A la industria 4.0 le sobran máquinas y le faltan profesionales cualificados
A la industria 4.0 le sobran máquinas y le faltan profesionales cualificados
“No encontramos mano de obra cualificada”, este es el grito de dolor que une a casi todos los sectores productivos de la Industria 4.0. En Europa y Estados Unidos, el país en el que nació la revolución digital. También sucede en España, donde, a pesar del desempleo aún elevado, faltan trabajadores calificados para la fábrica del futuro.
En el mercado laboral europeo se está produciendo un movimiento gradual hacia arriba de las competencias necesarias, cada vez más específicas y de alto perfil. Las empresas españolas están demandando profesionales para abordar la transformación digital. Sin embargo, las personas en busca de empleo rara vez satisfacen los requisitos cada vez más exigentes de la Industria 4.0.
“No encontramos mano de obra cualificada”, este es el grito de dolor que une a casi todos los sectores productivos de la Industria 4.0. En Europa y Estados Unidos, el país en el que nació la revolución digital. También sucede en España, donde, a pesar del desempleo aún elevado, faltan trabajadores calificados para la fábrica del futuro.
En el mercado laboral europeo se está produciendo un movimiento gradual hacia arriba de las competencias necesarias, cada vez más específicas y de alto perfil. Las empresas españolas están demandando profesionales para abordar la transformación digital. Sin embargo, las personas en busca de empleo rara vez satisfacen los requisitos cada vez más exigentes de la Industria 4.0.
Valentín Bote, director de Randstad Research asegura que “el 55% de las empresas españolas está encontrando dificultades en dar con los perfiles buscados, y hablamos de ofertas por encima del mercado. En el caso de los perfiles intermedios de FP, este porcentaje es incluso más alto. En la gran mayoría de los casos, se trata de profesionales para la Industria, sobre todo la automoción”.
La agencia europea para el Desarrollo de la Formación Profesional (Cedefop) estima que de aquí a 2025 unos 46 millones de oportunidades de trabajo (de un total de 107 millones) serán para puestos altamente cualificados. En particular, la demanda de competencias Stem (Science, Technology, Engineering and Mathematics) crecerá un 8 por ciento, frente al 3% general. Además, por bajas y jubilaciones, se liberarán más de 7 millones de puestos de trabajo en esos ámbitos. Un espacio enorme que está quedando desaprovechado.
El déficit de talento en las profesiones nativas digitales, desde el analista de datos al experto de ciberseguridad, se justifica, al menos en parte, por el tiempo necesario para capacitar a profesionales para trabajos que no existían hasta hace diez años. Sin embargo,sorprende que escaseen incluso los técnicos especializados, los profesionales calificados para usar las máquinas sobre las que se basa la Industria 4.0.
La brecha de competencias generada por la aceleración tecnológica complica la posibilidad de aprovechar al máximo las ventajas ofrecidas por esas mismas tecnologías. “En la actualidad, el verdadero desafío no es tener buenas ideas o reunir a los capitales para realizarlas, sino atraer y retener a los mejores talentos. Formados o para formar”, reconoce Andrés Raya Donet, director del programa Liderazgo de Personas y Gestión de Equipos de ESADE.
De hecho, las empresas que se lo pueden permitir destinan fondos para formar y reubicar a sus viejos trabajadores. En cambio, p ara las Pymes es difícil competir en la batalla de los talentos, ya que, a menudo, no pueden ofrecer salarios competitivos o implementar programas de capacitación atractivos.
Además, en la formación técnica y científica existe un grave retraso en la participación femenina. Si en Europa sólo el 30% de los empleos tecnológicos está ocupado por mujeres, en España este porcentaje se reduce al 15,6%, según el Ministerio de Economía y Empresa. “Estamos perdiendo el 50% del talento, además de calidades muy valoradas en el contexto actual”, acusa el profesor Raya.
Un futuro asegurado pero desdeñado
La falta de conexión ente la formación y las necesidades empresariales es una lacra histórica del circuito educación-trabajo de España. Además, el modelo de formación propuesto en los últimos años preveía casi una alternativa seca: la universidad o el abandono. Como explica Valentín Bote, “por un lado tenemos una proporción de universitarios superior a la media europea, por el otro, 3 de cada 10 jóvenes activos como mucho han superado la ESO. En Europa son 1 de cada 10 y ese 20% de diferencia está ocupado por personas con un perfil de FP”.
Es una distorsión que produce una desventaja competitiva. Según la previsiones de Cedefop, entre hoy y 2030, en España se crearán un 65% de nuevos puestos de trabajo para profesionales con cualificaciones medias (FP) y solo un 35% para universitarios. Pese a esas alentadoras previsiones, las nuevas generaciones siguen desdeñando un futuro en la fábrica 4.0.
“En Europa el 47% de los jóvenes activos de entre 25 y 29 años tiene un perfil de FP, en España es el 23%. Se están cumpliendo muchos esfuerzos para prestigiar la formación profesional. Por ejemplo, el modelo de FP dual. Además, ahora mismo todos los que salieran de una FP con un perfil para la Industria tendrían trabajo. Sin embargo, llevamos décadas despreciando esta formación y es difícil invertir esa tendencia”, explica Bote.
En España, encontrar a un profesional apto para un puesto de fabricación especializada puede llevar hasta tres meses. Por tanto, frente a la urgencia, muchas empresas se ven obligadas a desarrollar políticas de actualización de salarios con subidas por encima de lo pactado para atraer y mantener los escasos perfiles cualificados.
El problema demográfico
En EE.UU., un informe de Deloitte asegura que, entre 2018 y 2028, habrá 4,6 millones de nuevos puestos de trabajo en fabricación sin cubrir. En Europa, la situación se ve agravada por el déficit demográfico de un continente que envejece rápidamente. Los trabajadores veteranos entran ya en la última etapa de su vida laborar y las nuevas generaciones no representan una alternativa válida, ni por número ni por preparación.
La experiencia de los técnicos de generaciones anteriores es difícil de reemplazar, por lo que a menudo se apuesta por recapacitar a la plantilla. Según el profesor Raya, “habría que facilitar una formación digital a profesionales de generaciones mayores para reubicarlas y aprovechar su experiencia dentro de la impresa”. Otra opción es buscar el talento que viene de fuera.
En Alemania, en la feria del trabajo de Stuttgart, dedicada a inmigrantes y refugiados, el 1 de febrero pasado, una treintena de empresas de Baden-Württemberg estuvieron buscando trabajadores de todo el mundo. El Estado líder de la industria alemana es el más afectado por la escasez de trabajadores calificados para las profesiones técnicas de la Industria 4.0: faltan 200.000 profesionales.
Esta es también la razón por la cual el gobierno federal lanzó Kausa, un proyecto diseñado para introducir a la formación profesional a los refugiados presentes en el país desde hace al menos dos años y que hayan aprendido alemán. También los jóvenes de otros países europeos que hayan cursado parte de sus estudios en Alemania pueden participar en programas similares.
El hecho de que durante mucho tiempo se vaticinara que la mayoría de los procesos manufactureros se cubrirían con la robótica y la Inteligencia Artificial, probablemente haya desalentado a los millennials. Pensaron que ya no había futuro para ellos en la fábrica 4.0. Pero la realidad es otra.
El informe “Humans Wanted: Robots need you” de Manpower, presentado en el último Foro Económico Mundial en Davos, explica que el porcentaje de empresas que planean aumentar o mantener su fuerza laboral como resultado de la automatización ha aumentado del 83% al 87% en tres años. Al mismo tiempo, la proporción de empresas que prevén pérdidas de empleos cae del 12% al 9%.
La flexibilidad y la capacidad de solucionar problemas son calidades humanas muy valoradas por la industria
La digitalización hace disminuir la demanda de trabajadores para tareas simples y repetitivas que pueden ser estandarizadas y realizadas por máquinas o software. Sin embargo, la flexibilidad y la capacidad de solucionar problemas son calidades humanas muy valoradas por la industria. “La fábrica 4.0 debe ser flexible por definición, por lo que los nuevos técnicos de la era digital deben tener una actitud mental y una disposición al cambio”, explica Raya.
“Se están buscando hombres (y mujeres) orquesta que, además de sus conocimientos técnicos, tengan otras competencias. Es muy valorada la flexibilidad cognitiva, porque saber aprender es hoy incluso más importante que lo que ya se sabe hacer”, añade Bote. De hecho, en la fábrica tradicional, las tareas cambiaban cada veinte años, hoy este período se reduce a 3-5 años como máximo.
Según Infojobs, nos enfrentamos a un cambio de paradigma, “vamos hacia la búsqueda de empleados con cierta madurez, con principios más colaborativos, de aprendizaje, comunicación, autogestión y también de proactividad, dejando atrás modelos más sumisos, pasivos o más individualistas”.
Finalmente, “la capacidad de trabajar en equipo según los métodos de colaboración propios de entornos laborales menos jerárquicos y estructurados, más tecnológicos y dinámicos se vuelve fundamental. Lo que hay que tener claro, sin embargo, es que la cuarta revolución industrial va de personas, no de máquinas”, asegura el profesor Raya.