El Coste de la Seguridad: ¿Tan Alto como Razonablemente Practicable?

El Coste de la Seguridad: ¿Tan Alto como Razonablemente Practicable?

Friday, 6 June 2008

Las discusiones sobre seguridad son a menudo un poco más que discusiones sobre riesgos disfrazados, en el sentido que tácitamente se asume que la seguridad es lo opuesto de riesgo o de peligro. Esto puede ser correcto en relación con la semántica de los dos términos, por ejemplo cuando el riesgo es definido como la posibilidad de sufrir un daño o pérdida, y la seguridad es definida como libertad de peligro, riesgo o herida. Pero esta relación no es necesariamente una buena base para la práctica de asegurar la seguridad - ni para la práctica de evitar riesgos.

Como ejemplo, considere la definición siguiente tomada del Manual de Dirección de Seguridad de la ICAO (ICAO, 2006): "La seguridad es el estado en el cual se reduce el riesgo de daño a personas o a la propiedad a, y es mantenido en o debajo, un nivel aceptable por medio de un proceso continuado de identificación de peligrosidad y gestión de riesgos."

Aquí existe un estado de seguridad si el riesgo de daño es inferior a un "nivel aceptable". Una versión más general, y extensamente usada, es que "la seguridad es estar libres de riesgos inaceptables". Aunque esto pueda parecer bastante inofensivo, levanta al menos cuatro preguntas espinosas. La primera es cuáles son los riesgos, cómo son identificados, si el set de riesgos identificados es razonablemente completo, etc. La segunda es cómo se alcanza la libertad de riesgos, p. ej., por qué medios los riesgos identificados son o eliminados o controlados, cómo se previenen los acontecimientos que inician el peligro, etc. La tercera pregunta es cuánto riesgo es inaceptable, quién decide eso (individuos, empresas, organizaciones, opinión pública, la regulación internacional), y cómo la aceptabilidad puede cambiar por condiciones externas, por ejemplo los períodos de crecimiento o recesión. La cuarta pregunta es cuánto riesgo se puede afrontar, y es un reconocimiento del hecho que la prevención de riesgos y la eliminación de estos riesgos, tienen costos económicos.

La cuestión de la accesibilidad financiera es capturada con exactitud por el principio de Tan Bajo Como Razonablemente Practicable (ALARP en inglés), donde practicable, en la práctica, significa económico.

En otras palabras, practicable no solo significa técnicamente posible, sino técnicamente posible y económicamente sustentable. Acentuar esta interpretación en ningún caso se plantea como una crítica. De hecho, sería ingenuo pedir a cualquier empresa u organización que se arruinen en nombre de la seguridad. La intención es más bien que se consideren las consecuencias de definir la seguridad como el opuesto de riesgo, y sobre todo las consecuencias de subsumir la reducción de riesgo y la gestión de riesgos bajo el principio de ALARP.

En analogía con el principio ALARP, también debería haber un principio AHARP (Tan Alto Como Razonablemente Practicable, de las siglas en inglés), que podría ser expresado de la siguiente manera: La seguridad es AHARP si el coste de cualquier aumento de aquella seguridad es extremamente desproporcionado a la ventaja obtenida del aumento.

Una consecuencia de un principio AHARP es que las medidas pasan de ser la ausencia de algo negativo a ser la presencia de algo positivo. La seguridad reactiva se enfoca en la eliminación de riesgos y prevención de accidentes, p. ej., las amenazas regulares. Si las inversiones en seguridad son acertadas, la consecuencia es que no habrá nada por lo cual el resultado pueda ser medido (cero accidentes), de ahí que no habrá nada que justifique un aumento en la inversión (menos de cero accidentes). Si por otra parte se acepta que la variabilidad de funcionamiento es útil y no solo una amenaza, entonces una inversión en seguridad no es sólo medida por una reducción de resultados adversos, sino también por un aumento de la capacidad de ajustar el funcionamiento de manera apropiada ante perturbaciones e interrupciones. El aumento de la disponibilidad y la fiabilidad de funcionamiento sobre todos los niveles no sólo mejorarán la seguridad, sino también mejorarán la capacidad de predecir, planificar, y producir. Inversiones acertadas de seguridad deberían ser medidas no sólo por la ausencia de accidentes, sino también por la presencia de resiliencia. De esto se deriva que deberíamos invertir tanto dinero como podamos, y no solo tanto como sea necesario para reducir el riesgo a un nivel aceptable.

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