"La Tragedia del Humo": a 60 años del peor accidente minero en Chile

"La Tragedia del Humo": a 60 años del peor accidente minero en Chile

El 19 de junio de 1945 se produjo la mayor tragedia de un yacimiento metálico a nivel mundial: 355 obreros murieron asfixiados por un incendio en los piques de El Teniente
27 August 2015

Eran las 6:30 de la mañana del martes 19 de junio de 1945, una onda polar castigaba a gran parte del país y el frío calaba hondo en los cerca de mil mineros que algunas horas antes habían comenzado sus turnos en los piques subterráneos de El Teniente, la mina subterránea más grande del mundo dedicada a la extracción de cobre, con 2 mil 400 kilómetros de túneles y más de 5 mil trabajadores en la actualidad.

Media hora después, una explosión se oyó a lo lejos. Un incendio se había desatado al interior de una bodega de materiales, junto al pique "Teniente C". Las llamas se propagaron a unos tambores de petróleo que estallaron con facilidad. 

A continuación, gruesas columnas de humo empezaron a avanzar por los túneles. Los mineros que se encontraban más cerca del siniestro, lograron escapar entre el humo y el fuego. El resto buscó refugio en los pasillos de seguridad construidos en las galerías o al fondo de los piques. 

En ese momento se dio la alarma por vía telefónica interna de la mina, pero ya era demasiado tarde, el denso humo se había propagado y los sistemas de ventilación no funcionaron. Una nube densa impedía la visión y el escape de la gente. Además las salidas de emergencia no estaban correctamente señalizadas, lo que resultó decisivo en las proporciones de la tragedia. 

Alrededor de las 20:00 horas el fuego pudo ser controlado, pero el humo inundaba todo y los rescatistas tuvieron que esperar hasta el mediodía del 20 de junio para entrar a los túneles. 

Afuera, la voz se corrió rápidamente y casi todos los habitantes de Sewell, el campamento modelo enclavado en la montaña, se habían reunido angustiados, solicitando detalles del siniestro y esperando ver con vida a sus familiares. 

Durante tres días los hombres trabajaron sin descanso, pero lamentablemente los esfuerzos fueron infructuosos: 355 mineros yacían sin vida y otros 747 estaban heridos.

Los trabajadores no fallecieron producto del fuego, sino asfixiados y envenenados por el monóxido de carbono, que deja inconsciente a las víctimas. A eso se sumó la desesperación que se apoderó de la mayoría. 

Un informe elaborado por el Superintendente de la mina en esa época, estableció que la causa más probable del accidente fue el calentamiento de petróleo de un tambor que se habría puesto al fuego para ser procesado. El fondo del tarro habría explotado e incendió el techo, generando una corriente de aire que inundó el lugar de un humo tóxico. 

La "tragedia del humo" se convirtió en el accidente más grave de la minería chilena y el más costoso en pérdidas humanas de un yacimiento metálico a nivel mundial. 

El funeral fue realmente imponente, convocó en Rancagua desde el Presidente Juan Antonio Ríos al poeta Pablo Neruda. El Gobierno decretó duelo nacional por tres días, el comercio cerró sus puertas, los edificios públicos y las casas particulares izaron banderas a media asta, los teatros suspendieron espectáculos y las escuelas suspendieron sus clases. 

Después de una misa celebrada durante la mañana del 20 de junio en Sewell, los primeros ataúdes fueron llevados a la estación de ferrocarril rumbo a Rancagua, pues el campamento carecía de cementerio. 

Muchos culparon a la empresa por las causas del siniestro. De hecho, el Congreso promulgó leyes para quitarle atribuciones, provocando la politización de la tragedia. 

La compañía, por su parte, le bajó el perfil al accidente, indemnizó económicamente a los familiares de las víctimas y les construyó un poblado en Rancagua, conocido como la Población Las Viudas. 

El impacto que causaron las muertes en la comunidad obligó a innovar e introducir sistemas de seguridad en el trabajo que en ese entonces se practicaban en Estados Unidos y Europa. 

A partir de ese momento, la mentalidad y los hábitos de los mineros sufrieron un verdadero cambio. Se instauró el concepto de prevención de riesgos en la gestión y se creó el Departamento de Seguridad Minera que estableció procesos de comunicación directos con todos los trabajadores. Las mejoras fueron tan significativas que El Teniente ganó el premio internacional a la seguridad durante 14 años consecutivos. 

Asimismo, la tragedia obligó a reformar varias normas como la Ley de Accidentes del Trabajo, que el Congreso tramitaba hacía varios años. 
 
Este año, como todos los anteriores desde que ocurrió el accidente, se celebró en la mina un acto en memoria de los fallecidos, con la asistencia de Alicia Reyes, última viuda sobreviviente, que estuvo en el responso acompañada de Mauricio Larraín, gerente General de División El Teniente.
 
Fuentes: Emol y Codelco

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