AIG analiza quién tiene la responsabilidad en siniestros donde esté involucrado un cobot

AIG analiza quién tiene la responsabilidad en siniestros donde esté involucrado un cobot

AIG analiza los riesgos que entraña el desarrollo de la robótica en un contexto de auge de la tecnología y crecimiento de los conocidos como cobots (colaborative robots o robots de colaboración).
19 Octubre 2016

Según explica la entidad, “no cabe duda que el ser humano y la máquina están trabajando cada vez más estrechamente. Por ello, la seguridad de los cobots se convierte en un factor de vital importancia para fabricantes, usuarios finales, aseguradoras, abogados y legisladores. Los cobots deben ser tenidos en cuenta por las mentes más innovadoras con el deseo de gestionar y reducir los riesgos que se desprenden de su crecimiento y desarrollo”.

Para AIG, los cobots son más ligeros, fácilmente programables y más flexibles y asequibles que los robots industriales tradicionales. Los cobots, continúa el análisis de AIG, permiten a los humanos y a las máquinas trabajar conjuntamente en tareas complejas que comprenden desde el levantamiento y colocación hasta el ensamblaje y montaje.

Para las empresas, los beneficios de los cobots son muy evidentes, pues dotan a los trabajadores de nuevas herramientas para desempeñar las tareas de forma rápida y eficiente. De manera especial para las Pymes, donde el uso de los cobots puede traducirse en mejoras de la productividad, crecimiento y proporcionar puestos de trabajo más seguros, gracias a la automatización de tareas peligrosas o monótonas.

Sin embargo, continúa el análisis de AIG, los cobots que trabajan estrechamente con los humanos también representan peligros potenciales en el lugar de trabajo. Hay cobots grandes, que se mueven rápidamente y manejan herramientas peligrosas. Un mal funcionamiento de los cables y maquinaria del cobot, un error de software en su programa, o incluso una mala condición ambiental (como la existencia de un suelo resbaladizo en la fábrica), puede potencialmente producir lesiones graves en el trabajador o en el robot. Además, los avances de la Inteligencia Artificial pueden conducir a que un robot de auto-aprendizaje en el trabajo aprenda a hacer cosas y a actuar de formas que no tuvieran previstas ni el fabricante ni el usuario final.

El análisis de AIG cuestiona quién tiene la responsabilidad cuando se produce un siniestro en el que está involucrado un cobot. Lo cierto es que no es fácil distinguir la frontera entre responsabilidad profesional y la de producto.

En opinión de Gonzalo Errandonea, director de Clientes de AIG: “Si se tratara de responsabilidad profesional, entonces el ser humano sería el responsable del accidente; y si se tratara de responsabilidad de producto, entonces la responsabilidad podría atribuirse al fabricante del robot”.

Aunque no es una pregunta fácil de responder, hay una serie de leyes, reglamentos y normas de la industria que intentan ofrecer algunas orientaciones. La normativa ISO ha publicado recientemente las directrices de la industria robótica y especifica los requisitos de seguridad de los cobots.

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