15 errores mentales que nos hacen tomar (muy) malas decisiones en la vida.
15 errores mentales que nos hacen tomar (muy) malas decisiones en la vida.
Explicamos cómo funcionan los sesgos e intentaremos explicar las razones evolutivas de estos sesgos y cómo nos afectan en nuestro día a día. Como veremos, los sesgos cognitivos son errores de nuestro “software” (que no de nuestro “hardware”), y por lo tanto se pueden arreglar para que seamos mucho más objetivos y eficaces ante la vida. Si quieres volverte una persona menos influenciable, eficaz, objetiva, proactiva y racional el primer paso es conocerlos para ser conscientes de ellos y saber cómo trabajarlos.
Como decíamos, los sesgos cognitivos son errores en el “software” de nuestro cerebro que nos llevan a interpretar muchas veces la realidad de manera irracional y distorsionada. Este error en el procesamiento de la información nos viene de serie por culpa de tener un ordenador tan especializado en la supervivencia. La capacidad extraordinaria de nuestro cerebro para analizar en milésimas de segundo tanta información tiene un punto débil, tiene que desechar y filtrar mucha información de manera selectiva. Este punto débil surgió como una necesidad evolutiva hace cientos de miles de años: si queríamos sobrevivir ante un depredador necesitábamos tomar decisiones en milésimas de segundos (de manera individual o en grupo) para salvar nuestra vida. Nuestro cerebro (que es un ordenador potentísimo pero no perfecto) fue evolucionando hacia un análisis de la información basado en los llamados “heurísticos”, atajos mentales que sirven para liberarnos de la cantidad de procesos mentales que tendríamos que realizar en caso contrario. Estos atajos nos pueden ayudar en determinados contextos a adoptar decisiones más rápidas y efectivas (siempre que la inmediatez sea el mayor valor como escapar de un león), pero en muchas otras situaciones nos pueden llevar a acciones muy negativas, perjudiciales y graves para nosotros.
15 sesgos cognitivos relacionados con la toma de decisiones
1. Sesgo de confirmación. Un clásico. Las personas tendemos a seleccionar todo aquello que confirme nuestras ideas mientras que nos mostramos muy escépticos con las que nos son contrarias, desvalorizándolas y considerándolas parciales o interesadas. Por ejemplo, preferimos que las noticias nos den la razón y si no nos la dan ya se encargará nuestro cerebro de boicotear esa información. Este sesgo puede provocar algo que hacemos constantemente en política: si por ejemplo nuestro partido político es corrupto, pensamos en cómo limitar su importancia; pero si es del partido rival, aunque sea de una intensidad menor, convertiremos de inmediato la anécdota en categoría.
Otro ejemplo político, Manolito vota al partido político A y sólo busca, comparte y lee historias en Facebook sobre sus propuestas, ideas y opiniones. Cuando lee algo de otro partido se enfurece y enseguida busca una razón para devaluarla. Utiliza toda su capacidad intelectual para devaluar esas ideas en vez de intentar analizar con objetividad esa información. Como resultado, Manolito continúa confirmando y apoyando sus creencias actuales (incluso con más fuerza).
Mientras tanto, Pepito vota al partido B y hace lo mismo.
Consecuencia final, Pepito y Manolito nunca llegarán a ningún entendimiento e incluso acabarán discutiendo y extremizando sus posiciones debido a este sesgo que les impide llegar a un punto en común o ver con objetividad las cosas.
2. La ilusión de serie (y otras ilusiones como la de grupo o la correlación ilusoria). Esta significa que muchas veces las personas vemos patrones donde no los hay. A nivel evolutivo este sesgo tiene todo el sentido puesto que estamos preparados para interpretar estímulos en su conjunto. Si vamos por la selva y oímos un ruido, podría ser un león… o quizás sólo un pajarillo. Pero claro, es mejor equivocarse con un falso positivo que con un falso negativo, ya que un error podría suponer nuestra muerte por exceso de confianza. El problema es cuando este sesgo nos lleva a sobregeneralizar y creernos cualquier cosa como falsas noticias o bulos conspiranoides de internet. O a perder todo el dinero apostando todo al negro en la ruleta porque tuvimos una “intuición”. O a caer en estúpidas supersticiones. O a tener en la cabeza estereotipos simplistas e irracionales como, racismos, sexismos…
3. El Efecto Barnum o Forer. Las personas tendemos a tratar las descripciones vagas y generales sobre nosotros como si fueran descripciones específicas y detalladas. Por eso se forran los videntes y existen los horóscopos: Vas a la vidente, te dice que en tu pasado tuviste una experiencia mala y ya te crees que te está hablando de Manolita Pérez García y la ruptura amorosa que tuviste con ella tras 7 años de relación, una hipoteca y un coche a medias.
4. La heurística de disponibilidad. El ser humano tiende a sobrestimar la información que tiene disponible y la recuerda con más facilidad que otros datos. Los ejemplos de este sesgo a día de hoy son muchísmos, por ejemplo, podemos pensar que quedarse embarazada es algo muy peligroso porque nuestra vecina lo pasó muy mal los 9 meses. O un ejemplo más a nivel social, se ha estudiado que en los países occidentales la muerte por actos violentos (incluidos ataques terroristas o delitos por inmigrantes) es la más baja de la historia. La mayoría de las personas se sorprenden mucho cuando escuchan estos datos. Incluso se niegan a creer en ellos: “Ya claro,dices que no hay violencia pero explicame porque leo todos los días en los periódicos que hay atentados, violaciones, asesinatos y demás…” Bienvenido a la heurística de la disponibilidad. Nos basamos en ejemplos (el último ataque terrorista) para hacer una hipótesis general (Vivimos en una sociedad muy violenta)
5. Sesgo de observación selectiva. Nuestros antepasados cuando se paseaban por la sabana se fijaban en cualquier cosa que se pareciese a un león, aunque fuese un arbusto con forma de león, la razón estaba clara, su supervivencia estaba en juego y mejor estar en una alerta selectiva. ¿Hoy en día? Pues, por ejemplo, lo dejas con tu novio y estás destrozada. Sales a la calle y sólo ves a parejas superenamoradas. Te da la impresión de que todo el mundo tiene pareja menos tú. No te preocupes, no eres la última mona sin novio, sólo ocurre que ahora te fijas más. (Por cierto, de este sesgo se aprovecha todo el rato la publicidad para colarnos lo que les da la gana )
6. Sesgo de autojustificación. Muchas veces las personas tomamos decisiones que tienen muy difícil explicación. Este sesgo nace para parchear estas decisiones,nos ayuda a no sentirnos culpables con cosas que hemos hecho mal. Así, siempre podemos encontrar motivos para justificarnos, por muy cuestionables que sean.Por ejemplo, sii después de gastarte un pastón en un Iphone que no necesitas te sientes culpable sólo te quedan dos opciones.O justificar como sea tu decisión (autoengañándote y diciéndote que es el mejor móvil, que tiene una gran cámara y te hará más cool) o reconocer que estabas equivocado. Obviamente, esta última no suele apetecer a la gente.Este sesgo también aparece en decisiones más graves como en las guerras,en decisiones políticas,en actos de corrupción, asesinatos…nos justificamos de manera totalmente irracional con consecuencias muy graves.
7. Sesgo de retrospectiva. Es la propensión a percibir los eventos pasados como predecibles. El mítico “Si ya lo sabía yo”. A posteriori todo el mundo sabe que no tenías que haber votado a aquel político, invertido en aquella empresa o seguido con aquella relación (aunque nunca te lo dijeron hasta ahora, entre otras razones porque no lo pensaban)
8.El pasado “color de rosa”. En este sesgo de memoria, solemos recordar los eventos pasados como más positivos de lo que realmente fueron. Lo que explica nostalgias de todo tipo (como la de los 80s) pero también ideas irracionales peligrosas al pensar que en los viejos tiempos no había delincuencia, ni terrorismo, ni problemas sociales, económicos o políticos.
9. La Ilusión de control. Esta es la tendencia a creer que podemos controlar o al menos influir en hechos sobre los que no tenemos ningún poder. A nivel evolutivo esto tiene un punto positivo puesto que nuestra sensación de control aumenta y hace que sigamos luchando contra el león hasta el final (aunque nuestras probabilidades de supervivencia sean casi nulas). Pero también tiene puntos muy negativos como creer que ganarás dinero en el Casino gracias a tus habilidades (sin tener en cuenta el factor estadística) Internet también es un buen ejemplo, las redes sociales nos hacen creer que nuestros comentarios incendiarios , tuits, likes y shares van a acabar con las injusticias en el mundo y nos quedamos tan a gusto. Pero va a ser que no (se cambia de otra manera)
10. La profecía autocumplida. En este sesgo va por partes. Primero partimos de un análisis irracional de una situación (“Siempre tengo mala suerte, seguro que me va a salir mal el examen”). Luego necesitamos un comportamiento que se adecúe a estas expectativas (Me pongo nervioso y me desanimo antes del examen y eso hace que no estudié lo suficiente). Y finalmente acabamos convirtiendo en real la definición previa (“Ves, ya te dije que tenía mala suerte, he sacado un suspenso en el examen”). Esta espiral de autoengaño nos puede pasar en cualquier área de nuestra vida y suele hacernos mucho daño. Por cierto, un sesgo derivado de este es el llamado Efecto Pigmalión, que conlleva hacer la profecía autocumplida pero con los demás. ¿Crees que Pepito te va a fallar como amigo? Pues seguramente si tanto lo crees, puede que logres que pase…
11. Anclaje. Es la tendencia a empecinarse demasiado en la primera información que se tiene para tomar decisiones. Es como como si echáramos el ancla en una parte de la información provocando que nuestro cerebro genere un cierto número de creencias, comparaciones y jerarquías, que son inamovibles y no negociables. A nivel evolutivo este filtro de información nos servía para tomar decisiones rápidas (por ejemplo, decidir si esa zona era peligrosa al ver unas huellas de un león). Pero hoy en día podemos encontrar muchos errores en este punto, Por ejemplo, nos puede pasar cuando vamos a una tienda que está de rebajas y el único elemento en el que nos fijamos para comprar es esa primera información, y todo lo demás (calidad, gasto final, utilidad…) desaparece de nuestro cerebro. Este anclaje también se produce en decisiones políticas, empresariales, etc…
12.Coste irrecuperable. Solemos sobrevalorar todo aquello en lo que hemos invertido tiempo y esfuerzo, ya sean los 15 minutos que llevamos en la cola del supermercado o los 15 años de matrimonio con una persona a la que ya no queremos. Esto hace que tomemos decisiones erróneas muchas veces y no nos vayamos de la cola (aunque lo mejor sería irse) o no nos divorciemos (aunque esa relación nos genere mucha infelicidad)
13. Inclinación a la negatividad. Damos más peso a las creencias y hechos negativos que a los positivos. Por ejemplo, es más fácil que os quede esta idea dicha por un político o por los periódicos: “Los inmigrantes crean delincuencia”, que esta otra: “Los inmigrantes crean riqueza). En otro nivel también nos pasa cuando únicamente tenemos en cuenta los accidentes de aviación antes de coger un vuelo.
14. Sesgo del Status Quo. Es la tendencia a querer que las cosas no cambien y que todo siga igual. Es un poco como el refrán de “Más vale lo malo conocido que lo bueno por conocer”. Este sesgo es una trampa para la creatividad, para el crecimiento personal o para los cambios sociales o políticos. Por ejemplo, preferimos tener un líder corrupto que tener que cambiar de líder.
15. El efecto Dunning-Kruger. También conocido como Síndrome de la Superioridad Ilusoria es un sesgo según el cual las personas con menos conocimientos tienden a sobreestimar lo que saben de un tema mientras que aquellos más preparados se consideran menos competentes de lo que son. Las consecuencias aquí son claras, la gente incompetente o ignorante sufre un doble golpe: no sólo llegan a conclusiones erróneas y toman decisiones desafortunadas, sino que su incompetencia les impide darse cuenta de ello.