Igualdad de género en el trabajo

Igualdad de género en el trabajo

Friday, 17 November 2006

Tal como se refleja en el libro “La Riqueza de las familias. Mujer y Mercado de trabajo en la España democrática”, escrito por el profesor Alfonso Alba de la Universidad Carlos III de Madrid, en nuestro país, el trabajo de las mujeres es la riqueza de las familias. Esto es debido a que un gran número de éstas, no puede prescindir de sus ingresos para subsistir.

Por otra parte, los grandes cambios institucionales producidos a raíz de la instauración de la democracia en España, tales como la Constitución de 1978, el Estatuto de los Trabajadores en 1980, la reforma del Código Civil en 1981, la creación del Instituto de la Mujer en 1983, por nombrar solamente algunos cambios a nivel estatal y sin olvidar la entrada de España en la CEE que ha supuesto la adopción de las Directivas Comunitarias (entre ellas, las relativas a la igualdad de trato), han conllevado la existencia de una igualdad entre hombres y mujeres, que aún a día de hoy es más formal que real

.

La decidida incorporación de la mujer al mercado laboral en los últimos años, ha abierto una brecha más entre los dos sexos, la llamada “brecha salarial”. En la última Encuesta de Estructura Salarial, se observa en las ramas de actividad estudiadas por la misma, que el salario/ hora de las mujeres equivale como promedio al 80% del de los hombres. Esta brecha es más acusada en aquellas ramas de actividad en que la presencia femenina es mayor, llegando a producirse diferencias de hasta el 70% del salario/ hora con respecto al del hombre. Si comparamos estos datos con los del resto de la Unión Europea, vemos que no hay prácticamente diferencia, por lo que podemos decir que al menos en este aspecto, estamos plenamente integrados

en ella.

Estas diferencias se hacen también patentes en los niveles de ocupación femenina. Según los datos obtenidos en la V Encuesta Nacional de Condiciones de Trabajo,

sólo el 35,1% de la muestra de trabajadores son mujeres. Esta distribución varía sensiblemente de una rama de actividad a otra, siendo el sector Servicios el que tiene una mayor presencia femenina y Construcción la menor.

En esta misma Encuesta, se refleja la reciente incorporación de la mujer al mercado laboral, puesto que la edad en la que se da un mayor nivel de ocupación femenina, es entre los 18 y los 44 años, haciéndose más evidente esta desigualdad en el nivel de ocupación a partir de los 45 años, y muy especialmente a partir de los 55.

Las diferencias en salud entre mujeres y hombres no sólo radican en sus condiciones físicas y biológicas, sino también en la realidad social y cultural en la que nos encontramos. Desde la óptica laboral, los riesgos para su salud están muy vinculados a la segregación, tanto vertical como horizontal, que se ha producido de la mujer en el mundo del empleo. Según datos de la Agencia Europea para laSeguridad y Salud

, de esta segregación resulta un riesgo de accidentes de trabajo tres veces menor y por el contrario, un mayor riesgo de enfermedades profesionales.

El enfoque que en general han dado los países de la Unión Europea al compromiso de “mainstreaming” de género asumido por ésta, ha sido más bien integracionista. Es decir, el abordaje de los temas de género se ha efectuado desde el marco político existente, sin que se hayan producido verdaderas reformas a nivel institucional. Parece ser que la causa es una interpretación errónea de su significado. El hecho que el concepto de igualdad de género se incluya en las políticas generales existentes, sin cambios organizativos institucionales, puede llevar a pensar que ya no son necesarias iniciativas específicas dirigidas a la mujer. Será necesario, por tanto, la aplicación de una perspectiva de género, y no un enfoque limitado de los “problemas de las mujeres”, la que permita la revolución política, social y laboral que debe provocar la asunción de este compromiso.

Dra. Mercè Ribera

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