La teoría del caballo muerto en las empresas

La teoría del caballo muerto en las empresas

Esta teoría parece ser que se basa en un dicho de los indios de Dakota, que debían ser muy sabios, y que seguro que, entre muchas otras cosas, decían que “cuando descubres que estás montando un caballo muerto, la mejor estrategia es desmontar”.
16 Marzo 2025

Parece obvio, ¿verdad? pues no debe serlo tanto, porque es bastante común continuar invirtiendo tiempo, recursos y esfuerzos en un proyecto improductivo o definitivamente fallido. En vez de abandonarlo, muchas veces las organizaciones implementan estrategias destinadas a intentar revivir al caballo muerto, como, por ejemplo:

  • Comprar un látigo más fuerte, o una nueva silla de montar, para ver si el caballo muerto resucita (mejora sus resultados) si le doy con látigo más fuerte (y más caro)
  • Cambiar los jinetes, o sea, asignar a alguien nuevo a una tarea ya fallida
  • Nombrar un comité para estudiar al caballo, o lo que es lo mismo, gastar tiempo y recursos en ver qué es lo que va mal sin llegar a tomar ninguna acción.
  • Relajar las normas o los requisitos de las prestaciones esperadas de los caballos, o revisitar el concepto de muerto, de manera que se puedan incluir a los caballos muertos en dichas normas y así pasen más desapercibidos.
  • Reclasificar los caballos muertos como seres vivos discapacitados, o con cualquier otro eufemismo para no reconocer que el pobre caballo ha fallecido.
  • Atar varios caballos muertos juntos para ver si así aumentan la velocidad. O como decía un antiguo jefe mío, es cuando el más feo y la más fea de la clase van juntos al baile de graduación. Está bien ir, pero la relación va a tener poco futuro.
  • Mejorar la alimentación del caballo para ver si así el caballo muerto corre más o lo que es lo mismo, proporcionar financiación adicional y/o formación para mejorar el desempeño del proyecto.
  • Declarar que como un caballo muerto no necesita ser alimentado, cuesta menos y por consiguiente contribuye a mejorar los resultados de la empresa.

Muchos años después que los indios de Dakota, Peter Drucker, el guru del management, dijo más o menos lo mismo, pero, con otras palabras: «No hay nada tan inútil como hacer eficientemente lo que no debería hacerse en absoluto.» O sea, está muy bien buscar eficiencias, pero es inútil y contraproducente eficientar las tareas incorrectas.

Es un problema común en muchas organizaciones la reticencia a abandonar proyectos muertos. Sucede por varios motivos: porque es la idea del gran jefe y nadie se atreve a declararla finalmente inútil, porque hay demasiados compromisos adquiridos con anterioridad y nos empeñamos en hacerla funcionar como sea, o porque fue una idea de éxito en un principio, pero cuyo momento ha pasado, y sin embargo seguimos trabajando en ello casi por inercia. Y es aplicable también a nivel personal. Cuantas veces tenemos la sensación de que estamos en un fin de ciclo, que ya hemos hecho todo lo que había que hacer en el proyecto y que de ahí no se puede sacar más. En esas situaciones, lo mejor es abrazar el cambio, innovar y estar dispuestos a desmontar el caballo y buscar otro camino a seguir. Lo difícil normalmente es reconocer que el caballo que montamos ha fallecido, porque era nuestro caballo, le teníamos cariño, dedicamos en el pasado mucho esfuerzo a alimentarlo y verlo crecer, pero hay que asumir que todo llega a su fin y que lo mejor es bajarse de él. Así debería ser.

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