Riesgos higiénicos en las áreas técnicas de las instalaciones náutico-deportivas y turísticas

Riesgos higiénicos en las áreas técnicas de las instalaciones náutico-deportivas y turísticas

Tuesday, 18 February 2014

El sector náutico deportivo es uno de los más importantes en nuestro país. El litoral español posee unos 7.900 km de longitud y, en él, se ubican unos 360 puertos deportivos que cuentan con cerca de 130.000 amarres. Estos datos aproximados (no se incluyen ni fondeaderos ni las denominadas marinas secas en las que la embarcación se deposita en seco en una plaza, explanada, hangar, etc.) se localizan, fundamentalmente, en el Mediterráneo, más concretamente en Catalunya, Illes Balears y Comunitat Valenciana. La evolución del sector ha sido muy significativa, puesto que en 1997 existían en España únicamente unos 130 puertos deportivos con aproximadamente 24.000 amarres. 

Tal cantidad de embarcaciones requiere áreas técnicas con instalaciones de mantenimiento y reparación de cascos y superficies, muy cualificadas en nuestras costas. La demanda es creciente debido, en buena parte, al clima idóneo para las operaciones de mantenimiento y reparación que se realizan en el otoño (las condiciones ambientales afectan enormemente al proceso de acabado) y también por el coste de dichas tareas, que es menor que en otras localizaciones.  

Estas áreas técnicas dan lugar a un buen número de puestos de trabajo cuyas tareas fundamentales incluyen, entre otras, operaciones de lijado de superficies (madera, fibras…), retoques puntuales de tales superficies, aplicación de imprimaciones con resinas, anti-incrustantes (antifouling), masillas, aceites, barnices, pinturas, etc. Todas son tareas que no están exentas de riesgos higiénicos potenciales por exposición a materia particulada de diferente naturaleza (operaciones de lijado de madera y fibras), a sílice (operaciones con chorreo de arena), a compuestos orgánicos volátiles (COV) pertenecientes a imprimaciones, resinas, pinturas o barnices, a derivados orgánicos de metales (estaño, cobre…) utilizados como biocidas químicos con finalidades anti-incrustantes (antifouling), por citar algunas de las más importantes. Por supuesto, estas tareas tampoco están exentas de riesgos potenciales de seguridad derivados, por ejemplo, del uso de herramientas manuales, ni de riesgos de lesiones músculo-esqueléticas asociadas a determinadas posturas de trabajo, ni de otros riesgos de tipo higiénico como la exposición a vibraciones y a dosis importantes de ruido.

Las condiciones de trabajo son muy variadas ya que todas estas tareas pueden realizarse al aire libre, en pequeñas cabinas, en el interior de hangares o, también, en carpas diseñadas específicamente que envuelven totalmente la embarcación, por grande que ésta pueda ser. Por otra parte, las empresas dedicadas a estas tareas pueden ser muy diferentes, abarcando desde pequeños talleres hasta grandes instalaciones con volúmenes de trabajo importantes. Tales condiciones pueden generar atmósferas de trabajo muy agresivas para el trabajador que, por supuesto, deben ser estudiadas cualitativa y cuantitativamente con mucho rigor para poder, primero, conocerlas, segundo, proponer estrategias de protección eficaces para los trabajadores y, tercero, adquirir la certeza de que los sistemas de protección propuestos se mantienen operativos a lo largo del desarrollo de todas y cada una de las tareas mencionadas.

El grupo de investigación en Salud Laboral (Prevención de Riesgos Laborales) de la Universitat de les Illes Balears conjuntamente con la Direcció General de Treball i Salut Laboral de la Conselleria d’Economia i Competitivitat de las Illes Balears está llevando a cabo un estudio de los riesgos higiénicos potenciales en operaciones de mantenimiento y reparación de embarcaciones que, actualmente, se encuentra en su segunda fase. Esta etapa persigue la determinación cuantitativa de los diferentes agentes químicos presentes en el ambiente laboral, a partir del estudio de campo inicial realizado en la primera fase para conocer la situación actual del sector, así como el estudio de las condiciones termohigrométricas y del ruido generado a causa de las diferentes tareas.

Los primeros resultados obtenidos mediante estrategias de muestreo y análisis adecuadas (indicadas entre paréntesis) confirman la presencia, entre otros agentes, de cantidades importantes de COV, incluidos agentes químicos sensibilizantes (tubos de absorción - Cromatografía de Gases acoplada a Espectrometría de masas), de polvo de sílice libre en las operaciones de chorreo con arena (filtro - Gravimetría) y de polvo de madera dura en operaciones de lijado con lijadora orbital (filtro - Gravimetría), además de una exposición elevada a niveles de ruido. La información adquirida ha hecho aconsejable comprobar la eficacia de las medidas de protección utilizadas mediante la toma de muestras de aire exhalado. La técnica de muestreo BioVOC se ha mostrado eficaz para este propósito. Finalmente, para evaluar la eficacia de las diferentes protecciones de la piel se han utilizado parches dérmicos, fundamentalmente para evaluar la protección frente a isocianatos, conocidos agentes sensibilizantes.

A partir de la información cuantitativa que se adquirirá mediante este estudio, se podrán sugerir las medidas de control más eficaces para proteger la salud de los trabajadores. Todo ello deberá repercutir en una mejora de la competitividad de las empresas del sector.

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