Las teorías de las ciencias sociales y del comportamiento, útiles para promover la seguridad y salud en el trabajo

Las teorías de las ciencias sociales y del comportamiento, útiles para promover la seguridad y salud en el trabajo

Investigadores, profesionales y médicos de atención primaria reconocen que la línea que separa la vida laboral de la personal se ha desdibujado
26 January 2022

Redacción

Un artículo publicado en 2021 en la revista ‘American Journal of Lifestyle Medicine’ recomienda aplicar las teorías de las ciencias sociales y del comportamiento para la seguridad y salud laboral, y para la vida. El texto, firmado a título personal por Rebecca J. Guerin, miembro de la División de Integración de Ciencias del Instituto Nacional de Seguridad y Salud Ocupacional de Estados Unidos; y por David A. Sleet, de la Universidad de San Diego, se focaliza en el sector salud. Sin embargo, apunta que teorías como el modelo de creencias en salud (HBM), la teoría del comportamiento planificado (TPB) y el modelo transteórico (TTM) pueden proporcionar una hoja de ruta útil para investigar los factores que obstaculizan la seguridad y la salud de los trabajadores.

La teoría es un sistema necesario de pensamiento y ordenación de ideas para comprender los desafíos de la salud pública y para evaluar de manera eficaz el impacto de las intervenciones destinadas a abordar estos problemas. Además, se debe tener en cuenta la vida personal. De facto, cada vez más, los investigadores, profesionales y médicos de atención primaria reconocen que la línea que separa la vida laboral de la personal se ha desdibujado y que las enfermedades y lesiones que experimentan los trabajadores en todos los sectores, incluido el de la salud, son causadas por factores de riesgo tanto personales como ocupacionales.

El uso de teorías del comportamiento individual no elimina la necesidad de centrarse en el entorno o contexto laboral. A nivel individual, las teorías de cambio de comportamiento como el modelo de creencias en salud (HBM), la teoría del comportamiento planificado (TPB, o teoría de la acción razonada) y el modelo transteórico (TTM, o etapas de cambio) se han utilizado ampliamente en la investigación y la práctica de la salud pública para mejorar la salud humana. Sin embargo parece que pocos estudios publicados aplican teorías de cambio de comportamiento a nivel individual a la investigación de seguridad en general o a la SST de forma específica.

Las aplicaciones de las ciencias del comportamiento, incluidas aquellas que consideran el papel de los comportamientos individuales en la prevención de enfermedades y lesiones, brindan un complemento necesario para los enfoques estructurales y ambientales para proteger a las personas en el trabajo según Guerin y Sleet.

El comportamiento o la conducta respecto a la propia seguridad y la de quienes nos rodean es un aspecto que se ha tratado de divulgar entre los trabajadores. En 1878 el cartel ‘Respetar las normas de seguridad es evitar los accidentes de trabajo’ ya marcaba esta línea preventiva.

Medidas efectivas

A la hora de promover los cambios se recomienda evaluar qué técnicas son efectivas y en qué circunstancias lo son. La autoevaluación y la autorregulación han demostrado ser herramientas eficaces de cambio conductual. Sin embargo hay que contar con una serie de guías como:

1.- Tener instrucciones. Recibir formación sobre el comportamiento, tanto el adecuado y sus efectos como el inadecuado y sus consecuencias.

2.-  Autoevaluarse. Registrar la propia conducta y ser consciente de sus efectos. Por ejemplo, si se sigue una dieta alimenticia hay que anotar a diario todo lo que se come para detectar dónde nos estamos saltando el régimen.

3.- Contar con recordatorios y personalizados. Para ello es necesario recibir imágenes o mensajes diarios que estimulen la conducta que se aspira a conseguir. Si estos mensajes, además, son personalizados -adaptados a cada fase del cambio, a los recursos y al contexto-, y hay unas metas en un tiempo concreto se podrán contrastar mejor los resultados.

4.- El largo plazo. El objetivo final es también que el cambio se transforme en un hábito de buenas prácticas en el largo plazo.

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