantes anatómicas en la degeneración de la articulación del pulgar, enfatizando la importancia de la estabilidad y la armonización de los afrontamientos terapéuticos.
6 May 2024

Redacción

La rizartrosis, conocida como artrosis del pulgar, es una afección degenerativa que afecta la articulación trapecio-metacarpiana. Enlaza el pulgar con la muñeca y es crucial para realizar movimientos de pinza, esenciales en diversas actividades cotidianas que abarcan desde vestirse a tareas laborales.

El proceso degenerativo de la rizartrosis se caracteriza por una inflamación crónica, causada por el desgaste del cartílago entre los huesos metacarpiano y trapecio. Esta capa de cartílago, que normalmente amortigua los movimientos, se desgasta, provocando fricción entre los huesos y, como resultado, dolor. También puede llegar a producirse una deformidad.

Aunque la rizartrosis es benigna, puede empeorar con el tiempo, afectando de forma muy significativa la vida diaria y laboral. Acciones simples como manipular objetos pueden resultar dolorosas debido a la rigidez, a la limitación del movimiento del pulgar y, por supuesto, al dolor.

Causa de incapacidad laboral

Aquellas profesiones que requieren movimientos de pinza, como cirujanos, dentistas, jardineros, músicos, peluqueros, limpiadores, trabajadores de hostelería o dependientes, pueden verse especialmente afectadas por la rizartrosis. A veces requieren la baja laboral si la condición se agrava e, incluso, puede ser causa de incapacidad permanente parcial, total para la profesión habitual o absoluta si la rizartrosis reviste una especial gravedad. Es una dolencia más común en mujeres y suele manifestarse entre los 40 y 50 años.

Las causas pueden ser:  esguinces o fracturas articulares previas; envejecimiento; factores hormonales como la posmenopausia en la mujer; etiología hereditaria; obesidad y sedentarismo; padecer artritis reumatoide o síndrome del túnel carpiano.

Los síntomas suelen ser: la aparición de dolor en la zona distal de la palma que va acompañado de sensación de atrapamiento o chasquido cuando se flexiona y extiende el dedo. También es frecuente la palpación de un nódulo en el área.

En resumen, la rizartrosis y otras afecciones del pulgar pueden tener un impacto significativo en la vida laboral y cotidiana, especialmente en profesiones que requieren movimientos repetitivos o precisos. Los avances en tratamientos personalizados y técnicas innovadoras ofrecen nuevas opciones para aliviar el dolor y mejorar la calidad de vida de los pacientes.

Armonización

Una revisión reciente publicada ‘Cureus’ explora el papel de los ligamentos, los músculos y las variantes anatómicas en la degeneración de la articulación del pulgar, enfatizando la importancia de la estabilidad y la armonización de los afrontamientos terapéuticos.

En las etapas iniciales, el objetivo primordial es mitigar el dolor, detener el avance de la enfermedad y mejorar la funcionalidad de la mano. Esto se logra mediante la administración de diversos fármacos —como antiinflamatorios, analgésicos, corticoides o infiltraciones de ácido hialurónico—. También se prescribe el uso de férulas para brindar descanso a la articulación y mantener inmovilizado el pulgar.

Asimismo, resulta beneficioso aplicar frío y sesiones de fisioterapia, las cuales contribuyen al fortalecimiento de la musculatura de la mano y a mejorar la movilidad articular.

Una revisión reciente publicada ‘Cureus’ explora el papel de los ligamentos, los músculos y las variantes anatómicas en la degeneración de la articulación del pulgar, enfatizando la importancia de la estabilidad y la armonización de los afrontamientos terapéuticos.

Sin embargo, en los casos en que los pacientes no pueden aliviar su condición con terapia el siguiente paso sería la cirugía. El objetivo es aliviar el dolor y aumentar la movilidad del pulgar además de fortalecer la mano. Entre las opciones quirúrgicas están: la artroplasia para la reconstrucción de la articulación dañada mediante la colocación de prótesis; la artrodesis, que fusiona o alinea los huesos de la articulación trapecio-metacarpiana; la artroscopia mediante la que se extirpa una porción del hueso trapecio carpiano; y la trapeciectomía con ligamentoplastia que conlleva la extirpación del hueso trapecio carpiano y la reconstrucción de los ligamentos.

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