Eres uno del millón de absentistas diarios: mayor de 45 años y con trabajo físico
Eres uno del millón de absentistas diarios: mayor de 45 años y con trabajo físico

Después de cinco años tras la pandemia por el covid, se podría esperar una cierta estabilidad económica y laboral. Sin embargo, la tasa de absentismo no ha parado de crecer desde entonces, superando incluso el máximo histórico de 2020 con un 7,1% registrado. Detrás de estas cifras se encuentran diferentes patrones que se repiten, como la edad o el esfuerzo físico que requiere el trabajo.
La tasa de absentismo nacional del cuarto trimestre de 2024 fue del 7,4%, de acuerdo con el último informe publicado por Adecco Group Institute. A pesar de haber disminuido un 0,02% respecto al trimestre anterior, la cifra ha crecido un 0,2% en comparación con el mismo periodo del año 2023.
Más allá de la incapacidad temporal (5,8%), las bajas laborales se deben principalmente a causas de salud, tanto físicas como mentales. “El absentismo laboral en España responde a múltiples factores estructurales y coyunturales que deben analizarse desde una perspectiva jurídico-laboral integral”, comenta a Vozpópuli Ana Escribá, directora del Grado en Derecho de la Universidad Internacional de Valencia (VIU).
“No existe un perfil único de trabajador que incurre en el absentismo”, explica la experta en derecho laboral, pero hay ciertas características que comparten. La mayor incidencia de ausencias se da en el sector industrial (8,1%) y en la división económica de actividades sanitarias (16,6%). “Se enfrentan de manera cotidiana a condiciones de elevada exigencia física, riesgos ergonómicos o carga emocional, lo que los convierte en colectivos particularmente vulnerables desde el punto de vista de la salud laboral”, dice Escribá.
Asimismo, “las estadísticas revelan una mayor prevalencia del absentismo entre las mujeres”, apunta Ana Escribá. Acusa esto a “la pervivencia de roles de género tradicionales”. Otro colectivo que destaca son los mayores de 45 años y no solo en incapacidad, sino también en accidentes de trabajo. “El desgaste fisiológico acumulado y de la presencia de enfermedades crónicas o degenerativas asociadas a la edad” pueden ser las posibles consecuencias, según señala la experta.
“Esta realidad obliga a superar la visión simplista que identifica el absentismo con falta de compromiso o escasa vinculación profesional, ya que los datos evidencian que también afecta de forma significativa a trabajadores con trayectoria estable, elevada antigüedad e incluso fuerte sentido de la responsabilidad”, defiende Escribá.
Es importante tener en cuenta que hay diferentes tipos de absentismo. Por un lado, está el justificado, correspondiente mayoritariamente a la incapacidad temporal. Existe asimismo el absentismo estructural o inducido, derivado de condiciones organizativas deficientes, climas laborales disfuncionales o desmotivación del trabajador. Y, por último, el absentismo amparado legalmente, que refiere a permisos por nacimiento, adopción, conflictos colectivos o cuidados.
Asturias, comunidad líder
El último informe de Adecco ha situado a Asturias como la comunidad autónoma más afectada por el absentismo laboral a nivel general con una tasa del 6,9%, destronando así a la región vasca. Por sectores, la comunidad también es líder en más de uno, como Industria (7,7%) o Servicios (6,9%). Le siguen Aragón y País Vasco, ambas con un 6,1%.
“Este dato no puede interpretarse de forma aislada, sino como expresión de un conjunto de factores que confluyen en el ámbito laboral asturiano y que requieren una lectura multidimensional”, señala Escribá. El sector industrial, “caracterizado por una elevada exigencia física, condiciones ergonómicas desfavorables y mayores tasas de siniestralidad”, predomina en el Principado, lo que supone un factor clave.
Además, en el norte de España, la población trabajadora está más envejecida. Esto “incrementa tanto la frecuencia como la duración de los procesos de incapacidad temporal, especialmente en aquellos puestos que no permiten adaptaciones funcionales o que carecen de itinerarios realistas de recolocación interna”, explica la experta en derecho laboral.
“No se puede obviar la influencia de un modelo productivo todavía fuertemente anclado en estructuras tradicionales donde la implantación de políticas activas de salud laboral, programas de ergonomía avanzada o esquemas de flexibilidad organizativa continúa siendo insuficiente o meramente formal”, expone Ana Escribá. “Asturias, en este sentido, representa no solo un caso crítico, sino también una oportunidad para demostrar que la prevención eficaz debe construirse desde la realidad concreta del trabajo y no desde soluciones generalistas que obvian el contexto”, añade.
Perjuicios por el absentismo
El absentismo laboral viene acompañado de varios factores que pueden perjudicar tanto a la empresa como al trabajador. Más allá de una pérdida parcial de los ingresos, el empleado puede ver dañada su “imagen profesional” y cuestionado su “compromiso” o, incluso, puede producirse un “distanciamiento progresivo con su grupo de trabajo”, explica la experta en derecho laboral.
“En algunos casos, y dependiendo de la duración o repetición de las ausencias, puede producirse una intervención de la mutua colaboradora con la Seguridad Social, que solicite revisiones médicas o proponga el alta anticipada; e incluso, en supuestos extremos, podría derivar en consecuencias más graves desde el punto de vista jurídico”, dice Ana Escribá.
Para la empresa, el absentismo de un trabajador supone diversos gastos de distinta índole. “Pérdida de productividad, incremento de los costes laborales indirectos, sobrecarga del resto del equipo humano, deterioro del clima laboral y afectación directa de la eficiencia organizativa” son algunos de los ejemplos. Estos perjuicios son más evidentes en “sectores caracterizados por una alta rotación, una estructura operativa ajustada o una demanda física intensa”, comenta Escribá.
En esta línea, las compañías deberían “diseñar e implementar planes de gestión proactiva del absentismo, que integren el acompañamiento médico, la evaluación psicosocial de los entornos laborales, la detección precoz de factores de riesgo organizativos y, muy especialmente, la articulación de medidas eficaces de reincorporación progresiva que favorezcan la recuperación plena del trabajador y su retorno en condiciones dignas y sostenibles”, expone la experta en derecho laboral.
El aumento que se ha producido en las últimas cifras de 2024 “puede explicarse por la plena reactivación de la actividad económica y productiva tras el periodo de excepcionalidad derivado de la pandemia”, cuenta Escribá. Así, se han normalizado los registros y comunicaciones de los procesos de baja, “especialmente en aquellos casos en los que durante los años anteriores se optó por soluciones informales”.
Asimismo, la prevalencia que ha ganado la salud mental durante estos últimos años, con patologías como el estrés laboral o la fatiga crónica, han impulsado este crecimiento. Los sectores con mucha exposición son aquellos con más absentismo por estas causas, como Servicios -con una tasa nacional de absentismo del 7,3%-, “donde el desgaste emocional y la exigencia continua influyen altamente”, dice Ana Escribá.
“El absentismo es un síntoma visible del desgaste acumulado en contextos laborales hostiles, mal dimensionados o carentes de políticas preventivas eficaces”, cuenta Ana Escribá. “Debemos empezar a reconocer que detrás de muchas ausencias hay entornos laborales que enferman y que las soluciones no pasan por reforzar únicamente los mecanismos de control o sanción, sino por garantizar condiciones de trabajo dignas y seguras”, insta la experta.