Cómo recuperar la creatividad

Cómo recuperar la creatividad

Recupera tu tiempo para recuperar la creatividad
9 January 2023

Cuando necesitas recuperar la creatividad porque temes que haya desaparecido, recuerda: la creatividad no mengua ni se esfuma, solo está distraída.

Por el mismo hecho de haber nacido eres una persona creativa. Las células grises que improvisan una cena con latas con contenidos que no parecen casar pueden componer sagas literarias. Prueba a encontrar el antónimo de creativo… No lo encontrarás.

Tenemos alrededor de 6.000 pensamientos al día según los neurólogos canadienses Julie Tseng y Jordan Poppenk, que emplearon escáneres cerebrales en voluntarios para observar cómo nacían pensamientos durante el visionado de películas.

En palabras de Tseng y Poppenk:

«Un pensamiento es un estado cognitivo o emocional transitorio y la relación que el sujeto tiene con los contenidos (por ejemplo, percibir, creer, temer, imaginar o recordar)».

A cada pensamiento lo llamaron «gusano de pensamiento». (¿Quién sabe si esta es la forma de las musarañas?). Cuando una persona abandona un pensamiento para ir a otro, crea un nuevo gusano de pensamiento.

Gusanos de pensamiento

Así pues, entre los 6.000 pensamientos diarios está:

  • PERCIBIR el olor de una flor.
  • TEMER haber dejado la cocina encendida.
  • IMAGINAR un encuentro romántico o sexual con una persona que acabas de conocer.
  • CREER que te tocará lotería.
  • RECORDAR el PIN del teléfono móvil.

Cuando eres artista, dedicas una parte de los 6.000 pensamientos a tu tarea… con suerte. Quieras o no, según según Matthew A. Killingsworth y Daniel T. Gilbert, psicólogos de la Universidad de Harvard:

«Las personas pasan el 46,9 por ciento de sus horas de vigilia pensando en algo más que lo que están haciendo, y esta divagación mental generalmente los hace infelices».

¿Qué debemos hacer para que los gusanos de pensamiento actúen como un ejército de la creatividad?

RECUPERAR LA CREATIVIDAD: RECUPERAR EL TIEMPO

«Cada persona tiene su propio tiempo y solo mientras siga siendo suyo se mantiene vivo».

Momo. Michael Ende

Recuperar la creatividad distraída pasa por fuerza por recuperar tu tiempo. No basta con apagar el móvil o bloquear las redes sociales, aunque es un buen punto de partida para que tu tiempo sea tuyo. Para John Cleese, la fórmula de la creatividad es espacio+tiempo.

También te mantienes vivo cuando decides pasar tiempo contigo mismo —sin hacer nada más que estar— o permaneces atento a las personas que amas o de forma voluntaria a causas nobles, como ayudar a personas que no pueden valerse por sí mismas o hacerles compañía, un refugio de animales o una ONG.

No estás vivo cuando entregas tu tiempo de manera inconsciente a seguir las vidas de personas que han hecho de sí mismas un negocio—y que poco o nada aportan a tu vida— y a los medios de comunicación y entretenimiento. Estos personajes y estos medios tienen mecanismos para apropiarse de tu tiempo con un fin: que te alejes de otras películas, series, libros, programas de televisión… o no llegues a descubrirlas. De esta manera, los creadores de estos mecanismos no ganan dinero —al menos, no de momento—, pero evitan que entregues tu dinero a otras propuestas de entretenimiento y, peor aún, evitan que llegues a descubrir quién eres realmente.

No me malinterpretes. Una cosa es ver una película o serie o incluso un programa de telerrealidad y otra, después de ese par de horas, dejarse atrapar por las seudonoticias, aplicaciones (¡para estar al día!) y juegos gratuitos (¡divertidos test!) que ofrecen los productores y los departamentos de marketing.

A manera de ejemplo, recuerda cómo cualquier película de superhéroes genera una ingente cantidad de material dos o tres años antes del estreno:

  • Argumentos posibles.
  • Especulaciones sobre qué personajes aparecerán.
  • Rumores sobre quiénes interpretarán a los personajes.
  • Entrevistas con los posibles actores.
  • Entrevistas con los actores.
  • Filtraciones de imágenes del rodaje.
  • El robo del guion.
  • Anécdotas insustanciales del rodaje con titulares del tipo: «Las tres palabras que dijo Z y que convencieron al productor para contratarla para…», «Lo que opina X del traje de…», «El gesto de Y con un fan durante el rodaje de…».

Además del tiempo que consumen estas seudonoticias, está el tiempo que consume participar o ser observadores de polémicas en las redes sobre tal o cual detalle del guion o si la elección de tal o cual actriz es desacertada.

Los periódicos online —muchos que se consideran rigurosos, también— son cómplices de la difusión de las trampas de tiempo de los grandes grupos de entretenimiento. Cuando no, secuestran el tiempo de los lectores con titulares en la primera página como estos:

CONOCE A X, LA HIJA DE Z, CUYA BELLEZA DESLUMBRA AL MUNDO

LA RESPUESTA VIRAL DE LA INFLUENCER… A UNO DE SUS SEGUIDORES

ALUCINA CON EL COCHE QUE CONDUCE… A LOS 51 AÑOS

¿Quiénes son las personas que se menciona en los titulares? ¿De qué manera saber de ellos influye en mi día a día? ¿Acaso el actor de 51 años es un anciano que no puede conducir un coche? Aunque no hagas clic en las noticias, los mismos titulares roban tu tiempo.

Quizá no consultes las redes sociales ni los periódicos online durante tu trabajo, pero cuando lo haces «un momentito, con el café», tu tiempo es secuestrado. De manera que, cuando reparas en ello, quizás has pasado casi media hora de clic en clic.

O puede que repases las redes sociales y los periódicos una vez que has concluido tu día de trabajo. Igualmente, las seudonoticias roban tu tiempo y te apartan de la película que realmente querías ver o el libro pendiente de leer o pasar tiempo con las personas que amas.

Cuando pasas tu tiempo llenando tu cabeza con los contenidos que te proponen los medios en lugar de los contenidos que tú deseas, te enfrentas a otro problema. Arthur Conan Doyle expresó así, a través de Sherlock Holmes en Estudio en escarlata:

«El cerebro de una persona es como un pequeño ático vacío en el que hay que meter el mobiliario que uno prefiera. Las gentes necias amontonan en el ático toda la madera que encuentran a mano, y así resulta que no queda espacio en él para los conocimientos que podrían ser útiles (…). Me dice que giramos en torno al sol, aunque girásemos alrededor de la luna, no implicaría nada para mi trabajo».

¿Qué ocupa más espacio en el ático de tu cabeza? ¿Aquello que inspira tu trabajo creativo o la última hora de un participante de un programa de telerrealidad?

Lo cierto es que las mismas noticias serias crean gusanos de pensamiento que no querrás tener. Sabes que las declaraciones de ciertos personajes públicos te molestan profundamente. Le das vueltas en la cabeza a la posibilidad de que un meteorito impacte con la Tierra. La estupidez ajena no te hace reír, sino que te parece irritante.

Recuerda estas palabras en American History X:

«El odio es un lastre. La vida es demasiado corta para estar siempre cabreado».

El odio, la irritación, la pérdida de esperanza en el ser humano que se deriva de leer ciertas noticias cortocircuitan la creatividad.

Recuerda también que, sin pretenderlo, el 46,9 por ciento de tu tiempo estás generando pensamientos infelices. No permitas que te roben el resto del tiempo ni gusanos invasores de pensamientos.

Una forma de evitar el robo de nuestro tiempo y nuestros pensamientos es no comenzar el día con las noticias ni las redes sociales, y si no necesitas consultar nada a primera hora, evita el correo electrónico y la mensajería instantánea. (Para consultar qué calles están cortadas al tráfico usa aplicaciones como Google Maps).

No necesitas saber mucho para estar en el mundo

Puedes vivir sin noticias. Pruébalo. (A menos que tu trabajo esté relacionado con noticias). Realmente, necesitas saber poco de la cultura popular y de lo que pasa en tu país para estar en el mundo.

Prueba a desayunar leyendo un libro de citas, poesía o un artículo sobre un tema que te interese y no te enerve, o prueba a no hacer nada. La guionista y directora de cine Tinuca Olivares escribió recientemente:

«Mi nuevo reto es no ponerme nada, simplemente desayunar y centrarme en el sabor de los alimentos que tomo. Aunque parezca mentira, es todo un plan».

He probado esto último y resulta sorprendente cómo se aclaran, sin pretenderlo, pensamientos que rumias hace tiempo y encuentras nuevas ideas. Aunque ignorar qué pasó en el mundo mientras dormía ya es un regalo que me concedo.

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