“A los cincuenta estás a tiempo de iniciar una gran carrera”

“A los cincuenta estás a tiempo de iniciar una gran carrera”

Soy una júnior de 54 años. Nací en Barcelona. Divorciada, y prometida con Ferran, profesor jubilado. Tengo tres hijas. Soy de izquierdas, me sorprende que haya tanta juventud de derechas. Creo en la capacidad del ser humano y en su ilusión. Hasta hace poco no sabía informática, ahora es mi trabajo
30 Enero 2022

La estrategia del camaleón

Begoña Aramburu se encontró con cincuenta años ante la vía muerta en la que un mercado laboral implacable sitúa a los veteranos.

¿Era usted una arquitecta de éxito?

Fui arquitecta durante 15 años y tenía una empresa con varios socios, incluido mi marido. Nos iba muy bien. Hasta el 2008, en que llegó la crisis inmobiliaria y se hundió todo.

Mal año para la arquitectura.

Los bancos dejaron de conceder hipotecas y se paró todo, el sector prácticamente desapareció.

¿Y usted qué hizo?

Trabajé en una empresa de cosmética de venta directa durante unos años. Después decidí estudiar diseño de moda, que en realidad está muy relacionado con la arquitectura, y me incorporé a una firma barcelonesa donde dirigí el departamento de diseño. Pero un día me quedé sin trabajo.

¿Qué edad tenía usted?

48 años y y solo tres de experiencia como diseñadora. Así que empecé a enviar currículums. Levaba tiempo sin hacerlo.

¿Le respondían las empresas?

No, la verdad es que muy pocas. Recuerdo que era el mes de noviembre, y cuando empezó el año, un enero como este, decidí empezar a buscar en serio.

¿Por dónde empezó?

Una amiga me habló de un centro llamado Cibernarium, que cubre la parte tecnológica de Barcelona Activa, y asistí a una charla allí en la que decían que en unos años se iban a necesitar muchos programadores informáticos en todos los ámbitos del mercado laboral. En aquella sesión presentaron unos cursos de formación gratuitos.

Y se lanzó.

Sí, hice una prueba de acceso y la suspendí. ¡Imagínese lo que sabía de informática!

¿Se desanimó?

Perseveré. Estudié y estudié con vídeos de YouTube. Y me volví a presentar y aprobé.

¿Pero no era más fácil volver a su profesión de siempre?

No iba a estar esperando mano sobre mano a que me llamaran. “Si hay que cambiar, se cambia”, pensé.

¿Qué programa estudió?

Java, un software que está detrás de todo lo que vemos en las páginas web y en las aplicaciones. Es lo que los entendidos le llaman el back end , las tripas de internet.

Bastante tengo con saber usar todo lo que lleva mi móvil.

Pues simultáneamente me apunté a otro curso financiado por la Generalitat para estudiar la parte front end , lo que usted ve en su pantalla. Un curso por la mañana y otro por la tarde. Cuatro meses de formación intensiva de diez horas diarias presenciales.

Auténtica inmersión informática para una profana.

Sí, los finalicé en diciembre del 2019 y en enero del 2020 ya estaba trabajando como programadora en un proyecto en la parte de Java con un contrato de seis meses. En marzo nos confinaron, pero con esta profesión yo seguí trabajando. Y luego me fichó un amigo para su empresa de marketing digital, ocupándome precisamente de ese front end .

¿No existe el paro entre los programa­dores?

En el mundo de la programación se encuentra trabajo rápida y fácilmente. Recibo semanalmente tres o cuatro ofertas de trabajo.

¿Todas buenas?

Sí, en la actualidad todos nuestros negocios pasan por la informatización. Cualquier empresa de tamaño mediano necesita un programador si quiere ser competitiva.

¿No pierde trabajos por peinar canas?

Hice varias entrevistas y en ninguna me preguntaron la edad.

¿Le recomienda a sus amigas hacer un curso de informática?

Todo el mundo ha de saber si se está quedando atrás en el trabajo o no.

¿Su cambio radical lo sintió como un cambio obligado?

Yo diría más bien que fue un cambio completamente premeditado, fruto de varias reflexiones. La principal era esta: “Tienes 51 años, eres mayor, sí, pero, con el retraso de la jubilación, te quedan otros veinte de trabajo. Y me dije: “¡En veinte años tengo tiempo de iniciar toda una gran carrera!”.

Pensaba que con esa edad todo el mundo anda calculando qué pensión le quedará.

No lo haga usted, que la veo contando los años. Yo me siento muy joven y necesitaba un sector estable en el tiempo y en desarrollo que me permitiese crecer y evolucionar.

¿También sentirse realizada?

Necesito una motivación intelectual. Me gusta mucho estudiar y la informática te obliga a ello, porque es un proceso continuo.

¿Todos tenemos que estar preparados para reconvertirnos?

Me veo como una júnior. Pero, ojo, no soy igual que una júnior de 22 años, llevo conmigo toda la mochila de mi experiencia.

¿Nunca se ha arrepentido de acometer este cambio profesional?

Solo me arrepiento de no haber conocido antes la informática.

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