Contaminación y desigualdad ambiental: por qué los barrios más pobres respiran peor

Contaminación y desigualdad ambiental: por qué los barrios más pobres respiran peor

La calidad del aire que respiramos está estrechamente relacionada con nuestra calidad de vida.
23 June 2019

Las personas que viven en lugares con altos niveles de contaminación son más propensas a padecer enfermedades relacionadas con el sistema respiratorio, y estas, según un informe de la Agencia Europea de Medio Ambiente, se ubican en los barrios más empobrecidos de las ciudades europeas.

¿Sabías que los barrios ricos del mundo disfrutan de una calidad del aire mayor que los barrios empobrecidos? En efecto, la contaminación es un agravio comparativo indirectamente asociado a la pobreza. Así lo desvela el último informe de la Agencia Europea de Medio Ambiente (AEMA), titulado Exposición desigual e impactos desiguales: vulnerabilidad social frente a la contaminación atmosférica, el ruido y las temperaturas extremas en Europa.

Si bien la contaminación atmosférica es un problema común a todas las ciudades europeas –la mayoría ya están tomando cartas en el asunto y han implementado programas de acción– las zonas de rentas bajas, que son a su vez las que concentran un mayor número de habitantes por metro cuadrado– sufren unos índices de contaminación más altos, lo expone a las personas con menos recursos, a los ancianos y los niños a una mayor vulnerabilidad.

El aire que respiran los habitantes de Molenbek es de peor calidad que el del barrio europeo de Bruselas. Lo mismo ocurre con Vallecas o Carabanchel en comparación al centro de la capital española. La calidad atmosférica de los vecinos de Ciutat Vella o Sant Martí también es más deciente que la de Sarrià o el barrio de Gracia. En Londres, las grandes concentraciones de población provocan que los habitantes de Earl’s Court respiren un aire más sucio y dañino que sus vecinos.

Entre las propias ciudades europeas se cumple el mismo patrón: la calidad del aire en Bucarest, Varsovia, Nicosia, Praga, Bratislava o Budapest es mucho peor que en la capital germana o las capitales nórdicas. Esto deriva en problemas respiratorios, alergias e, incluso, según la Agencia Internacional de Investigación del Cáncer, una mayor posibilidad de padecer esta enfermedad.

Las causas de esta segregación por contaminación entre barrios ricos y pobres varían de ciudad a ciudad —cada cual tiene su propia configuración socioeconómica y sus problemas sociales y de desarrollo—, pero algunos son comunes a todas ellas. La alta concentración de tráfico rodado y la cercanía de polígonos industriales y fábricas es una de las principales razones por la que unos barrios están más contaminados que otros. Además, la escasez de espacios verdes, la concentración de viviendas antiguas y edificaciones poco sostenibles a la par que la superpoblación de los barrios más humildes o la cercanía de carreteras principales o autopistas también influyen en la calidad del aire, según el informe.

Desde AMEA advierten del peligro que supone la práctica ausencia de interés por la vida política de los habitantes de las zonas más vulnerables de Europa: si no participan en la toma de decisiones a nivel municipal o nacional, es verdaderamente complicado que sus intereses específicos se reflejen en las políticas urbanas, ya que quedan a la (buena) voluntad del legislador.

La alta concentración de tráfico y la cercanía de polígonos industriales y fábricas es una de las principales razones por la que unos barrios están más contaminados que otros.

La única solución para acabar con las desigualdades ambientales, más allá de animar a la ciudadanía a que se implique en la vida política de su ciudad y su barrio, radica en que los ayuntamientos y los Gobiernos centrales creen nuevos planes de urbanismo dirigidos a rediseñar las ciudades para que sean más sostenibles y verdes para todos, y no solo para unos pocos.

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