Un descubrimiento inglés abarata los paneles fotovoltaicos y los hace mucho más competitivos

Un descubrimiento inglés abarata los paneles fotovoltaicos y los hace mucho más competitivos

Además, sustituye un componente tóxico, el cloruro de cadmio, por otro inocuo, el cloruro de magnesio
12 juliol 2014

Un fructífero programa de investigación desarrollado por el Instituto Stephenson de Energías Renovables, financiado por la Universidad de Liverpool y el Consejo de Investigación de Ciencias Físicas e Ingeniería  (EPSRC, por sus siglas en inglés) ha dado como resultado un descubrimiento que abarata mucho la fabricación de placas solares utilizadas para conseguir energía solar.

El trabajo fue publicado el 25 de junio en la revista ‘Nature’ y presentado al mismo tiempo en el Congreso Europeo de la Ciencia (ESOF), en Copenhagen por Jon Major, el científico que ha dirigido la investigación. El descubrimiento consiste en la sustitución de un producto químico caro, muy contaminante y peligroso de manipular, el cloruro de cadmio, que resulta clave en la fabricación de las células que captan la luz solar en los paneles, por el cloruro de magnesio, un ingrediente que se extrae del agua del mar utilizado en productos como las sales de baño.

Las células solares más baratas que se fabrican son las basadas en láminas ultrafinas de telururo de cadmio, que tienen el problema de su baja eficiencia, en torno al 2% de conversión energética. Sin embargo, cuando se les aplica una capa de cloruro de cadmio, la eficiencia llega al 15%. Esta ‘enriquecimiento’ de la eficiencia origina sin embargo un coste muy notable por los problemas medioambientales de tratamiento.

El descubrimiento del equipo de Major podría ahorrar mucho en coste de materia prima, el precio por kilo bajaría de 300 dólares a 1 dólar, pero es muy superior el ahorro indirecto, porque se eliminan las costosas infraestructuras necesarias para manipular y aplicar el cloruro de cadmio. Al final los ahorros podrían alcanzar entre 1 y 2 centavos por vatio. En la actualidad, las placas solares finas y flexibles tienen menos del 10% del mercado mundial porque China tiró los precios de las de silicona para poder competir, lo que originó demandas en la OMC. Sin embargo, un descubrimiento como el de Liverpool puede dar una ventaja competitiva enorme a las ultrafinas.

La estadounidense First Solar, que es la empresa más fuerte en este tipo de células solares, ha querido quitar importancia al descubrimiento, alegando que en sus fábricas, el tratamiento del Cloruro de Cadmio no les supone un coste excesivo, según una fuente citada en el artículo de Nature. Sin embargo, cuando el equipo descubridor del nuevo material ha estudiado la patente se ha encontrado con que First Solar había pedido en mayo una en la que se menciona al Cloruro de Magnesio. Según Major hicieron una lista de todos los cloruros posibles para cubrir la patente, pero desconocían sus posibilidades. Habrá que ver cómo se desarrolla este posible conflicto de propiedad intelectual.

El investigador inglés ha informado del interés mostrado ya por una empresa alemana, Calyxo, que estará en breve en condiciones de producir sus células fotovoltaicas con esta nueva composición. Sin embargo, en Nature , el director de tecnología de esta empresa, Michael Bauer, ha hecho unas declaraciones mostrándose escéptico sobre el impacto en los costes de su aplicación. Como puede haber mucho en juego, no es de extrañar que sean declaraciones interesadas para no rebajar precios en demasía.

Fuente: La Celosía

¿Qué opinas de este artículo?