¿Por qué no usamos el casco? Primera parte: Lo obvio

¿Por qué no usamos el casco? Primera parte: Lo obvio

Friday, 6 July 2007

Como si fuese una culebra, una culebra veraniega, se están oyendo voces achacando los accidentes al comportamiento de los trabajadores y proponiendo mecanismos más o menos represivos para modificar estos comportamientos. Es probable que el renacimiento de estos argumentos se deba a los resultados preliminares de la implantación del carnet de conducir por puntos y a la proliferación en internet de material gráfico mostrando comportamientos más o menos suicidas, en ocasiones tildándolos de “graciosos” [i].

Entre mis alumnos de la Escuela Politécnica Superior de la Edificación de Barcelona el argumento del mal comportamiento de los obreros surge indefectiblemente, año tras año, el primer día de clase. Ante una imagen en la que un trabajador aparece sin los equipos de protección individual (EPI) de uso general (casco, ropa de seguridad y calzado) un importante número de alumnos proclama que el principal problema de la seguridad en las obras de construcción es, precisamente, el mal comportamiento de los trabajadores [ii]. Por ello, este año, como parte de la asignatura, se ha realizado un sondeo entre 26 trabajadores de la construcción en siete obras públicas de la provincia de Zaragoza [iii] al objeto de, más adelante, proceder a una investigación más amplia de este fenómeno. En este editorial presentamos una primera parte de los resultados de este sondeo, con los resultados y relaciones que podríamos denominar obvios; dejando para más adelante una segunda parte, en la que se analizan relaciones, no tan obvias, pero si fundamentales.

Entre las variables que consideramos en esta primera parte se encuentran: la edad del trabajador, su nacionalidad (española/otra), su situación contractual en la obra (asalariado del contratista, asalariado de una subcontrata, autónomo, u otra), la frecuencia de uso de estos EPI (1-Nunca a 10-Siempre), la disponibilidad de EPI's (Si/No, teniendo en cuenta que cuando los trabajadores de una subcontrata van a la obra sin las medidas de protección individual necesarias para el desarrollo de su trabajo, se les hace entrega de las EPI's, haciéndoles firmar un recibí de la entrega, que luego el jefe de obra descuenta, previo aviso por escrito de la certificación del mes en curso), y si habían recibido o no información y formación sobre los riesgos que éstos EPI protegen (Si/No).

La media de edad se sitúa en los 41,24 años, con edades comprendidas entre los 21 y los 60 años; en cuanto a la nacionalidad, la mayoría eran españoles (un 73,1%) y su situación contractual en la obra es la que se muestra en el cuadro Núm. 1: una mayoría de los trabajadores eran asalariados de subcontratas, seguidos de los asalariados del contratista, autónomos y otros.

El gráfico Núm. 1, muestra las frecuencias de las respuestas a la pregunta sobre la frecuencia de uso diario de estos equipos. La frecuencia media de uso, en una escala de 1 a 10, se situó en un 7,77 con la distribución que aparece representada en el gráfico. En cuanto a la disponibilidad equipos, esta es máxima en el caso del calzado de seguridad (un 84,6%), seguida de casco (un 80,8%) y la ropa de trabajo (un 61,5%). En el cuadro Núm. 2, recoge las frecuencias de respuestas a la pregunta de si se les había proporcionado información sobre los riesgos que estos equipos intentan proteger; cabe destacar que sólo un 57,7% de los trabajadores (15 del total de 26) declararon haber recibido esta información.

Sobre estos datos, se ha realizado un análisis de la frecuencia de utilización equipos en función de: la edad, la nacionalidad, la situación en obra y la información recibida. En cuanto a la relación entre la frecuencia y la edad, la regresión lineal entre ambas variables muestra un coeficiente positivo (a mayor edad, mayor frecuencia de uso), no significativo; también resulta ser no significativa la relación entre la frecuencia de uso y la nacionalidad: aunque la media de la frecuencia de los trabajadores españoles es superior a la de los emigrantes, la diferencia no resulta estadísticamente significativa. Si resultan ser significativas las relaciones entre la frecuencia de uso y la situación en obra, y en función de haber recibido o no información, relación que aparece representada en el cuadro Núm. 3.

Finalmente, se ha realizado un análisis univariante de la frecuencia de uso en función de estos dos últimos factores (situación en obra e información recibida). En este análisis, la relación entre la frecuencia de uso y la información recibida aparece como significativa; sin embargo la relación entre frecuencia de uso y situación en obra sólo resulta ser significativa cuando interacciona con la información recibida. El gráfico Núm. 2 muestra los perfiles de las medias estimadas en función estos dos factores.

En definitiva, entre las variables consideradas, los factores que explican las diferencias en los comportamientos medidos a través de la frecuencia de utilización de los equipos de protección individual de uso general se encuentran en la situación contractual del trabajador en la obra y en la información que este trabajador ha recibido sobre el uso de estos equipos, factores ambos que dependen precisamente de los contratistas y los promotores, dos figuras que rara vez aparecen en los materiales gráficos que se citaban al principio de este editorial.

[i] Véase, por ejemplo el videoclip Funny Building Demolition !!!

[ii] Algún alumno reconoce -probablemente porque se encuentra en clase- que las condiciones técnicas presentes en esa obra son deficientes, menor es el número de alumnos que estiman que la acción de control del jefe de obra es insuficiente, y prácticamente ninguno cita el compromiso y la acción, del promotor y de la dirección facultativa, como factores desencadenantes de ese mal comportamiento; una situación que intento corregir desde el primer día de clase.

[iii] trabajo de campo realizado por el alumno D. Jaime Ricardo Asensio.

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