Cuando la vida pesa
Cuando la vida pesa
Según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), en 2021 fallecieron por suicidio 4.003 personas en España. La cifra arroja una media de 11 personas al día, y en ella los hombres representaron el 75% de suicidios (2.982) frente a las mujeres, que representaron el 25% (1.021). A falta de los datos de 2022, se trata de cifra más elevada en la historia de España desde 1906, fecha en que comenzaron los registros. El suicidio, así, se ha convertido en la primera causa de muerte no natural en nuestro país; entre los 15 y los 29 años, de hecho, constituye la primera causa de muerte absoluta. No solo eso: según las estimaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), por cada conducta autolítica –acción autoinflingida– se producen diez intentos más.
Pero ¿qué está pasando para que existan números tan elevados de suicidios? Lo cierto es que tal como indica el Estudio sobre Conducta Suicida y Salud Mental en la Infancia y la Adolescencia en España (2012-2022), elaborado por la Fundación ANAR, no existe una motivación objetiva para tomar la decisión de poner fin a la propia vida, si bien sí existen problemas asociados que las personas de menos edad no saben o no pueden resolver. La violencia contra las personas menores de edad (60,9%) y la salud mental (27,4%) son los problemas más destacados de los asociados a la conducta suicida, con un incremento de la incidencia de estos últimos en el periodo situado entre 2019 y 2022 (con un aumento aún mayor tras la pandemia). Los problemas más frecuentes son aquellos relacionados con el acoso, el ciberbullying y otras dificultades en el ámbito escolar, así como el maltrato físico y psicológico, la agresión sexual y la violencia de género.
En los últimos años, además, se han investigado los condicionamientos sociales vinculados a los suicidios. En el ámbito adulto, y en relación con estas circunstancias, existen ciertos factores de riesgo, como ocurre con la pérdida del empleo, la precariedad económica, el aislamiento social o una historia prolongada de abusos sexuales o maltrato. Se trata de circunstancias con las que, si se añade una prolongada vivencia estresante o una historia familiar con problemas de salud mental, las probabilidades de sentir desesperanza ante el sufrimiento se elevan. Disponer de más o menos herramientas para afrontar ciertas situaciones y contar con apoyo social o familiar puede ser determinante.
Según los últimos datos, en España se suicida una media de 11 personas cada día
Un primer paso para reducir el malestar pasa por compartir las emociones. Hablar con otras personas acerca de lo que está sucediendo resulta primordial, aunque se trate de algo que pueda llegar a ser complicado en una sociedad en la que la psicología positiva arrasa con los mensajes enfocados a la felicidad plena y permanente. Ponerle palabras al dolor, sin embargo, puede ser de mucha utilidad. Hasta hace muy poco tiempo, y aún hoy en día en determinados espacios, el suicidio ha sido un tema tabú. En los medios de comunicación, de hecho, se ha evitado darle visibilidad ante el temido efecto llamada (o «efecto Werther»), pero en la actualidad este enfoque ha variado. Hoy se considera que no se trata de no hablar de ello, sino de ofrecer un enfoque adecuado.
Como en muchos otros ámbitos, aunque en este con especial importancia, se vuelve imprescindible apostar por la prevención, y es que el suicidio no es un problema individual, sino que se trata de un asunto de salud pública. En 2017, el Congreso de los Diputados aprobó una Proposición no de Ley –promovida por UPN y pactada luego con PSOE y Ciudadanos– que instaba al Gobierno, entonces presidido por Mariano Rajoy, a elaborar en seis meses un Plan Nacional de Prevención contra el Suicidio. Ese plan no existe a día de hoy, aunque en la presente legislatura algunos partidos políticos como Más País decidieran darle a la salud mental espacio en el debate político. El pasado 23 de febrero, de hecho, se aprobó una proposición no de ley [propuesta que insta al gobierno a seguir una política determinada o a realizar alguna acción] de este partido sobre permisos de acompañamiento retribuidos a personas en riesgo de suicidio. En la salud mental y emocional, el cuidado y el soporte se convierten en recursos indispensables.